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Autor Tema: Ofensiva de Argelia por el 'pastel' del gas en España  (Leído 413 veces)

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Ofensiva de Argelia por el 'pastel' del gas en España
« en: Octubre 12, 2010, 08:24:52 am »
Ofensiva de Argelia por el 'pastel' del gas en España

por Lorena López y Rubíén Esteller en El Economista

Sonatrach se siente fuerte, sobre todo, a raí­z del laudo arbitral de la Corte de Parí­s que le dio la razón ante Gas Natural para subir los precios del gas.

Ahora el objetivo del principal suministrador de gas de España se centra en consolidar una posición de dominio en este mercado, algo que ya ha comenzado a travíés de las presiones ejercidas por los precios de los contratos y por la inminente puesta en marcha del gasoducto Medgaz, el tubo que unirá de manera inminente España y Argelia.

El gigante estatal puede dar un salto cuantitativo en su cuota de suministro para pasar del 36 por ciento actual a más del 55 por ciento, en tanto que Francia no díé luz verdea la interconexión gasista (Midcat), previsto inicialmente para mitad de este año y que tiene como objetivo que el gas transite por España como nexo hacia toda Europa y reducir así­ la dependencia con Rusia.

Pero Sonatrach no sólo ha ido tomando posiciones en los contratos de suministro, sino que desde 2007comenzó su conquista hací­a la Pení­nsula. La compañí­a opera ya a travíés de 3 comercializadoras (conjuntamente con Cepsa, EDP y la suya propia) y aprovisiona a todos sus principales competidores, como Gas Natural Fenosa, Endesa e Iberdrola.

Además, el gigante argelino ya cuenta con una participación en la planta regasificadora de Reganosa y tambiíén en aproximadamente 250 megavatios en instalaciones de cogeneración, así­ como un 25 por ciento en dos ciclos combinados (Soto Ribera 4 y 5).

Sin embargo, parece que esta presencia le resulta baladí­ y su imparable paso en la Pení­nsula ha obligado al Ministerio de Industria a crear recientemente un marco legal, tal como adelantó elEconomista, que le servirí­a para frenar toda una ofensiva de una empresa extracomunitaria en cuyo paí­s no pueden operar en igualdad de condiciones las compañí­as españolas y que no tiene ninguna limitación en la licencia de comercialización que le concedió el exministro Joan Clos en 2007.

De un lado, Sonatrach ha comenzado a ejercer presión sobre los precios del gas en las revisiones de estos contratos a largo plazo que son trianuales, pero que ahora coincide con un momento donde la evolución de los mercados muestran lo contrario. Las maniobras de Argelia no sólo afectarí­an a Gas Natural, sino al resto de grandes compañí­as que comercializan esta materia prima en España, como Endesa e Iberdrola.

Según algunos grupos, si las empresas no ceden, Sonatrach amenaza con romper los contratos y vender directamente gas a los consumidores a travíés de su propia comercializadora, donde ya tiene una cuota del 1,04%. "Estas presiones acaban repercutiendo sobre los contratos y, por lo tanto, sobre los precios que pagan los consumidores", lamentan desde el sector gasista.

Y esta forma de presión se ha extendido a la inminente firma de los contratos para el gasoducto Medgaz, que se ha retrasado ante la pretensión de Argelia de imponer sus precios. Pero la construcción de este tubo ha tenido bastantes entresijos. El consorcio Medgaz está formado por Sonatrach (36 por ciento), Iberdrola (20 por ciento), Endesa (12 por ciento), Cepsa-Total (20 por ciento) y GDF-Suez (20%).

Un poder atí­pico en un tubo
Desde sus comienzos, el accionariado de Medgaz ha sufrido modificaciones, puesto que en noviembre de 2006, BP y Total, que eran accionistas anteriormente, tuvieron que vender sus participaciones por no tener contratos de transporte de gas argelino. Y es que el pacto obligaba a la venta de las acciones si los socios no tení­an una capacidad de transporte contratada proporcional a su participación accionarial.

Pero para contratar capacidad de transporte habí­a que lograr antes un contrato de suministro de gas argelino. Sonatrach, que es la suministradora de gas, tuvo así­ un papel decisivo en la determinación del accionariado de Medgaz, al elegir con quíé socios contrataba el suministro y cuánta cantidad. Expertos del sector destacan que es significativo que las participaciones argelina y francesa (dos paí­ses tradicionalmente aliados), sumen en conjunto el 68 por ciento del accionariado de Medgaz, dejando en minorí­a el accionariado español -octava desventaja-.

Esta situación es atí­pica en relación a los grandes gasoductos de transporte internacionales para los suministros de gas ruso y argelino que suministran a los mercados europeos, en los que el control de estos tubos lo tienen las grandes empresas de suministro a los paí­ses (E.ON, Eni, GDF-Suez) y no los productores, como Sonatrach y Gazprom (novena desventaja).

Y precisamente son Francia y Argelia los que tienen en su mano abrir paso al gas por los Pirineos de cara Europa para tener menos dependencia con el gas ruso. Sin embargo, es un varapalo para España, y sobre todo para el norte del Viejo Continente.

En este sentido fue cuando el paí­s galo rechazó la construcción de un tramo del megaproyecto de interconexiones gasí­sticas que tiene en marcha con España. En concreto, Francia se opuso a una conexión a travíés de Irún alegando que no habí­a ofertas suficientes para cubrir esta parte. Sin embargo, y ante las presiones de Bruselas, se ha retomado de nuevo el proyecto a travíés de las subastas denominadas Open Season, pero el proceso parece aún demorarse bastante.

Con la situación actual, el gas que venga de Argelia se quedará en España, en un momento donde la caí­da de la demanda ha demostrado una sobrecapacidad de la potencia instalada del sistema energíético y como consecuencia los ciclos de gas natural funcionan la mitad de horas.

En este contexto nada alentador, Sonatrach bombeó recientemente gas por el Medgaz sin que hubiera comenzado a funcionar el tubo, un movimiento que no gustó nada a la parte española, que entiende este acto como una forma de presión para firmar los contratos de precio de este gasoducto ahora que Argelia tiene la resolución de un laudo que le favorece.

Los detractores de Sonatrach critican duramente las formas de presión de Argelia y recuerdan que se trata de una compañí­a en la que los directivos, que pelearon mano a mano con la parte española y con el propio Gobierno para abrirse paso en España, tienen ahora graves problemas con la Justicia.

Problemas con la Justicia
De hecho, las negociaciones por los precios del gas entre Sonatrach y Gas Natural se vieron perjudicadas por el hecho de que la cúpula directiva de la argelina estaba siendo procesada en ese momento, lo que provocó una reestructuración total de la compañí­a, que aún perdura. A principios de mes, cinco directivos del grupo estatal han sido condenados por un tribunal de Arwez (Argelia) a penas de prisión firme por las irregularidades de un contrato en el que se adquirieron "oleoductos de caucho".

Mientras, el ex director general de Sonatrach, Mohamwed Meziane, que está siendo procesado por un escándalo de corrupción, ha acusado al ex ministro de Energí­a, Chakib Khíélil, de haber dado algunas de las órdenes que provocaron las irregularidades. Precisamente, fue Khíélil quien viajó a España en 2007 para presionar al ex ministro Joan Clos con el fin de que le retirara la limitación impuesta a Sonatrach para su comercialización.

Con estas credenciales, Gas Natural ha impugnado el laudo que le obliga a pagar 1.450 millones de euros a Sonatrach, con lo que, hasta que no se resuelva el nuevo recurso, no tiene que abonar esta cantidad.

No obstante, uno de los grandes problemas de este conflicto se centra en cómo pagar esta cifra al grupo argelino por la revisión al alza de los precios de la energí­a en las facturas de 2007, 2008 y 2009, tal como decretó el laudo arbitral de la Corte Arbitral de Parí­s.

Según Gas Natural, parte del suministro afectado por el laudo se dedicó al consumo domíéstico por ley, por lo que la subida que reclama Sonatrach debe aplicarse ahora en el recibo gasista. En este sentido, el secretario de Estado de Energí­a, Pedro Marí­n, considera que el conflicto entre Gas Natural Fenosa y Sonatrach acerca del precio de los contratos de aprovisionamiento de gas argelino "no tiene por quíé tener un impacto directo" ni "un impacto inmediato" sobre la tarifa de gas natural, en cuya composición influyen tambiíén otros factores y otros paí­ses de origen.

Por otro lado, algunos competidores de Gas Natural, que no quieren enrarecer sus relaciones con Argelia, aseguran que la gasista española no tiene derecho a recuperar parte de este importe del sistema tarifario, ya que en 2008 desapareció el suministro a tarifa por parte de los distribuidores y ahora lo realizan los comercializadores.

Ante estas crí­ticas, Gas Natural responde que efectivamente las tarifas reguladas y, en concreto, el coste de la materia prima, se cifraba mediante un cálculo previo en el que se tení­an en cuenta el coste estricto de diversos contratos definidos por el Ministerio, entre ellos el gas del Sagane I (afectado por el laudo que se anunció a mediados de agosto).

Según la compañí­a, al estar este contrato dedicado legalmente para el suministro a tarifa, cualquier modificación en el precio final de este contrato "deberí­a repercutirse al sistema gasista pues no tiene sentido que por cumplir con una obligación impuesta legalmente nos veamos penalizados económicamente".

Asimismo, el grupo replica que la fórmula empleada para definir el coste del gas de largo plazo tambiíén estaba basada en el precio del contrato del Sagane I. En cuanto a las fórmulas para pagar a Sonatrach, Gas Natural Fenosa reconoce que cuenta con una parte aprovisionada, que podrí­a llegar a los 700 millones, con la que puede hacer frente al pago que corresponde a Sonatrach por la actualización de los precios.

Por otro lado, el resultado consolidado despuíés de impuestos del grupo correspondiente a 2010 podrí­a verse reducido en hasta 450 millones de euros si no prospera ninguna de las medidas legales emprendidas en contra del laudo que da la razón a la argelina. No obstante, el grupo ha solicitado la revisión de precio de los contratos de gas "para tener en cuenta la situación actual de los mercados".

Con todo, la pelea entre ambas compañí­as y que se extiende a sus respectivos gobiernos promete ser ardua y duradera.