El presidente chino, no el estadounidense, es para la revista "Forbes" el hombre más poderoso del mundo: en su lista publicada en la tarde del miíércoles, el magazine sitúa en la cima del poder a Hu Jintao, que desplaza a Barack Obama a un segundo puesto.
En tercer lugar tambiíén se sitúa un nombre que muchos no habrían esperado: el rey Abdullah bin Abdul Aziz Al Saud, desde 2005 monarca y primer ministro de Arabia Saudí. Le siguen el primer ministro ruso, Vladimir Putin, y dos alemanes en quinta y sexta posición: el papa Benedicto XVI (“la máxima autoridad terrenal para 1.100 millones de almas, un sexto de la poblaciónâ€) y la canciller germana Angela Merkel.
Completan el top-ten el primer ministro británico, el conservador David Cameron; el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke; la presidenta del Congreso Nacional indio, Sonia Ghandi, y el fundador de Microsoft Bill Gates, aunque figure en la díécima posición en calidad de co-presidente de la fundación Bill & Melinda Gates.
El primer representante iberoamericano en la lista se sitúa en el puesto 16 y es la nueva presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, que sucede a Lula y se convierte en la primera mandataria del país. Su homólogo chileno, Sebastián Piñera, se sitúa en el puesto 51 tras seis meses en el cargo en los que se ha enfrentado a las secuelas de un devastador terremoto, al rescate de los mineros y ha puesto la economía del país en la senda del crecimiento.
Para “Forbesâ€, Hu debe ocupar la primera posición porque gobierna a más personas que ningún otro mandatario del mundo. Ejerce un control dictatorial sobre más de 1.300 millones de chinos, un quinto de la humanidad.
“Al contrario que sus homólogos occidentales, Hu puede variar el curso de los ríos, construir ciudades, encerrar a sus detractores y censurar Internet sin que lo detengan enervantes burócratas ni los tribunalesâ€. Obama, en cambio, ha perdido una parte de su poder con las elecciones de medio tíérmino en Estados Unidos.
Los redactores de la lista se centran esencialmente en el poder y la influencia de los seleccionados, no en cuestiones morales. Por eso, en el puesto 57 se sitúa el líder de Al Qaida Osama bin Laden.