A dos mil kilómetros de Buenos Aires, Juan Carlos Bolcich almacena hidrógeno obtenido de la energía eólica. Una fórmula que podría ser el combustible del futuro, y la panacea para Amíérica Latina.
por... Patricia Zvaighaft
Dos veces al mes Juan Carlos Bolcich recorre 967 kilómetros desde su casa en Bariloche, Argentina, hasta la ciudad de Pico Truncado, donde se establece entre tres a cinco días para realizar sus investigaciones dentro de la Planta Experimental de Hidrógeno, la primera de su tipo en Amíérica Latina, y el único lugar en la región donde se está experimentando con el almacenamiento de hidrógeno, obtenido a partir de la electricidad generada por la energía eólica.
Pico Truncado, en la provincia de Santa Cruz, es conocida tambiíén como la capital del gas, una localidad de cerca de 18.000 habitantes y con 88 años de historia, que ha sido beneficiada con importantes recursos en hidrocarburos. Sin embargo, esa íntima ligazón es la que ha detonado la principal preocupación de sus pobladores, quienes acostumbrados a disfrutar de las regalías del petróleo y el gas, se cuestionan hoy: ¿quíé va a pasar cuando se acaben?
“El interíés viene desde la genteâ€, asegura Bolcich, quien agrega que por eso en la provincia no sólo se instaló un parque eólico y la planta de hidrógeno, sino tambiíén se ha promovido la educación en torno al uso de las fuentes de energía renovables. Prueba de ello es que en la Universidad Nacional de la Patagonia Austral hay carreras que apuntan al aprovechamiento de los recursos naturales, y una especialidad en Renovables e Hidrógeno, además de desarrollar programas para escuelas tíécnicas.
El físico Bolcich fundó en 1996 la Asociación Argentina de Hidrógeno, una agrupación de la que ha sido su único presidente desde entonces, un monopolio en el mando que nada tiene que ver con la superioridad, sino como cuenta el científico a AmíéricaEconomía.com, con liderar una disciplina que se encuentra en pañales y de la que muy poco saben: “es una experiencia pionera, donde nosotros integramos varias de las tecnologías conocidasâ€.
El hidrógeno se encuentra de forma abundante en la naturaleza, aunque no en estado puro. Sin embargo, se puede obtener a travíés de un proceso llamado electrólisis -en el que sólo se libera oxígeno y agua limpia-, lo que lo convierte en una fuente energíética sumamente limpia, razón que podría convertirlo en el combustible del futuro.
La era del hidrógeno. El parque eólico de Pico Truncado, llamado Jorge Romanutti, está ubicado a dos kilómetros de la ciudad y fue inaugurado en 1995. Tiene cuatro aerogeneradores de 600 kilovatios de potencia y una capacidad instalada de 2,4 megavatios. Durante noviembre, el mes con mejor viento, puede producir energía para el 50% de la población de la ciudad. No obstante, como la mayoría de las energías renovables, la eólica no escapa al influjo variable de las condiciones climáticas, lo que complica el abastecimiento de electricidad a partir del viento.
Es esta oscilación lo que hace necesario avanzar en el desarrollo del almacenamiento del hidrógeno. Según Erico Spinadel, presidente de la Asociación Argentina de Energía Eólica, de llegar a buen puerto los experimentos de Bolcich, se podrá “guardar energía los días en que hay mucho viento, para aprovecharla en los que hace faltaâ€. Esta tecnología permite guardar como energía química la energía elíéctrica producida por los aerogeneradores, para despuíés volver a convertirla en electricidad.
Ese horizonte es en el que se inspiran todos los que han estado trabajando, en los últimos años, en la planta de Pico Truncado, una instalación en la que han experimentado con una pequeña pila de combustible, así como en el desarrollo de hornos y quemadores que convulsionan con hidrógeno, y que pueden ser usados para calefaccionar y cocinar.
“Es una planta experimental y educativa para el testeo de tecnologías en condiciones de campo, previo a lo que sea un uso masivo del hidrógenoâ€, explica Bolcich. Hasta ahora, esta tíécnica se encuentra en un desarrollo semi industrial en el mundo, y existen proyectos pilotos en países como Alemania y España, líderes en el desarrollo de la energía eólica, tal como se evidencia en el parque eólico experimental de Sotavento, en Galicia, donde se avanza en el desarrollo de un Sistema de Producción de Hidrógeno.
¿Cómo almacenar hidrógeno a partir de la energía eólica?
Sistema de Producción de Hidrógeno en Sotavento
Fuente: Parque Eólico Experimental de Sotavento
En busca de la rentabilidad. “La tecnología del hidrógeno es interesante porque permite almacenar energía con mayor densidad. El problema es el volumen de inversión. Si ya un parque renovable es caro, con esta tecnología la inversión es todavía más grande y económicamente aún no es viableâ€, dice Josíé Ignacio Escobar, gerente general de Mainstream Renewable Power en Chile, firma irlandesa que hizo su entrada al mercado energíético chileno en marzo pasado, comprometiendo una inversión de US$1.000 millones hasta 2014.
El tema económico es uno de los principales obstáculos que presenta este tipo de tecnología. Sin embargo, para Spinadel, la producción de hidrógeno, con los excedentes de la energía eólica, es una solución sostenible, principalmente por la variabilidad de la demanda energíética: “los aerogeneradores producen energía las 24 horas, pero la demanda es alta de día y baja por la noche, por lo que se puede aprovechar esa producción para la elaboración de hidrógenoâ€, detalla el experto, quien además es vicepresidente para Latinoamíérica de la Asociación Mundial de Energía Eólica (Wwea, por sus siglas en inglíés).
La región tiene un amplio potencial eólico, según datos de la Asociación Latinoamericana de Energía Eólica (Lawea), el que asciende a una capacidad de producción de 200.000 megavatios (MW). Sin embargo, a la fecha ni siquiera existen 1.000 MW generados con este tipo de energía en Amíérica Latina, a pesar de que existen óptimas condiciones para su desarrollo, con lugares en que el viento alcanza en promedio 10 metros por segundo. En Europa, en cambio, aunque en los mejores lugares promedian vientos entre sólo seis a siete metros por segundo, la generación es mucho mayor.
Considerando el amplio recurso presente en la región, íéste no sólo podría utilizarse para abastecer la demanda interna, sino que a futuro, una vez que se desarrolle la tecnología a nivel industrial, parte de la producción podría exportarse hacia otros mercados que la requieran. Según explica Spinadel, un parque eólico de 100 megavatios en la Patagonia, sería capaz de exportar a Japón el equivalente diario de 70.000 barriles de petróleo, lo que representa el 3% del consumo nipón. Cantidad de energía que podría obtenerse en una superficie de sólo 1.000 kilómetros cuadrados en la provincia de Santa Cruz. Un panorama que se observa en la planta experimental de Pico Truncado, la que cuando opera a máxima potencia, destina 600 kilovatios a la producción de hidrógeno, con lo que obtiene entre 120 a 130 metros cúbicos por hora.
Si a lo anterior se le agrega la volatilidad y los altos precios de los combustibles fósiles, la alternativa del hidrógeno, a partir de la energía eólica, se vuelve un opción interesante, más aún si se puede garantizar que sea una energía constante.
“Hay países que están interesados, precisamente por lo que pueda pasar con el crudo. Japón, y tambiíén en alguna medida Alemania, porque la situación de Europa no es fácil, por la cantidad de gas que están importandoâ€, dice Bolcich, aunque aclara que se tratará de “una transición de díécadasâ€.
No obstante, Spinadel asegura que se trataría de una operación rentable. Para íél sólo basta observar el precio del barril de crudo, hoy por sobre los US$40, para motivarse con la apuesta. Asimismo, destaca que hay varios beneficios anexos que deben ser considerados a la hora de analizar las inversiones, principalmente, en lo que respecta a los beneficios ambientales, un criterio en el que coincide con Bolcich: “es una inversión alta, pero los recursos que se van a necesitar despuíés, para resolver los problemas ambientales, van a ser más altosâ€.
Según Escobar, aún queda por definir si en el futuro se va a adoptar el hidrógeno como un combustible. De ser así, a su juicio la región tendrá un rol muy importante que jugar al respecto. Sin embargo, destaca que es necesario que exista un fuerte incentivo, a travíés de leyes, para que esta tecnología tenga algún retorno adicional, “porque como está desarrollado el sistema elíéctrico ahora, no hay un incentivo para ponerle un respaldo a las plantas eólicasâ€, asegura.
La transición. Una opción que permitiría reducir costos y abrir la puerta a la utilización del hidrógeno como combustible masivo, es su mezcla con gas natural como fuente energíética para automóviles. En la planta de Pico Truncado ya tienen una camioneta que fue acondicionada para funcionar así. “Es una transición hacia el uso del hidrógeno puroâ€, asegura Bolcich, quien detalla que se trata de “un salto más pequeño, desde el punto de vista tíécnico, de la seguridad, de los costos, de la aceptación del mercado y de la competenciaâ€. Con esta transición el proceso podría ser “menos traumático y más aceptadoâ€.
En esa línea, Bolcich añade que sólo hace falta voluntad política para que, en un plazo cercano a los tres años, los automóviles pudieran funcionar sobre la base de esta tecnología. Al utilizar una mezcla de gas natural con hidrógeno puro, al 20% ó 30%, no se requeriría hacer grandes cambios a los equipos que ya están funcionando a gas natural. Sólo sería necesario hacer ajustes para seguridad, un aspecto en el que Bolcich ya ha estado trabajando. De hecho, en los próximos meses espera acondicionar dos camionetas más, para luego, con los recursos que tiene, armar una flota de diez vehículos.
Las principales automotoras del mundo ya han comenzado a trabajar en modelos cuyos motores funcionan con hidrógeno. En enero de 2007, debutó en el Salón de Los íngeles el Hydrogen 7 de BMW, un modelo de lujo que fue construido en una edición limitada, de prueba, para ser distribuido en Europa y Estados Unidos. Pero los desarrollos han ido más allá del mercado del lujo. El 21 de julio pasado, en Sí£o Paulo, fue lanzado el primer autobús impulsado a hidrógeno de Amíérica Latina, iniciativa que busca que, en el futuro, sea posible la flota de transporte público ambientalmente sustentable.
“Lo que buscamos es que los políticos verdaderamente se concienticen de que el cambio climático va en serio, que no es sólo una cuestión de reclamar y denunciar, sino que hay que empezar a tomar medidas concretas para resolver la situaciónâ€, asegura Juan Carlos Bolcich.
Beneficios del hidrógeno. Para Juan Carlos Bolcich, el interíés por el hidrógeno partió por un tema personal, durante años fue director de la carrera de Ingeniería Nuclear del Instituto Balseiro, en Bariloche, especialización que lo hacía pensar en el futuro energíético. “Siempre se ha dicho que cuando se acabe el petróleo, va a estar la energía nuclear, que tambiíén puede ser, pero igual es un recurso agotableâ€, advierte.
Es así que desde hace 30 años comenzó a interesarse por el tema eólico y desde entonces no ha parado. En la díécada del 80 publicó sus primeras investigaciones y no ha dejado de participar, como oyente y expositor, en cuanta charla y evento se ha realizado al respecto. El domingo pasado viajó a Nueva Delhi, India, para participar en la nueva versión de la Convención Mundial de Tecnologías de Hidrógeno (Whtc, por sus siglas en inglíés). En la ocasión, además, sostendrá una reunión con los miembros de la Asociación para la Promoción de la Transición al Hidrógeno (Path), donde se reúnen los presidentes de las asociaciones de 30 países.
Allí, y en lo que queda del año, se trabajará en la preparación de un documento que será presentado en diciembre en la cita en la capital de Dinamarca, donde se esperan acordar los pasos a seguir despuíés de 2012 -fecha en que expira Kyoto-, y donde se podría constituir el Protocolo de Copenhague. “Lo que buscamos es que los políticos verdaderamente se concienticen de que el cambio climático va en serio, que no es sólo una cuestión de reclamar y denunciar, sino que hay que empezar a tomar medidas concretas para resolver la situaciónâ€, dice Bolcich.
En la planta experimental de Pico Truncado esperaban desarrollar un proyecto para el abastecimiento de la población Nuestra Señora de Koluel Kaike, distante a 23 kilómetros de Pico Truncado, y con una población de 200 habitantes. La iniciativa iba a ser parte de un programa promovido por Naciones Unidas, luego de seleccionar a distintas ciudades del mundo para desarrollar proyectos con la producción de hidrógeno. Sin embargo, el programa se detuvo. “Hicimos la ingeniería de conocimiento, pero hace falta la inversión de capital, que hasta al momento no se ha conseguidoâ€, recalca Bolcich.
“Tenemos esperanzas que aún se puedan conseguir algunos fondos y podamos desarrollarloâ€, dice el científico, convencido, el líder de un grupo de soñadores que seguirán trabajando en la planta experimental, avocados a cumplir el eslogan de los carteles que avisaban su inauguración: “desde Pico Truncado, Santa Cruz, se lleva al país a la era del hidrógenoâ€.