La corrección del díéficit público será más lenta de lo previsto. Al menos de lo inicialmente estimado por el Gobierno según los datos más recientes que maneja internamente el Banco de España. En concreto, y según fuentes de absoluta solvencia, el desequilibrio fiscal se situará este año entre el 9% y el 10% del producto interior bruto. “Pero más cerca del 10% que del 9%, según aclaran las fuentes.
La última previsión del Gobierno sitúa el díéficit del conjunto de las administraciones públicas en el 9,3% del PIB para este año. Por debajo, en cualquier caso, del -11,2% registrado el año pasado.
Las estimaciones del Banco de España coinciden básicamente con el consenso de los mejores institutos de coyuntura del país. El consenso de los expertos (16 servicios de estudios) sitúa el díéficit público en 2010 en el 9,7% del PIB, por encima de lo estimado por el Gobierno y en línea con la información que maneja el Banco de España. La horquilla de los expertos se mueve entre un -10,9% que estima el Centro de Predicción Económica (Ceprede) y el -8,5% que calcula el Instituto Flores de Lemus.
La discrepancia entre el Banco de España y la vicepresidenta Salgado no es muy relevante en tíérminos cuantitativos (aunque cada díécima de desviación representa unos 1.000 millones de euros), sino en tíérminos cualitativos, toda vez que los mercados están muy pendientes de lo que ocurre con la salud de las cuentas públicas, y cualquier desviación puede afectar al mercado de deuda.
La divergencia entre lo que sostiene el banco central y el Gobierno tiene en parte que ver con el hecho de que el Servicio de Estudios del Banco de España estima que la economía seguirá contrayíéndose este año. En concreto, un 0,4%. Economía, por el contrario, prevíé un avance del PIB del 0,3% este año, algo que han descartado todos los organismos económicos internacionales.
Esa discrepancia en las previsiones explica que el Banco de España estimara inicialmente un desequilibrio equivalente al 10,2% del PIB, pero este porcentaje se ha puesto a revisión en coherencia con los recorte del gasto público anunciados por el Ejecutivo en los últimos meses. En particular desde que el descontrol de las cuentas públicas situó a la economía española al borde del abismo durante los primeros días de mayo, cuando el diferencial con el bono alemán superó ampliamente los 200 puntos básicos.
Un díéficit de más de 100.000 millones
De cumplirse las previsiones del Banco de España, el Gobierno cumpliría sus propias previsiones iniciales. En el informe preliminar remitido a Bruselas el pasado 31 de marzo se estimaba un desequilibrio fiscal para este año equivalente al 9,8% del producto interior bruto. O lo que es lo mismo, 103.572 millones de euros, de los que las dos terceras partes (65.002 millones) corresponden al Gobierno central y el resto a las administraciones territoriales. En ese informe se estimaba un superávit de 2.207 millones de euros en la Seguridad Social, casi la cuarta parte que en 2009.
De cumplirse estas cifras, esto significa que este año el recorte del díéficit público se limitará a poco más de un punto porcentual del producto interior bruto. O dicho en otros tíérminos. Se habrá pasado de un desequilibrio equivalente a 117.630 millones de euros en 2009 a 103.572 millones un año más tarde. Y todo ello con un endeudamiento público que este año rondará los 694.000 millones de euros en tíérminos del Protocolo de díéficit excesivo.
Las cifras de 2010 son relevantes no sólo por el enorme díéficit público (el segundo más elevado desde que existen series históricas), sino por el hecho de que suponen el punto de partida para el año 2011, en el que el Gobierno se ha comprometido ante Bruselas a situar el desequilibrio fiscal en el 6% del PIB (el 3% en 2013). Esto obligaría a reducir el desfase en nada menos que casi cuatro puntos del producto interior bruto en un solo año. Un objetivo verdaderamente descomunal, salvo que la economía comience a tirar con una fuerza inusitada. Algo que hoy por hoy se descarta.
El consenso de los expertos sitúa el crecimiento del PIB para el año que viene en un escueto 0,6%, lo que parece escaso para un avance importante de la recaudación. Sobre todo en un contexto en el que el empleo caerá un 0,3%. En el mejor de los supuestos (las previsiones del propio Gobierno), la ocupación sólo crecerá el año próximo un 0,3%.