Las caídas de la bolsa norteamericana nos ponen sobreaviso de que faltan catalizadores para ir más allá o de que exista miedo escíénico al G-20.
Desde que comenzara la última remontada de la bolsa los ascensos del mercado han tenido un protagonista, que ha sido Wall Street y un actor secundario; Europa.
Bien, pues el primero, despuíés de que se hayan cumplido todos sus deseos -una temporada de resultados batiendo previsiones y un plan de la Reserva Federal a su medida- se ha quedado en algo parecido a un estado de shock. Es decir parado y a la expectativa de otras noticias que poner en precio.
A la espera de que lleguen, la bolsa norteamericana ya lleva varias sesiones consolidando y el movimiento del martes nos hace ponernos en alerta de que pueden comenzar a verse los primeros síntomas de que los alcistas necesitan un descanso. Y si íéste llega es necesario ver cómo reacciona el actor secundario.
El aspecto de Europa es algo más díébil. Si bien son muchas las bolsas europeas que han dejado atrás las resistencias, existen algunos puntos díébiles, como España y Milán, a las que les está costando dejar atrás niveles clave. Son las consecuencias del rebrote de la crisis de la deuda soberana europea. Por el momento, los inversores continúan vendiendo bonos españoles y perifíéricos. Y ayer relajó un poco las tensiones el rumor de que el BCE está comprando deuda. El lunes se había conocido que adquirió la semana pasada más de 700 millones de euros.
En cualquier caso, si no llega algún catalizador propio (lo mejor sería que empezaran a conocerse mejores datos económicos, pero es un poco pronto), la bolsa puede ser más propensa a mirar hacia lo malo, que hacia lo bueno y corregir. Porque, quitanto el impacto que pueda tener por su tradicional correlación con el dólar la reunión del G-20, el mercado se ha quedado sin alicientes.
En España la única que puede dar algo de bríos, además, de que vuelvan a caer las primas de riesgo, que favorecerían a los bancos, serían los resultados de Telefónica, que publica sus cifras trimestrales el 11 de noviembre.
En las divisas está la atención
Dejado atrás la Fed, ahora la atención del mercado está centrada en si la reunión del G-20, prevista para el 11,12 y 13 de noviembre, sacará algún acuerdo que sirva para empujar al alza al dólar en su cambio frente a otras monedas, especialmente las emergentes.
Paralelamente, la reunión está teniendo otro protagonista: el oro. La propuesta de que vuelva a ser un patrón en el sistema cambiario está alentándolo. Eso y que, de alguna manera, sigue disfrutando de su condición refugio. Ayer marcó un nuevo máximo. Y no es la única materia prima que lo ha hecho. Las energíéticas tampoco se resisten a continuar subiendo.