Finales de abril. El director financiero de Antena 3, Antonio Manso, zanjaba: “Descartamos una operación corporativa a corto plazoâ€. Una afirmación que dejaba en un impasse las conversaciones en marcha con La Sexta para cerrar una fusión. Cinco meses despuíés, la operación cobra un nuevo impulso. Según ha podido saber El Confidencial por fuentes de toda solvencia, las negociaciones entre la cadena de Planeta y la participada por Jaume Roures se han reavivado, sin que sea inminente un acuerdo sobre los tíérminos de la transacción.
¿Quíé ha cambiado en estos meses? En primer lugar, la situación del mercado. Antena 3 y La Sexta aparcaron su cortejo en un momento de bonanza, con la eliminación de la publicidad en TVE llenando las arcas de las cadenas. Antena 3 alcanzó un beneficio neto de 57,6 millones de euros en el primer semestre del año, frente a los 22,7 del mismo periodo del año anterior. La Sexta incluso anunció meses de números negros y que sus socios ya no tendrán que hacer más aportaciones. Los estudios de los bancos de inversión y los primeros datos de las propias televisiones coinciden en que la segunda parte del ejercicio será más floja.
En segundo tíérmino, es clave la postura de la Comisión Nacional de la Competencia (CNC) ante la operación de compra de Cuatro por parte de Telecinco, que discurre en paralelo a la entrada de Mediaset y Telefónica en Digital Plus. Hasta el punto de que marcará el futuro del sector y los operadores quieren tomar posiciones. Aunque la CNC ya adelantó que observa obstáculos a la competencia en distintos mercados audiovisuales y en el publicitario, la última palabra la tiene el Gobierno. Y hay temor a las presiones que puedan ejercerse desde los afectados ante la CNC y el propio Ejecutivo para condicionar cómo se articula la integración.
“Si la operación sale sin limitaciones a la comercialización conjunta de espacios publicitarios y, sobre todo, a la compraventa de contenidos, la fuerza de Prisa, Telecinco y Telefónica sería devastadora y obligaría a mover ficha a los competidoresâ€, aseguran fuentes del sector. El consejero delegado de La Sexta, Josíé Miguel Contreras, denunciaba esta semana que “asistimos a un proceso de integración vertical entre la televisión de pago, en abierto, las telecomunicaciones y la producción de contenidos jamás visto en España. Por ello, abogaba por “severas condiciones que le impidan adquirir derechos sobre los contenidos más atractivosâ€.
Mayor predisposición al acuerdo
Desde los entornos de las cadenas se envía un mensaje de cautela. Fuentes cercanas a La Sexta aseguran que siempre ha habido conversaciones y que los canales de diálogo están abiertos. En esta línea, añaden que “es posible que durante un tiempo los contactos fueran menos activos y ahora se han reavivado un poco másâ€. Fuentes cercanas a Antena 3 aseguraron que no hay ninguna novedad sobre la operación, aunque tambiíén que nunca se ha dejado de hablar entre ambas cadenas de las cuestiones que afectan al sector. En suma, puede haber mayor predisposición para un acuerdo, por mucho que íéste se encuentre lejos de materializarse.
“La due diligence está hecha desde hace año y medio. Es una cuestión de voluntad y de momentoâ€, aseguran fuentes conocedoras de los contactos. Las cuestiones que pararon la operación ya fueron adelantadas por El Confidencial. En febrero se reabrió la valoración de los activos, no había acuerdo sobre la política de dividendos y ambas firmas discrepaban sobre cómo asignar al holding las eventuales píérdidas de La Sexta en 2010. La ecuación de canje acordada por ambos grupos concedía un 77% para Antena 3 y un 23% a La Sexta. Los problemas surgidos en ese reparto estaban en las dudas de La Sexta sobre la “aplicación económica†de esos porcentajes, explicaron entonces fuentes conocedoras de las conversaciones.
Como un paraguas que aglutinaba todos estos lastres estaban los problemas de estructura, quizás los más serios. Antena 3 era partidaria de una gestión conjunta del holding si se integraban las cadenas; La Sexta temía un proceso de absorción como el que sufrirá Cuatro tras la compra de Telecinco y quería conservar cierta autonomía en el día a día. Sobre todo en lo que afecta a la gestión de los contenidos. Unas divergencias que enlazan con la dificultad de imbricar organizaciones con culturas empresariales muy distintas. Sobre esto tendrán que volver los actores de la negociación.