Por... Beatriz De Majo C.
Una serie de reuniones de muy alto nivel entre personeros de los gobiernos americano y chino que no han recibido mucha atención de la prensa, ya que otros eventos mundiales coparon la escena global, tuvieron lugar en China en el mes de septiembre.
Ambos gobiernos se han embarcado en un esfuerzo por aliviar las tensiones que se manifestaron con fuerza entre sí en la primera mitad de este año.
La agenda de Wen Jiabao estuvo, pues, cargada con los temas económicos, estratíégicos y de seguridad que han surgido entre ambos titanes.
Fue así como en un espacio de un mes recibió la visita de Jimmy Carter y sostuvo reuniones formales con Larry Summers, director del Consejo de Economía Nacional, con Thomas Donilon, el subdirector de Seguridad Nacional y con el subsecretario de Estado, James Steinberg.
Los temas militares habían generado chispazos entre los dos países y quizá el más trascendente reclamo, del lado americano, viene de la postura acomodaticia que China ha evidenciado en relación con el establecimiento de sanciones a Irán por su carrera atómica, un tema en el que el resto del Consejo de Seguridad -Rusia incluida- ha sido, sin duda, supportive con los americanos.
Otro importante motivo de desencuentro ha sido el de la venta de armas de Estados Unidos a Taiwán y uno que generó molestia en el país asiático fue el reciente y muy duro reporte del Ministerio de la Defensa americana en torno a la falta de transparencia en los planes chinos de expansión y modernización de su fuerza militar.
Un último asunto que había puesto piedras entre las ruedas de la relación bilateral fueron los ejercicios militares conjuntos entre la nación americana y Corea del Sur que levantaron protestas formales de parte del lado chino.
China, por su parte, mantiene serias reservas sobre la carrera armamentista nuclear de Corea del Norte y en ese terreno precisa contar con el apoyo norteamericano, un apoyo que hasta ahora ha sido tibio, debido a la suspensión de las conversaciones del Grupo de los 6, en el que toman parte, además de China y Estados Unidos, Corea del Norte y del Sur, Japón y Rusia.
En el campo económico, el proteccionismo desatado en China para hacer repuntar su economía, a raíz de la crisis económica mundial, ha generado fuertes reservas y duras expresiones oficiales en el medio americano, particularmente en lo referente a la manipulación del yuan, que mantiene a China con un liderazgo indiscutible y creciente en el comercio internacional.
En todo 2010, la diplomacia entre ambos funcionó a nivel de micrófonos: los dos países no se sentaron a hablar del tema. Pero para esta hora, despuíés de las visitas, ya los Estados Unidos cuentan con garantías de que la liberalización de la economía china le proporcionará un medio estable y creciente a las empresas americanas en su suelo y el tema del valor de moneda china será mantenido bajo revisión.
En síntesis, ninguno de estos desencuentros, ni los económicos ni los militares, han sido resueltos, pero las posturas han sido explicadas y aliviadas en el mes de septiembre.
El mensaje global es claro: la clave de las relaciones bilaterales es animar la voluntad política de entendimiento de manera que no tomen cuerpo las diferencias de posturas frente a situaciones vitales para ambos.