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Autor Tema: Warren Buffett: un hombre como usted, pero con 39.000 millones  (Leído 1024 veces)

Zorro

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Warren Buffett: un hombre como usted, pero con 39.000 millones

elEconomista / the Times

Cuando el novelista F. Scott Fitzgerald dijo que "los ricos no son como usted ni como yo", está claro que no pensaba en personas como Warren Buffett. Proclamado el hombre más rico del mundo, este estratega americano de las inversiones suele comer en un asador de barrio y conduce hasta el trabajo desde el modesto hogar valorado en unos 440.000 euros que compró en 1958 en una ciudad tan poco de moda como Omaha (Nebraska).

Tal es la frugalidad del sabio de Omaha, de 77 años, cuya fortuna se incrementó en 6.290 millones de euros el año pasado, alcanzando los 39.000 millones de euros, que cuando contrajo matrimonio en 2006 compró un anillo en las rebajas de su propia joyerí­a. Este millonario visitará España el próximo mes de mayo dentro de una gira que realizará por Europa en la que se encontrará con los capos de las más importantes familias empresariales.

Sus consejos han enriquecido a más inversores que ninguna otra persona en la historia y, sin embargo, Buffett se ha fijado un salario de apenas 62.900 euros al año y prefiere comidas tan corrientes como los chuletones o las hamburguesas, acompañadas por una Coca-Cola de sabor a cereza. Las luces de neón de Nueva York no le van, aunque es propietario de un jet privado, su única extravagancia. "Tengo todo lo que necesito y estoy a gusto aquí­, en mi ciudad de Omaha. Siento lástima por la gente que se deja consumir por sus posesiones", asegura.


Amistad con Gates

Conocido por sus homilí­as irónicas, Buffett se ha apostado su casa contra la de su amigo y compañero de bridge Bill Gates, fundador de Microsoft y actualmente relegado del primer al tercer puesto en las listas de fortunas de miles millones de dólares, según la revista Forbes. Solí­an organizar partidas en el hotel Holiday Inn junto a la casa de Buffett, aunque últimamente juegan por Internet (la única concesión de Buffett a la tecnologí­a de rabiosa actualidad) bajo los seudónimos de Chuleta (Buffett) y Aspirante X (Gates).

La posición de Buffett en las listas de millonarios puede sonar desconcertante, teniendo en cuenta que en 2006 anunció que donaba su fortuna a obras beníéficas, con unos 15.000 millones de libras destinados a la Fundación de Bill y Melinda Gates, que se dedica a luchar contra el sida, la tuberculosis y la malaria. Los donativos se realizan a plazos (el último ascendió a la cantidad de 1.107 millones de euros) y, mientras, Buffett es vez cada más rico.

Este acto de filantropí­a fue una consecuencia indirecta del papel poco ortodoxo de Buffett como marido y amante. En 1952 contrajo nupcias con Susan Thompson, una ex-cantante de cabaret que en 1977, con los hijos ya criados, anunció que dejaba Omaha para continuar su carrera musical en San Francisco. Siguieron casados y mantuvieron una buena relación, compartiendo vacaciones y ayudando a organizaciones beníéficas.

Como ha reconocido despuíés, siempre pensó que Susan heredarí­a su fortuna y la destinarí­a a causas beníéficas. "Cuando nos casamos, le dije que iba a hacerme ricoÂ… no por ninguna virtud especial mí­a, sino simplemente porque nací­ propenso a asignar capitales". A Susie no le entusiasmó en absoluto aquella perspectiva, "pero estábamos totalmente sincronizados respecto a lo que querí­amos hacer con el dinero, es decir, devolvíérselo a la sociedad".

En 1978, Susan presentó a su marido a Astrid Menks, una letona que trabajaba de camarera en un restaurante y que, poco despuíés, se fue a vivir con íél. En las felicitaciones navideñas, Buffett firmaba: Warren, Susie y Astrid. Dos años más tarde, en 2004, Susan falleció de un infarto y Buffett se casó con Astrid, que entonces tení­a sesenta años. "Astrid lo quiere y lo cuida", aseguró su hija Susie. "Si Warren no tuviera un centavo, ella seguirí­a con íél". Poco antes de su boda, Buffett desveló sus planes de entregar su imparable riqueza a las causas beníéficas durante las siguientes díécadas.


Ganar dinero, una tarea fácil

Le gusta el hecho de que amasar una fortuna parezca sencillo. En una ocasión, lo resumí­a así­: "Regla número uno: no perder dinero nunca. Regla número dos: no olvidar nunca la regla número uno". Su clarividencia es mundialmente conocida. Por ejemplo, se negó a comprar capital en pleno auge de los sesenta, para dar con una mina de oro en la crisis de los setenta. Tambiíén se desentendió del boom de las punto com en los noventa, ciñíéndose a proyectos seguros y aburridos, como Gillette, Coca-Cola o American Express. Y siempre salí­a oliendo a billetes.

Es una de las voces más respetadas de la Amíérica financiera, personificación de virtudes del medio oeste como la probidad, la modestia y el sentido común. Por eso, su reciente advertencia de que Estados Unidos atraviesa una recesión ha sembrado el pánico. Sus declaraciones atraen a 20.000 acólitos a la junta anual de su imperio empresarial, conocido como el Woodstock del capitalismo.

Un periodista entre los asistentes recuerda que "fue afable, coloquial y habló durante cuatro horas sin leer una frase. í‰l es lo que parece: un hombre modesto y ferozmente brillante, para quien el dinero es un objetivo intelectual, no algo que gastar".

Buffett es demócrata, fundador del grupo a favor de la libertad de elección Planned Parenthood y ha recaudado dinero tanto para Hillary Clinton como para Barack Obama, rivales en la candidatura presidencial del partido, sin respaldar a ninguno en particular porque, según ha dicho, se contentarí­a con que ganara cualquiera de ellos. Sin embargo, es amigo í­ntimo de Arnold Schwarzenegger, el gobernador republicano de California para quien trabajó de asesor financiero en 2003.

Si hay algo que no le deja dormir es la certeza de que un holocausto nuclear asolará el planeta. "Es lo más deprimente. Ocurrirá, es inevitable", afirma, alegando que, a medida que aumenta el número de "tipos malos", las probabilidades de que uno de ellos se haga con una bomba atómica tambiíén se elevan.


Los primeros pasos

Nació en 1930 en una casa de Omaha a orillas del rí­o Missouri, hijo de Leila y de Howard, un corredor de bolsa republicano elegido en el Congreso por una plataforma descrita como "a la derecha de Dios". Su abuelo gestionaba la tienda de alimentación de la familia desde 1869, donde empezó la fortuna de Buffett.

"Mi abuelo solí­a venderme chicles Wrigley y yo iba de puerta en puerta por el vecindario vendiíéndolos", recuerda. "Tambiíén me vendió un paquete de seis Coca-Colas por un cuarto de dólar y yo vendí­a los refrescos a 50 centavos cada uno. Sacaba un pequeño beneficio". Complementaba sus ganancias vendiendo pelotas de golf perdidas. Cuando la familia se trasladó a Washington, Warren, de doce años de edad, hací­a cinco repartos de periódicos y utilizaba su acceso a los clientes para venderles suscripciones a revistas.

El año siguiente ya ganaba 100 euros al mes, una suma increí­ble en los años cuarenta. Gracias a una astuta inversión, a la edad de catorce habí­a ahorrado las 500 euros necesarios para comprar 40 acres de terreno local, que alquilaba. Su primera incursión en la bolsa le supuso unas ganancias de 2 dólares justo antes de que las acciones se dispararan. Entonces aprendió el valor de tener paciencia.

Tras su primera licenciatura en la Universidad de Nebraska Lincoln, ingresó en la Columbia Business School de Nueva York, donde cayó bajo el hechizo de Benjamin Graham, un gurú de la inversión que concedió a Buffett la única matrí­cula de honor que habí­a puesto jamás. Buffett trabajó para su mentor tras licenciarse, hasta que se le quedó pequeño, según Roger Lowenstein, su biógrafo. "Graham solí­a asombrar a los empleados con su capacidad para escanear una página repleta de columnas de números y encontrar un error. Pero Buffett era más rápido".

Su estrategia consistió en encontrar empresas "colilla" que habí­an dejado de interesar en el mercado y, por lo tanto, estaban infravaloradas, aunque todaví­a les quedaban algunas "caladas".

En 1962, se fijó en una firma textil de capa caí­da en Massachussets, Berkshire Hathaway, que adquirió y transformó en compañí­a de seguros. Actualmente, su imperio se extiende a las tiendas de chucherí­as y la ropa de Fruit of the Loom, además de poseer acciones en The Washington Post, Tesco y un porcentaje de control en CE Electric, que abastece energí­a a 3,7 millones de hogares ingleses.

Denunció la "criminalidad descarada" de Enron, el fracasado conglomerado estadounidense, así­ como los dudosos míétodos que utilizaban las corporaciones para calcular los cobros de pensiones y los costes de las opciones de capital para ejecutivos. "Los ejecutivos conseguirán el respeto y la credibilidadÂ… sólo cuando se lo merezcan. Deberí­an dejar de hablar de unas cuantas manzanas podridas y reflexionar sobre su propio comportamiento".

Aplica el mismo rigor a sus relaciones familiares, principalmente en lo que se refiere a su tacañerí­a respecto a sus hijos. En una ocasión, su hija Susie necesitaba 20 dólares para sacar el coche del aparcamiento del aeropuerto y Buffett le hizo firmarle un cheque primero. í‰l tampoco se salva: "Sólo me gasto más en ropa últimamente, aunque parece barata en cuanto me la pongo". Aún así­ no faltan los crí­ticos, los que le atacan por sus beneficios en PetroChina, la petrolera relacionada con el Gobierno de Sudán. O por su reciente oferta de respaldar los pagos de bonos municipales, que se consideró un gesto interesado.



Voy del oro a Squirrel Media y tiro porque me toca.

Chacal

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Re: Warren Buffett: un hombre como usted, pero con 39.000 millones
« Respuesta #1 en: Abril 28, 2008, 03:36:17 am »
Iguallito, jeje