El regulador pide reducir costes a las entidades que compitan por el ahorro - Los críéditos problemáticos ligados al ladrillo se disparan a 180.800 millones
El Banco de España sigue con máxima atención -y relativa preocupación- la guerra de depósitos en la que ha entrado la banca. El mercado español es el único de Europa donde se vive esta tensa situación de máxima competencia por el ahorro de los clientes. Bancos y cajas ofrecen desde el 4% al 4,75% a un año, frente al 1,85% que ofrecen las Letras del Tesoro. Es decir, más del doble.
"Las entidades que acometan estas estrategias deben valorar, en función de sus fortalezas y de su rentabilidad, los retos que les plantean", dispara el Banco de España en el Informe de Estabilidad Financiera publicado ayer. El regulador menciona el estrechamiento del margen que sufren las entidades en los últimos tiempos. Y avisa de que la competencia por la captación del ahorro de las familias se traduce en un mayor coste de los depósitos nuevos, "lo que introduce un elemento de presión adicional sobre las cuentas de resultados". Por todo ello, asegura que esta estrategia "debe ir acompañada de un reforzamiento de la reducción de costes y de un aumento de la eficiencia".
Pero si el Banco de España lanza un toque de atención general, es más directo con las entidades que recibieron dinero público del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). En su caso, dice el informe, "se habrá de actuar con especial prudencia a la hora de acometer estrategias de captación de depósitos precisamente por el apoyo público recibido, y acelerar al máximo la culminación de sus planes de integración y reestructuración".
Fuentes del sector consideran que la guerra por el pasivo debilita al sector en su conjunto. "Es lícito defenderse de los competidores, incluso si se ha recibido ayudas públicas. Pero todo tiene un límite", añaden. "Puede que una caja o un banco gane a corto plazo porque capte más dinero, pero puede perder si al final quiebra una entidad y tiene que acudir a su rescate", dicen estas fuentes. La competencia es libre, lo que dificulta la intervención del Banco de España. Sin embargo, parece claro que si despuíés de este aviso no se apacigua la guerra, el supervisor podría actuar. Sobre todo si detecta que se daña la solvencia del sector, algo que ya ha empezado a suceder.
Pero el Banco de España no se preocupa solo por la guerra de los depósitos. Tambiíén menciona los riesgos inherentes para bancos y cajas del desplome inmobiliario. Los problemas de pago de promotores, constructores y, en mucha menor medida, de los ciudadanos que compraron casas que ahora no pueden pagar lastra cada vez más las cuentas de las entidades de críédito. Mientras que la morosidad al ladrillo ha alcanzado ya el 10,9%, se mantiene en el 4,3% en el resto de actividades empresariales.
Según el documento hecho público ayer, los príéstamos problemáticos concedidos para la construcción y la promoción inmobiliaria ascendían el pasado mes de junio a 180.800 millones de euros, con una cobertura del 26,6%. Estos 180.800 millones suponen un 41% de la inversión crediticia total del sector. Es decir, la banca no está segura de poder cobrar 4 de cada 10 euros que ha prestado al mercado que sirvió como locomotora en los años del boom.
El órgano que encabeza Miguel íngel Fernández Ordóñez elabora esta estadística tan solo desde principios de año, por lo que no se puede analizar la tendencia a medio plazo. Pero llama la atención que en tan solo seis meses el volumen de críéditos problemáticos ligados a la construcción haya crecido más del 9%.
Dentro de este saco de príéstamos que nadie sabe si finalmente se devolverán, la parte más importante está formada por las deudas ligadas a inmuebles adjudicados y adquiridos por las entidades financieras -ya sea a travíés de la dación en pago o de otras fórmulas-. Los 70.000 millones que la banca había canjeado el pasado junio suponen casi el triple respecto al volumen de un año y medio antes.
Le siguen en importancia (ver gráfico) los críéditos subestándar -aquellos de los que existen indicios que apuntan a que será difícil cobrarlos- y los dudosos -que se refieren principalmente a las cuotas impagadas en un plazo superior a 90 días-. Este tipo de impagos, sobre los que sí existe una base histórica más o menos comparable, han vivido en los dos últimos años una autíéntica vorágine. Su crecimiento desde la segunda mitad de 2008 hasta junio de este año supera el 400%.
El Banco de España pide a las entidades transparencia cuando informen sobre su inversión potencialmente problemática en la construcción y la promoción, el grado de cobertura y sus estrategias de gestión. "En un momento de ajuste del sector inmobiliario, la falta de información puede llevar a la percepción de que la situación es peor que la realidad de dicha entidad", asegura.