Por... Antonio Peredo Leigue
Hace algunas semanas, en Washington por supuesto, se realizó una reunión conjunta del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM), a la que asisten como delegados de los países miembros, los ministros de Economía y los presidentes de los Bancos Centrales respectivos. Si bien los periódicos nacionales anoticiaron del viaje de nuestros personeros, nada registraron respecto a los acuerdos de esa reunión, si es que los hubo, y tampoco los informes y consejos a que siempre arriban a favor de los países enriquecidos.
El pronóstico principal fue que íésta es una generación perdida debido a la crisis mundial de la cual, las potencias, no tienen visos de salir. De otra parte, presionaron sobre los países empobrecidos, para que revaluemos nuestras monedas; el propósito declarado no podía ser más desvergonzado: “Para que las exportaciones de los países llamados desarrollados tengan más competitividad es necesario que las monedas de los países en desarrollo se revalúen, que valgan más frente al dólar, para que las mercancías de los países desarrollados tengan más competitividad en los mercados globalesâ€. Lo dijeron en la reunión y lo pusieron por escrito en la asamblea conjunta del FMI y el BM.
Pensemos, por un momento, que la propuesta es tíécnicamente válida. El boliviano, que está valuado en 7 bolivianos por un dólar, se revalúe en 50 centavos y valga, en esa nueva coyuntura, 6.50 bolivianos. ¡Hasta nos sentiríamos orgullosos! Pero, por supuesto, no se trata de vanidad ni orgullo; se trata de economía. Si exportamos 7 mil millones de dólares, de la noche a la mañana nuestras exportaciones tendrían un valor menor: 6 mil 500 millones. Y exportamos mucho más que eso. ¿Valdrían más nuestros salarios?, claro que si. Pero, al mismo tiempo, subiría el precio de lo que consumimos. Todo encarecería. Si leemos nuevamente ese párrafo entrecomillado, lo están diciendo y lo dicen con absoluto descaro: “para que los países llamados desarrollados (ellos mismos) tengan competitividadâ€, nosotros debemos disminuir la competitividad que tenemos actualmente.
Y no es que seamos países en vías de desarrollo; somos países empobrecidos por el derroche y la depredación de los países enriquecidos: Estados Unidos de Norteamíérica, la Unión Europea y el Japón. En China y en la India, se desarrollan políticas de crecimiento acelerado que muestran índices que, tanto el FMI como el BM, presentan como parte del supuesto crecimiento de los países empobrecidos. No es así; nuestro crecimiento es mucho menor y todavía enfrenta el gran desafío de una redistribución del producto social. De modo que, si aceptamos las sugerencias de esas dos instituciones internacionales, lo poco que hemos avanzado se disolverá en el esfuerzo de reactivar la economía de los países enriquecidos.
¿Por quíé debemos reactivarlos? No tendremos ninguna restitución, no seremos un mundo mejor. Al contrario, se afirmará la vacilante estructura capitalista y se asentará con todo su peso sobre nuestras espaldas. No nos olvidemos que USA ha entregado, a sus bancos privados casi 1,5 billones de dólares que es una suma superior al total de la deuda externa de los países empobrecidos. Pero eso no es todo: la Unión Europea ha hecho otro tanto. De manera que, en el comercio internacional, están circulando más de 3 billones de dólares (3 con 12 ceros) sin ningún respaldo o, peor aún, con el respaldo de las economías de nuestros países. Convencidos de que seguirán expoliando al resto del planeta, este grupo depredador imprimió dinero sin preocuparse mucho ni poco de las consecuencias futuras. Para este grupo, quienes pagan las cuentas son los países empobrecidos. Algunos caerán en la trampa; mejor dicho, varios lo harán y seremos menos los que resistamos.
La cuestión no es simple, tiene muchas aristas. Pero debemos reconocer que ya hay mejor conciencia ahora que hace dos díécadas, cuando esos mismos organismos dijeron que los años ’80, fueron una díécada perdida. Ahora hablan de una generación perdida. ¿Cuánto tiempo debe pasar para que declaren que la humanidad está perdida? La conciencia de esta catástrofe debe alcanzar a todos. Con el mensaje del Comandante Che Guevara, tan vigente ahora, tenemos que decir, porque no hay alternativa, que nosotros, los explotados y atrasados del mundo, debemos eliminar las bases de sustentación del imperialismo. ¿A quíé llamaba bases de sustentación?, a todo lo que explotan y se llevan: capitales, materias primas, tíécnicos y obreros baratos. Pero, además de eso, nos obligan a aceptar sus inversiones hechas con nuestros capitales, a comprar armamento para enfrentarnos entre pueblos hermanos o, con mayor ruindad, a victimar a los hombres y las mujeres que reclaman por sus derechos.
En realidad, lo anterior es adelantarse a los acontecimientos. Lo que esperamos es que, las autoridades bolivianas que asistieron a esa reunión, rindan un informe de la misma y que, el gobierno del presidente Evo Morales, tome las medidas preventivas para impedir que paguemos el costo de la crisis que viven los países enriquecidos. De hecho, ni el FMI ni el BM están dictando nuestra política económica, pero siguen actuando aquí. No sería extraño que, como parte de esa estrategia de presionar sobre nuestros gobiernos, utilicen mecanismos internos y ciertos sectores nacionales se conviertan en voceros de los intereses imperiales.