La inversión geomagníética de la Tierra, mito del 2012

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La inversión geomagníética de la Tierra, mito del 2012


La próxima vez que el campo magníético de la Tierra sufra un cambio, la aguja que apunta al norte de las brújulas apuntará al Sur en lugar de apuntar al Norte. Los cientí­ficos no saben cuándo ocurrirá esto, y se discute sin demasiados datos sólidos sobre ello.

Los estudios establecen cuánto fue el tiempo que llevaron los últimos cuatro cambios (uno cada 26 mil años). Tambiíén muestra que, dramáticamente, los giros ocurren primero más cerca del ecuador que en regiones de latitudes más altas cercanas a los polos.

Aquellas personas a las que les toque la próxima transición de polaridad —que algunos cientí­ficos creen que se encuentra en curso— verán el cambio en las brújulas y deberán acostumbrarse a que íéstas se comporten de distintas maneras en distintos sitios, (Brad Clement, de la Universidad Internacional de la Florida)

El campo magníético de la Tierra se genera muy en el interior del planeta. Existe un núcleo central de hierro sólido que se encuentra rodeado por otro núcleo de hierro fundido. Ambos giran a diferente velocidad y la interacción entre las regiones crea lo que los cientí­ficos llaman la "dí­namo electromagníética". Es algo así­ como un motor elíéctrico y genera un campo magníético semejante a un imán gigante.

El proceso aún no se comprende del todo. De hecho, un estudio sugiere que el manto del planeta, que rodea al núcleo, tambiíén forma parte de este juego.

Como sea que funcione, los cientí­ficos consideran que esto ha estado ocurriendo durante por los menos los últimos 3 mil millones de años de la edad total de 4.600 millones de años que tiene la Tierra. Pero el cambio es algo tramposo, pues cambia de manera despareja, volviíéndose más fuerte y luego más díébil, moviíéndose de un lado a otro y aún cambiando totalmente de polaridad.

"En los últimos 4 millones de años han existido 14 cambios de polos magníéticos.. Esto podrí­a sugerirnos que ya deberí­amos estar en el proceso de un nuevo cambio, pero no necesariamente.. Los cambios pueden ser periódicos o no, o sea que no se rigen con un esquema o siquiera a intervalos que se puedan determinar con precisión.

Aún así­ la intensidad del campo magníético ha estado decayendo durante los últimos 2.000 años y "lo ha hecho muy significativamente" durante las dos últimas díécadas, dijo Clement. Un estudio reciente muestra que la disminución de su fuerza llega a un 10 por ciento en los últimos 150 años.

Los investigadores tampoco han descubierto cuánto tiempo lleva que se complete la transición del cambio magníético. Los estudios sugieren que se requieren entre 1.000 a 28.000 años para iniciar y completar el cambio. Tendremos que estar pendientes de que una buena mañana no veamos las brújulas indicándonos el polo Norte, sino el Sur.

Esta relativamente nueva teorí­a del fin del mundo ha encontrado sus repercusiones en distintas sectas adventistas y ámbitos de la web dedicados a posibles catástrofes, que incluso usan las profecí­as mayas como referencia de sus predicciones. Sin embargo, la explicación más puramente racional y cientí­fica da por tierra con los argumentos más fantasiosos generados.

En el interesante sitio dedicado a publicaciones cientí­ficas, Universe Today, el fí­sico solar Ian O'Neill presenta algunos datos cientí­ficos corroborados que no niegan la posibilidad de que se díé un fenómeno como la inversión geomagníética de nuestro planeta, pero se realiza una importante aclaración: es imposible determinar en quíé momento se producirá este fenómeno, por lo que el cálculo catastrofista que relaciona el cambio de era previsto por los Mayas en el 2012 con la alteración de los polos es, por lo menos, meramente especulativa.

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"Aparentemente, el 21 de diciembre de 2012, nuestro planeta experimentará un poderoso evento. Esta vez no estamos hablando del Planeta X, Nibiru o una llamarada solar “asesina”, este evento se originará en las profundidades del núcleo de nuestro planeta, forzando un cambio catastrófico en nuestro campo magníético protector. No sólo notaremos una rápida reducción de la fuerza del campo magníético, sino que veremos tambiíén cómo los polos intercambian rápidamente su polaridad (es decir, el polo norte magníético se situará en el polo sur y viceversa).

¿Quíé significa esto para nosotros? Nuestra armada de satíélites de comunicación y militares caerá de sus órbitas, añadiendo más caos en el suelo. Habrá disturbios sociales, guerras, hambre y un colapso económico. Sin GPS, nuestras lí­neas aíéreas tambiíén se estrellarán contra el suelo…

Usando las Profecí­as Mayas como excusa para crear nuevas y explosivas formas en las que nuestro planeta pueda ser destruido en 2012, los apocalí­pticos usan la teorí­a del desplazamiento geomagníético como si íéste estuviese grabado en piedra. Simplemente debido a que los cientí­ficos han dicho que podrí­a suceder en este milenio, esto parece prueba suficiente de que sucederá en los próximos cuatro años. Desgraciadamente, aunque esta teorí­a tiene algo de respaldo cientí­fico, de ninguna forma se puede predecir si la inversión geomagníética tendrá lugar en los próximos dí­as o en los próximos millones de años…

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Primero, vamos a diferenciar entre inversión geomagníética e intercambio polar. La inversión geomagníética en el campo magníético de la Tierra, es cuando el polo norte pasa a ser el polo sur y viceversa. Una vez se ha completado este proceso, nuestras brújulas apuntarí­an hacia la Antártida, en lugar de al norte de Canadá.

Los intercambios polares se consideran eventos que probablemente ocurren unas pocas veces en la escala temporal del Sistema Solar. Hay un par de ejemplos de planetas que han sufrido un intercambio polar catastrófico, incluyendo Venus (que rota en dirección opuesta al resto de planetas, por tanto fue volteado por un evento descomunal, tal como una colisión planetaria) y Urano (el cual gira de lado, habiendo sido sacado de su eje por un impacto o algún efecto gravitatorio causado por Júpiter y Saturno). Muchos autores (incluyendo los propios apocalí­pticos) a menudo citan a ambos, inversión geomagníética e intercambio polar, como la misma cosa. No es el caso.

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¿Cada cuanto tiempo tiene lugar?

Las razones subyacentes a la inversión de los polos magníéticos apenas se comprenden, pero todo se debe a la dinámica interna del planeta. Conforme nuestro planeta gira, el núcleo de hierro fundido fluye con libertad, forzando a los electrones libres a que fluyan con íél. Este movimiento convectivo de partí­culas cargadas configura un campo magníético que tiene sus polos en las regiones polares norte y sur (un dipolo). Esto es conocido como efecto dinamo. El campo magníético resultante es aproximadamente como un imán, permitiendo que el campo recubra nuestro planeta.

Este campo magníético pasa a travíés del núcleo a la corteza y sigue hacia el espacio en forma de la magnetosfera de la Tierra, una burbuja protectora que está siendo constantemente azotada por el viento solar. Dado que las partí­culas de viento solar están habitualmente cargadas, la potente magnetosfera de la Tierra desví­a las partí­culas, sólo permitiendo su llegada a las cúspides polares, donde las lí­neas de campo magníético se abren. Las regiones en las que entran estas partí­culas energíéticas, brillan en forma de auroras.

Algunas teorí­as del 2012 sugieren que la inversión geomagníética de la Tierra está conectada con los ciclos naturales del Sol. No existe ninguna prueba cientí­fica que apoye esta afirmación. Ningún dato observado jamás ha generado esta sugerencia de conexión de cambio de polaridad magníética entre el Sol y la Tierra.

La fuerza del campo magníético sube y baja

Las variaciones en el campo geomagníético en el oeste de los Estados Unidos desde la última inversión. Las lí­nea punteada vertical indica el valor crí­tico de intensidad bajo el cual Guyodo y Valet (1999) consideran que han tenido lugar varias excursiones direccionales.

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Se han publicado recientemente nuevas investigaciones sobre el campo magníético de la Tierra, en el ejemplar del 26 de septiembre 2008 de la revista Science, sugiriendo que el campo magníético de la Tierra no es tan simple como se creí­a.

Además del dipolo norte-sur, existe un campo magníético más díébil y disperso por todo el planeta. Se han medido variaciones de fuerza en el campo magníético de la Tierra y es bien conocido el hecho de que la fuerza del campo magníético actual tiende a disminuir. El nuevo artí­culo de investigación, co-escrito por el geocronólogo Brad Singer de la Universidad de Wisconsin, sugiere que el campo magníético más díébil es crí­tico para la inversión geomagníética. Si el dipolo más potente (norte-sur) reduce su fuerza de campo magníético por debajo del campo distribuido, normalmente más díébil, la inversión geomagníética es posible.

El campo no siempre es estable, la convección y la naturaleza del flujo cambian, y esto puede provocar que el dipolo generado aumente o disminuya de intensidad y fuerza. Cuando se hace muy díébil, es menos capaz de alcanzar la superficie de la Tierra, y lo que se empieza a ver surgiendo, es este dipolo no axial, la parte más díébil del campo que queda.

El grupo de investigación de Singer analizó muestras de antigua lava de volcanes en Tahití­ y Alemania de hace 500 000 y 700 000 años. Observando en la lava un mineral rico en hierro llamado magnetita, los investigadores fueron capaces de deducir la dirección del campo magníético.

El giro de los electrones en el mineral está gobernado por el campo magníético predominante. Durante las íépocas de un potente campo dipolar, estos electrones apuntan hacia el polo norte magníético. Durante las íépocas de un campo dipolar díébil, los electrones apuntan hacia donde lo haga el campo dominante, en este caso el campo magníético distribuido. Creen que cuando el campo magníético dipolar debilitado cae por debajo de cierto umbral, el campo magníético distribuido dispara el campo de eje dipolar, provocando una inversión geomagníética.

El campo magníético es una de las caracterí­sticas fundamentales de la Tierra. Pero es aún uno de los mayores enigmas de la ciencia. Por quíé tiene lugar [la inversión] es algo que la gente ha estado preguntándose durante más de cien años.

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Nuestro errante polo magníético

Aunque parece haber una tendencia actual a una disminución de la fuerza del campo magníético, el campo magníético actual aún se considera que está por encima de la media cuando se compara con las variaciones medidas en la historia reciente. De acuerdo con los investigadores de la Institución Scripps de Oceanografí­a en San Diego, si el campo magníético continúa su bajada en la tendencia actual, el campo magníético se harí­a cero, ero no se sabe en cuanto tiempo.

Sin embargo, es posible que la fuerza del campo magníético simplemente rebote e incremente su fuerza como lo ha hecho en los últimos miles de años, continuando con sus fluctuaciones naturales.

Las posiciones de los polos magníéticos tambiíén se sabe que están dando vueltas sobre las posiciones ártica y antártica. El polo norte magníético por ejemplo se ha acelerado sobre las llanuras del norte de Canadá de 10 kilómetros por año en el siglo XX a 40 kilómetros por año más recientemente. Se piensa que si continúa esta tendencia hacia el norte, saldrá de Norteamíérica para entrar en Siberia en pocas díécadas. Este, sin embargo, no es un nuevo fenómeno.

Desde el descubrimiento de James Ross de la posición del polo norte magníético por primera vez en 1831, su posición ha vagado cientos de kilómetros ..

¿No habrá juicio final?

Las inversiones geomagníéticas son un área fascinante de la investigación geofí­sica que continuará ocupando a los fí­sicos y geólogos durante los próximos años. Aunque la dinámica subyacente a este evento no se comprende por completo, no hay absolutamente ninguna evidencia cientí­fica que apoye la afirmación de que podrí­a haber una inversión geomagníética alrededor del 21 de diciembre de 2012.

Además, los efectos de tales inversiones han sido totalmente sobrevalorados. De experimentar una inversión geomagníética a lo largo de nuestras vida, es improbable que suframos ningún evento de extinción masiva (despuíés de todo, el hombre moderno, homo erectus, pasó por la última inversión geomagníética, aparentemente sin sufrir daños).

Muy probablemente experimentaremos auroras en latitudes altas, mientras que el campo magníético dipolar se asienta en su nuevo estado invertido, y podrí­a haber un pequeño incremento de partí­culas energíéticas espaciales (simplemente porque se debilite la magnetosfera, no significa que no tengamos protección magníética), sino que además estamos (muy) protegidos por nuestra gruesa atmósfera.

Los satíélites pueden fallar y los pájaros migratorios quedar confusos, pero predecir un colapso mundial no es tan sencillo de pronosticar.

En conclusión:

Las inversiones geomagníéticas son de naturaleza caótica. No hay forma de predecirlas.

Que el campo magníético de la Tierra se debilite no significa que estíé cerca el momento del colapso.
Los polos magníéticos no están fijos en unas posiciones geográficas, se mueven (a velocidades variables) y así­ lo han hecho desde que se iniciaron las medidas.
No existen pruebas que sugieran un forzado externo de la dinámica geomagníética interna de la Tierra.

Por lo tanto, ¿habrá un evento de inversión geomagníética en 2012? Se cree que no.

El escenario apocalí­ptico de 2012 falla de muchas formas. No hay duda que las inversiones geomagníéticas tendrán lugar en el futuro de la Tierra, pero estamos hablando de escalas temporales impredecibles, difí­cilmente en los próximos cuatro años.

Kristen Neiling
Dirección y Producción
Agencia CPl.News ®
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