Los dos grandes bancos españoles serán los menos afectados por la nueva tasa sobre el sector, en contra de la voluntad expresada por el propio Zapatero en junio. Así se desprende de una simulación sobre el impacto de este gravamen efectuada por el broker BPI, de la que tambiíén resulta que el Pastor será la entidad cotizada más afectada, seguida por Bankinter.
El presidente del Gobierno dijo entonces que "la tasa bancaria de la UE quiere que las instituciones financieras sean corresponsables de los desequilibrios que puedan ocasionar, singularmente aquellas de mayor tamaño y peso en el conjunto del sistema". Sin embargo, esta simulación concluye que, sea cual sea el tipo que se imponga, el efecto será justamente el contrario: perjudicará mucho a los pequeños y prácticamente nada a los grandes.
Todavía está por definir cómo se aplicará esta tasa, pero tanto EEUU como Reino Unido la han diseñado como un pequeño porcentaje sobre los pasivos bancarios excluyendo los depósitos (que ya están cubiertos por los fondos de garantía de depósitos de cada país). En el caso norteamericano, el tipo será de un 0,15% de estos pasivos y, en el británico, del 0,04% el primer año y el 0,07% el segundo.
En cualquier caso, BBVA y Santander serán los menos afectados por el impuesto. Con un tipo como el de EEUU, BBVA sufriría un impacto del 7% de su beneficio neto tanto en 2011 como en 2012, que sería del 8% el próximo año y del 7% al siguiente en el caso de Santander. Con un gravamen similar al británico, el impacto sería del 2% en 2001 y del 3% en 2012 para los dos gigantes españoles.
En el otro extremo encontramos a Pastor, donde el impuesto se comería el 34% de su beneficio de 2011 y el 24% del de 2012 con un tipo similar al de EEUU, y el 9% y el 11% si se impone una tasa como la de Reino Unido. Le sigue Bankinter, que con el modelo norteamericano dejaría de ganar el 22% en 2011 y el 17% en 2012, y con el británico, el 6% y el 8%, respectivamente.
El resto de entidades se sitúa en el medio de estos dos extremos, siempre según la simulación de BPI. De menor a mayor impacto, el orden sería Popular, Banesto y Sabadell.
España no creará un 'fondo de liquidación'
Salgado confirmó ayer durante la reunión del Ecofin en Bruselas que España incorporará la tasa sobre la banca que establezca la UE, tal como había adelantado El Confidencial en junio. No obstante dijo que el Gobierno la destinará a engrosar los ingresos del Estado y no a crear un 'fondo de liquidación' de entidades para crisis futura, que es el objetivo de este gravamen en los demás países. En el caso de que haya que liquidar entidades financieras en España, se hará con cargo a los Presupuestos Generales del Estado, según la vicepresidenta.
Los ministros de Finanzas europeos tienen sobre la mesa cuatro posibles conceptos sobre los que aplicar la tasa: los activos, los pasivos (las mejores medidas del riesgo de las entidades derivado de su tamaño, de ahí que sea la más probable), los beneficios o los bonus de sus ejecutivos. Estas dos últimas fórmulas tienen el problema de que supondrían una doble imposición: los beneficios ya están gravados por el Impuesto de Sociedades y los bonus, por el de la Renta.
El Gobierno ignora los argumentos del sector
La decisión del Gobierno supone un duro revíés para el sector en España, que se ha opuesto rotundamente a esta tasa con varios argumentos. En primer lugar, que no tiene sentido imponer una tasa nueva en un momento de desplome de márgenes y beneficios, y que además íésta se trasladará inevitablemente a los clientes en forma de mayores comisiones o diferenciales.
En segundo lugar, que debe recaer sólo sobre las entidades que han recibido dinero público (aunque en nuestro país el FROB ya tiene una penalización bastante alta en forma de intereses). "No deben pagar los platos rotos los que no han roto ninguno", declaró antes del verano el presidente de la AEB, Miguel Martín.
Y en tercer lugar, que en España ya existe el FGD para reestructurar entidades. No obstante, la propia necesidad de crear el FROB ya evidencia la insuficiencia del FGD en futuras crisis del calado de la actual.