Amancio Ortega, el hombre más rico de España, se ha convertido en los últimos diez años en unos de los inversores más activos en el mercado inmobiliario y bursátil con la compra de decenas de edificios y participaciones importantes en numerosas empresas.
Paradójicamente, su buque insignia Inditex ha vivido una vida mucho más austera y sencilla en inversiones exteriores desde que salió a bolsa, debido a una fíérrea gestión que le lleva a no invertir un duro, por ejemplo, en publicidad. Se ha enfocado en abrir tiendas y en el crecimiento orgánico. Su estrategia expansiva le ha llevado a poblar el planeta con su cientos de Zaras, Bershkas, Pull &Bears...
El grupo que dirige Pablo Isla está creciendo además financieramente a una velocidad que ha sorprendido a la comunidad de analistas que ayer trillaron su cuenta de resultados. La caja de Inditex se ha disparado un 67% interanual, hasta los 2.500 millones de euros, un dinero disponible con el que podría llegar a comprarse de la noche a la mañana, en cash, hasta 12 compañía Ibex 35 como Sacyr, Gamesa, Abengoa, BME o FCC, entre otras.
"La fortísima generación de caja y el acelerado despliegue online han sido el motor el entusiasmo sobre sus acciones", apunta en un informe el banco de inversión Citigroup. La cotización de Inditex se ha disparado hasta máximos históricos, alcanzando un precio de 57 euros por título y una capitalización superior a los 36.000 millones de euros.
Pero los planes del imperio textil no parecen encaminarse por el camino de la diversificación sectorial, sino más bien seguir apostando por la fórmula mágica que le ha llevado a convertirse en el mayor vendedor de ropa de moda y en la admiración del mercado. Crecimiento orgánico y más aperturas.
No obstante, los analistas no descartan que en un futuro la firma decida afrontar algún movimiento corporativo, si bien consideran en la mayoría de los casos que lo que Inditex puede hacer con su posición financiera es repartirlo entre sus accionistas. De cada dos euros de dividendo, su fundador y principal accionista Amancio Ortega se lleva uno. Sólo este año percibirá una paga de más de 400 millones por su posición accionarial en Inditex, una suma que eleva hasta los 2.000 millones los dividendos brutos percibidos desde que la compañía salió a bolsa en mayo de 2001