Por... Hernán González Rodríguez
La revista inglesa The Economist le dedicó recientemente un extenso artículo al milagro de la agricultura de Brasil. Este portentoso desarrollo se ha llevado a cabo en el “cerrado†esto es, en las llanuras del centrooccidente del país, a unos 1.000 kilómetros de la selva amazónica.
En menos de 30 años pasó el Brasil de importar alimentos a competir con los cinco grandes exportadores de granos, Estados Unidos, Canadá, Australia, Argentina y la Unión Europea. Los cinco son países de zonas templadas. Brasil es el primer gigante tropical. Norman Borlaug, un reconocido experto, dijo: “nadie pensó que estos suelos ácidos y pobres en nutrientes llegaran a ser productivosâ€.
¿Cómo ocurrió el milagro? Los clarividentes generales que gobernaban fundaron en 1973 la Empresa Brasileira de Pesquisa Agropecuáira -Embrapa. Esta institución líder en la investigación agropecuaria tropical se encargó de reverdecer el “cerrado†a pesar de contar sólo con 975 milímetros de lluvia por año. El “cerrado†responde hoy por el 70% de la producción agropecuaria brasileña.
Para lograr esto se enfocaron en cuatro temas. Corrigieron, primero, la acidez del suelo con unas cinco toneladas de cal agrícola por hectárea. Cultivaron una variedad de la bacteria llamada rhizobium, que es precisamente la que fija el nitrógeno en las leguminosas y la emplearon para sustituir los costosos fertilizantes.
Segundo, Embrapa se fue para ífrica e importó la hierba brachiaria, cultivada hoy en Colombia, la modificaron pacientemente y crearon la braquiarina, cuya producción es de 20 a 25 toneladas míétricas por hectárea. Hace 30 años tardaban en Brasil cuatro años hasta llevar un novillo al matadero, promedian hoy entre los 18 a 20 meses en el “cerradoâ€. A la fecha ya crearon una variedad de hoja más larga y eficiente, el braquiarao.
Tercero, lo más extraordinario de todo, Embrapa convirtió el cultivo de la soya, grano originario de los climas templados del noreste asiático, en un cultivo del trópico. Más aún, importaron semillas geníéticamente modificadas de los Estados Unidos y hace poco lograron la aprobación de su primera modificación geníética, todavía más resistente a los suelos ácidos y con una reducción de 12 semanas en el ciclo de cultivo, tanto que revolucionarán los cultivos con sus dos cosechas por año.
Cuarto, Embrapa ha liderado la nueva operación de las granjas, al recomendar que no se aren la tierra ni que se corten las matas a nivel del suelo. Esta práctica aconseja cortar los tallos altos y dejarlos luego descomponer en el sitio. Otra recomendación de Embrapa le apunta a rotar los cultivos y el pastoreo del ganado. Y entre los lotes que se rotan plantan franjas con árboles.
Otra característica que resalta el artículo citado es el gran tamaño de las unidades agropecuarias. Jatobá, una de ellas, dispone de 24.000 hectáreas. Cremaq, otra de tantas, cuenta con 200 kilómetros de caminos internos. Estas grandes unidades responden por el 76% de la producción agropecuaria del gigante.
Colombia tiene mucho que aprender, comenzando, quizá, con la innecesaria limitación del tamaño nuestro a un máximo de 1.000 hectáreas. Recordemos que Brasil optó por una amnistía general para guerrilleros, militares… y se dedicó a superar su atraso. Nosotros en cambio estamos dedicados a remover rescoldos.