Por... MALCOLM FOSTER
TOKIO -- Japón ofreció el miíércoles 2.000 millones de dólares para ayudar a las naciones emergentes a alcanzar los objetivos de preservación de las especies que están siendo analizados en una conferencia ministerial de la ONU, una iniciativa que podría sacar las conversaciones de su estancamiento.
El viernes concluye la llamada Convención de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica y los delegados de 193 países han hecho pocos avances para lograr consensos sobre los objetivos más políémicos de la reunión.
La conferencia de dos semanas de duración trata de establecer metas para 2020 que desaceleren o detengan la alarmante tasa de extinción de plantas y animales y los daños a los ecosistemas.
Los científicos han advertido que a menos que se tomen medidas para preservar las especies, aumentará el ritmo de extinciones y el intrincado mundo natural podría derrumbarse, con consecuencias devastadoras, como desplomando las poblaciones de peces o reduciendo el acceso al agua potable.
"Debemos poner fin a esta gran extinción en nuestras vidas", dijo el primer ministro japoníés Naoto Kan durante la conferencia en Nagoya, al suroeste de Tokio, al anunciar la oferta de ayuda de 2.000 millones de dólares durante los próximos tres años.
Los delegados a la reunión de Nagoya no han podido ponerse de acuerdo en dos de los temas más espinosos: establecer una meta para las áreas marinas protegidas y el establecimiento de un sistema de distribución equitativa de los beneficios de los recursos geníéticos, como las plantas que las compañías farmacíéuticas occidentales han cosechado para producir medicamentos.
Las naciones en desarrollo y los grupos indígenas alegan que han visto pocos beneficios de tales recursos, por lo que los delegados tratan de crear un marco jurídico que rectifique la situación.
La oferta multimillonaria de Japón para ayudar a las naciones emergentes a alcanzar tales objetivos podría tener "un efecto catalizador", dijo Russ Mittermeier, presidente de la organización ambientalista Conservation International y biólogo de campo.
"El momento es excelente", dijo. Japón "realmente quiere que esta reunión sea un íéxito".
Sue Lieberman, directora de política internacional de la Fundación Pew, dijo que la iniciativa podría llevar a otros gobiernos a ofrecer tambiíén ayuda financiera para evitar que se desplomen las conversaciones, como ocurrió el año pasado con las negociaciones climáticas de la ONU en Copenhague.
Sin embargo, Lieberman tambiíén recordó que Tokio ha tenido antecedentes dudosos en lo que se refiere a las políticas marinas. Japón ayudó a desbaratar muchas de las medidas adoptadas durante la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas, de principios de este año, que buscaban limitar el comercio de atún, tiburones y otras especies marinas.
Japón tambiíén ha sido objeto de duras críticas por parte de grupos ambientales por su programa de caza de ballenas. "Japón no es siempre el mejor amigo de la biodiversidad marina", dijo Lieberman.
Los delegados están aún más divididos sobre cuánto porcentaje de los ocíéanos del mundo debe ser designado como protegido para 2020. En la actualidad, menos del 1% de las zonas marinas del mundo están protegidas. Los delegados debaten la posibilidad de elevar esa porción al 6% -una cifra defendida por China-, 10% o hasta el 20%, dijo Lieberman.