El euro ha vuelto a temblar. La moneda única ha sufrido píérdidas en los mercados de divisas por el temor de los inversores de que los bancos europeos necesiten reforzar su capital más de lo que se había establecido en julio tras la publicación de los test de estríés realizados a las entidades financieras del continente.
El motivo para que haya resurgido el miedo es, primero, por la noticia de que los bancos alemanes tengan que conseguir un capital adicional de 105.000 millones de euros para ajustarse a la nueva normativa del Comitíé de Basilea.
Además, el diario The Wall Street Journal publica hoy que las pruebas de solvencia realizadas al sector omitieron información sobre las carteras de deuda soberana de alto riesgo que tienen algunos bancos. El periódico asegura que un examen más detallado que el efectuado tras la publicación de los resultados indica que muchos bancos no proporcionaron una visión tan completa de sus inversiones como pretendían los reguladores y que algunas entidades excluyeron ciertos bonos soberanos y muchos redujeron el volumen de las posiciones que mantenían en "corto".
"Parece que se han renovado las preocupaciones sobre la salud fiscal de Europa", afirma Yuji Saito, responsable de divisas de Credit Agricole, que asegura que "es negativo para el euro".
El euro ha retrocedido hoy frente a las principales divisas y se cambia frente al billete verde a 1,2690 dólares, tras sufrir su mayor retroceso desde que comenzó septiembre. Las dudas sobre la deuda sobrerana de Grecia y las palabras del director de fondos de Pimco, Andrew Bosomworth, en las que asegura que que el país heleno es "insolvente" tambiíén han contribuido a la caída de la moneda única y ha beneficiado a dos divisas consideradas activo refugio: el yen y el franco suizo.
La moneda única se pagaba este martes a 106,33 yenes, frente a los 108,42 del cierre de ayer. Por su parte, la divisa nipona se intercambia, frente al dólar a 83,8 unidades, frente a las 84,86 del lunes.
