Las empresas brasileñas se están beneficiando de la perspectiva de que el próximo 3 de octubre gane las elecciones la sucesora del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, la candidata del Partido de los Trabajadores, Dilma Rousseff.
Los inversores esperan que Rousseff mantenga las políticas de su predecesor, lo que les ha animado a comprar bonos corporativos. Las compañías brasileñas llevan acumulado un nivel ríécord de ventas de bonos en los mercados internacionales este mes, en concreto 8.700 millones de dólares, según los datos de Bloomberg.
La clave de la campaña de Rousseff ha sido contar con Antonio Palocci como asesor económico. Palocci fue ministro de Hacienda, pero tuvo que dimitir en 2006 por un escándalo de corrupción.
Palocci ha sido el hombre clave del íéxito de Brasil, tal y como llegó a reconocer el propio Lula y es una de las razones por las que Pimco, mayor gestora de fondos del mundo, hizo de la deuda soberana de Brasil una de sus inversiones favoritas en mercados emergentes, tal y como ya publicó Cotizalia.
Una semana antes de la votación y ante una casi segura victoria de Rousseff, los datos revelan que septiembre ha sido el mes más activo en la venta de deuda corporativa desde 1999, que es cuando Bloomberg empezó a recopilar este tipo de datos.
Las ofertas de septiembre equivalieron al 29,4% de la emisión en 2010, en comparación con el 15% en septiembre de 2006. Una de las ofertas más destacada ha sido la de la minera Vale, que a comienzos de mes anunció una emisión de bonos en el mercado internacional de capitales para beneficiarse de la creciente demanda de valores de mercados emergentes. La compañía consiguió vender 1.759 millones de dólares con vencimiento en 2020 y en 2039. La rentabilidad de los títulos a diez años fue del 4,748%.
Pero Vale no ha sido la única. Hace unos días la siderúrgica Gerdau lanzó una emisión de bonos por 1.250 millones de dólares a diez años al 5,875% para refinanciar la deuda en vigor y la Compañía Siderúrgica Nacional (CSN) recaudó el pasado 16 de septiembre 1.000 millones de dólares con la venta de bonos perpetuos con un rendimiento del 7%.
La compañía de telecomunicaciones Oi, la mayor del país, es otra de las empresas que ha emitido deuda. Hace una semana colocó 1.000 millones de dólares en bonos a diez años en el extranjero, con un cupón del 5,5%.
“Dilma significa una continuación del gobierno de Lula, que a los ojos de los inversores fuera de Brasil es buenoâ€, explica Natalia Corfield, analista de deuda corporativa de ING, en declaraciones a Reuters. “Los inversores tienen efectivo que deben poner a trabajar y las empresas están aprovechando esta circunstanciaâ€.
Los expertos tambiíén esperan que el Gobierno de Brasil anuncie incentivos para los mercados de capital antes de finales de año en un intento por reducir los actuales costes a los que tienen que hacer frente empresas e inversores, según indicó la semana pasada el consejero delegado de gestor de la Bolsa de Sao Paulo, Edemir Pinto.
Pinto destacó que quieren “terminar con los impuestos a la inversión extranjeraâ€. Unas declaraciones que se referían a la tasa del 2% que impuso la Administración en 2009 para las compras de acciones y bonos por parte de extranjeros, con la intención de que el capital entrase en la economía real.
Las ventas de deuda de Brasil forman parte de una tendencia mundial entre los emisores
de aprovechar tipos de interíés históricamente bajos en Europa, Japón y Estados Unidos, que sirven de referencia para la deuda de los mercados emergentes, tal y como destaca Bloomberg.