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Autor Tema: Tiempos de turbulencia en la economí­a mundial...  (Leído 455 veces)

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Tiempos de turbulencia en la economí­a mundial...
« en: Septiembre 19, 2010, 12:41:59 pm »
Por...  Carlos Tobar
 

Otra vez se están acumulando indicios que llevan a pensar en una nueva recesión de la economí­a mundial. El más reciente lo dio esta semana Nouriel Roubini el economista norteamericano que presagió la pasada crisis, quien dijo que si el panorama seguí­a como va se quebrarí­an la mitad de los bancos de ese paí­s.
 
A menos de tres años de la última bancarrota del sistema financiero mundial, originada en el paí­s emblemático del capitalismo de hoy, los Estados Unidos, las economí­as de todos los continentes, pero especialmente en este paí­s y Europa, ven flaquear las díébiles estructuras de la recuperación. No obstante que los gobiernos y los bancos centrales de todos los paí­ses –particularmente los grandes incluyendo a China–, inyectaron cientos de miles de millones de dólares para tratar de salvar a los especuladores financieros –los modernos piratas de la economí­a–, y al sector real de la economí­a monopolista (industria, agricultura y servicios), tambiíén atenazado y esquilmado por el capital financiero, los í­ndices de desempleo aumentan imparables, mientras de manera consiguiente, se deprimen los í­ndices de consumo. Se ha llegado así­ al peor de todos los mundos. Asoma insaciable la deflación, ese mal del capitalismo que suma deflación y recesión.
 
¿Por quíé se suceden estos fenómenos crí­ticos con mayor frecuencia e intensidad? Todas las crisis del capitalismo son originadas en la sobreproducción como lo señalara sabia y premonitoriamente el viejo Marx. Abundancia de productos y escasez de compradores, esa es la contradicción. Esta situación se ve en todos los productos y servicios, que hoy se ofrecen en cantidades impensables en el pasado reciente, con precios cada vez más bajos e, inexplicablemente, menos compradores.
 
La reducción de la demanda tiene entre sus causas la creciente competencia entre los grandes monopolios –especialmente los financieros–, por los mercados del mundo, pero sobre todo por la tendencia creciente del capital a florecer a costa de las fuerzas de trabajo. Desde siempre esta ha sido una caracterí­stica fundamental del capitalismo: a más ganancias menos retribución para el trabajo y, en consecuencia, a menos capacidad de compra de los trabajadores menos consumo.
 
Esta tendencia voraz del capitalismo se ha acentuado durante los últimos 20 años. El neoliberalismo es la corriente económica que expresa sus intereses. La fórmula: reducir los costos al capital y universalizarlo. Así­ se eliminaron los controles a la circulación del capital, se le eliminaron los impuestos que se trasladaron al sector real de la economí­a y a las fuerzas de trabajo y se abrieron, mediante el libre comercio, los mercados de todos los paí­ses pobres a los negocios del capital financiero que terminó saqueando trabajo, recursos naturales y ahorro.
 
Con menores ingresos nacionales al perderse los provenientes de los impuestos al comercio exterior y a los monopolios, que con el prurito de las garantí­as a la inversión se redujeron hasta su casi extinción, a las sociedades no les quedó más remedio que aplicar las recetas del FMI y el Banco Mundial de reducir los beneficios laborales, conseguidos por los trabajadores en más de cien años de lucha.
 
Hoy las huelgas en Europa se originan en los planes de ajuste donde los trabajadores ven reducidas sus pensiones, congelados o reducidos sus salarios, privatizados los servicios de salud y educación, así­ como los servicios públicos, etc. Les están aplicando las mismas recetas que nos aplicaron a los paí­ses en desarrollo en la díécada pasada. El resultado será una exacerbación de la crisis. Preparíémonos a ver grandes convulsiones.


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