Por... María Clara Ospina H.
Hace unos meses las encuestas comenzaron a mostrar que el prestigio de Barack Obama perdía puntos y que era muy posible que los demócratas fueran derrotados en las elecciones intermedias de noviembre. La respuesta del Presidente estadounidense fue acusar al pueblo americano de no comprenderlo a íél, ni de entender sus programas, diciendo frases como: "es que no comprenden realmente cómo son los problemas (?) Lo que pasa es que están asustados".
Para el Presidente era difícil entender que sus programas sí eran entendidos, pero que a la mayoría de sus compatriotas no les gustaban. Sobre todo por el poco resultado tenido por estos para sacar al país de la crisis económica por la que atraviesa. Menos le gustó al pueblo americano ser tildado de idiota, incapaz de comprender sus problemas. Obama insinuaba que su inteligencia era superior a la del ciudadano común. Peor aún, a muchos disgustó que el Presidente dijera que la gente estaba consumida por el miedo.
Gran equivocación de Obama, si hay algo que el pueblo norteamericano rechaza es que sus líderes piensen que no entiende los problemas que vive, sobre todo cuando hay gente que lleva meses desempleada, o está a punto de perder su empleo, o cuando han tenido que aceptar recortes en sus sueldos para no perderlos. Y quíé de tantos que han sido desalojados de sus viviendas, o que están a punto de que el banco se las embargue.
Tampoco le ha ido bien a Obama en su estrategia para sacar a Estados Unidos de las guerras en las que se encuentra comprometido, las cuales parecen estar enredándose por minutos. La situación en Afganistán es cada día peor y en Irak las tropas se retiran dejando el país en total inestabilidad. Irak es hoy, despuíés de la intervención estadounidense, un verdadero polvorín listo a reventar.
Así, en las elecciones del 2 de noviembre el rechazo a su manejo de los problemas del país y su actitud de superioridad se hizo sentir, y como las encuestas lo predijeron, el Partido Demócrata fue derrotado. Los liberales perdieron la mayoría de las gobernaciones y la mayoría en la Cámara. En menos de dos años de gobierno la popularidad de Obama se desplomó. El país perdió su ilusión de haber encontrado un hombre excepcional para dirigirlo. Esto va para demostrar que no es suficiente tener mucho carisma o un discurso encantador, o una esposa que se ha convertido en "ícono de la moda". Para gobernar hace falta ante todo experiencia, algo de lo que carece Obama.
Además recordemos, un líder por más preparado e inteligente que sea, jamás debe hacer sentir a su pueblo inferior, porque es precisamente del pueblo de donde emana su poder.