La misma naturaleza lleva al pez grande a comerse al pequeño, pero eso no quita que cuando íéste ve la oportunidad se atreve con los mayores. El grupo ACS, la díécima constructora del mundo por volumen de facturación, dio la sorpresa la semana pasada al confirmar su intención de lanzar una opa por el 100% de la alemana Hochtief, síéptima en el mismo ranking. Aunque luego aclararía que su objetivo es superar el 50% de íésta, el primer mordisco ya está dado -el tiempo dirá si la herida es mortal o no-.
Apenas 72 horas despuíés de conocerse la operación, otro de los peces gordos que pueblan los mares de las infraestructuras, OHL, ha reconocido tambiíén estar tanteando la posibilidad de hacerse con el 51% de la polaca Hydrobudowa, filial de PBG, la principal compañía del sector del país. Ni el grupo que preside Juan Miguel Villar-Mir, que confirmó ayer la noticia a la CNMV, ni la polaca hablan aún de acuerdo en firme. La española está ahora mismo pendiente del resultado de la auditoría (due diligence) de las cuentas de Hydrobudowa, en función de cuyos resultados se dará luz verde o no a la operación. PBG, por su parte, aseguró la semana pasada que pretende vender a un inversor internacional un 51% de su participación por unos 109 millones de euros.
De completarse la operación, OHL apuntalaría su estrategia de expansión internacional, capítulo que contribuyó decisivamente a que se anotase unos beneficios de 66 millones de euros en el primer semestre (un 26% más que en el mismo periodo de 2009). OHL facturó el año pasado en Europa del Este 540 millones de euros, cantidad que supuso el 12% de las ventas totales de la compañía. Hydrobudowa, por su parte, movió unos 425 millones de euros en la región. Su adquisición, pues, comportaría duplicar las cifras de la española.
Tradición de adquisiciones
La proximidad en el tiempo de los planes de OHL y la opa de ACS podrían sugerir que la primera haya decidido unirse a la pesca en las aguas del ladrillo por inercia, cual escualo excitado por una nube de sangre. Sin embargo, la adquisición de participaciones significativas, el lanzamiento de opas e incluso las fusiones y adquisiciones son ya una tradición entre las grandes del sector de la construcción, que en los últimos diez años no han dejado de peinar los ocíéanos en busca de oportunidades. Dejando de lado las incursiones en otros sectores, como el energíético (ACS en Iberdrola o Sacyr Vallehermoso en Repsol), los movimientos han abundado. El grupo Sacyr absorbió en 2004 a la portuguesa Somague, integrándola completamente en su división de construcción y catapultándola en el país luso. La misma compañía coqueteó con la italiana Impregilo, su actual socia en las obras del Canal de Panamá (y con la concesionaria de autopistas Eiffage, operación que vetaron finalmente las autoridades francesas).
FCC hizo lo propio con la austriaca Alpine en 2006, año en el que se hizo con el 80% de la empresa. Antes que todas íéstas, Ferrovial desembarcó en 2000 en la polaca Budimex, comprando un 59% de la empresa e iniciando su expansión por Europa central y oriental.
La de ACS será la operación más sonada en este campo, pero no la única. No siempre ocurre que el pez pequeño se coma al grande.
Acciona, OHL y TR se disputan una papelera
Ence ha preseleccionado a tres empresas, Tíécnicas Reunidas (TR), OHL y Acciona, para la construcción de una planta de biomasa de 50 megavatios en Huelva, que se convertirá en la mayor de España. La planta concentrará inversiones cercanas a los 100 millones de euros y tendrá capacidad para suministrar energía limpia a unas 400.000 personas, que se entregará mediante la modalidad de llave en mano (diseño y construcción del proyecto) y que incluirá un contrato de ingeniería que facilitará la reducción de plazos y la puesta en marcha de la nueva instalación.
El proyecto se inscribe en el plan de la compañía para la toma de posiciones en el sector, que pretende llegar a los 440 megavatios de potencia instalada en 2015.
Ence, que concentra aproximadamente el 40% de toda la energía elíéctrica producida con biomasa en España, calcula que la planta de Huelva generará unos 550 empleos estables, y hasta 1.000 contando con los inducidos.