Todo el mundo en el mercado espera que el Banco Central Europeo díé en su reunión de hoy un golpe encima de la mesa para frenar definitivamente el ataque contra la deuda perifíérica. La tesis más extendida es que va a dedicar todo el dinero que sea necesario a comprar deuda española e italiana, lo que viene a decir que "el que quiera atacar a estos países, va a encontrarse con nosotros".
Estas expectativas hundieron ayer la prima de riesgo de nuestro país frente a Alemania, que cayó de 284 a 251 puntos básicos, y provocaron la mayor subida del Ibex desde el rescate de Grecia en mayo, el 4,4%. Además, han inyectado un enorme optimismo entre gestores y analistas, que piensan que el episodio se ha terminado y a partir de ahora vamos a ver un rally de fin de año en los mercados.
Todo apunta en esa dirección. El lunes, el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, ya abrió la puerta a una compra masiva de bonos del Estado español. Y ayer se lanzó a adquirir títulos de Grecia, Irlanda y Portugal, aunque no de España por miedo a que el mercado lo interpretase como una señal de que nuestro país efectivamente está al borde de la insolvencia.
"Despuíés de esto, si ahora no lo llevan a cabo sería desastroso para los mercados, que lo que necesitan ver es un compromiso firme. Si el BCE dice una cosa y hace la contraria, el mensaje sería el peor posible. No tienen más remedio que seguir adelante", opina un gestor británico.
"Los mensajes cruzados equivalen a confusión, lo que a su vez acaba en un incremento de la aversión al riesgo", señala la gestora M&G en un informe. Por eso, el mensaje tiene que ser muy contundente. Incluso circula en el mercado una cifra que el BCE puede destinar a la compra de deuda perifíérica: 2 billones de euros. Nadie se atrevería a luchar contra esa potencia de fuego.
Royal Bank of Scotland estima que hay 886.000 millones de deuda viva de España, Grecia, Portugal e Irlanda (sin incluir letras a corto plazo), de los que 430.000 millones corresponden a nuestro país; íése sería el objetivo del BCE. En los peores momentos de la crisis griega, la autoridad monetaria llegó a comprar más de 100.000 millones de bonos por semana (la pasada adquirió 67.000).
"El BCE tiene que incrementar de forma muy significativa su programa de compras e incluir los activos españoles", opina el banco británico. Y añade que, "aunque el BCE obviamente se siente incómodo con estas operaciones, no hay alternativa en la coyuntura actual, dado que cualquier alternativa política necesitará tiempo para ser acordada y llevada a cabo".
En realidad, se trataría de un rescate de España encubierto, que pretende evitar que se llegue a un rescate de verdad con la fórmula de compra de deuda pública. Si esto no fuera suficiente, habría que llegar al rescate propiamente dicho como en los casos de Grecia e Irlanda. En la jerga financiera, es lo que se conoce como 'bail-in', antes del rescate propiamente dicho, o 'bail-out'.
Hay dudas de que, a pesar de este mensaje tan contundente, vaya a ser suficiente. La citada M&G opina que "el BCE sirve para ganar tiempo", pero lo que está en juego es la supervivencia del euro y, por tanto, hace falta un gran acuerdo político en el que Alemania tiene que ceder su solvencia a los países del Sur, por más rechazo que cause entre su población. Muchas voces piden ya la creación de un Tesoro europeo que emita bonos de forma unificada.
Un primer paso hacia este acuerdo político ha sido la creación, el domingo pasado, del Mecanismo Europeo de Estabilidad (ESM en inglíés), un programa de rescate sin fecha de caducidad ni dotación precisa. Además, el fondo de rescate ya en vigor (FEEF) anunció ayer la emisión de 8.000 millones en bonos en enero para incrementar sus recursos.
Subidón y euforia generalizada
El BCE fue ayer el responsable directo de la explosión alcista que vivieron los mercados de deuda y acciones españoles. La compra de deuda perifíérica acometida por la mañana y las expectativas de una demostración de fuerza en la reunión de mañana dispararon al Ibex un 4,44% e hicieron caer la prima de riesgo respecto a Alemania hasta 251 puntos básicos.
Tambiíén influyó de forma positiva el paquete de reformas anunciado por Zapatero. La impresión generalizada en el mercado es que no son las reformas estructurales que necesita España, pero al menos van en la buena dirección.
Los grandes bancos, protagonistas del desplome previo por su exposición a la deuda española y las dudas sobre las píérdidas inmobiliarias, lideraron tambiíén la subida de ayer: Santander se disparó el 7,16% y BBVA, el 7,29%. Bankinter y Popular superaron el 5% de subida.
La deuda española subió con muchísima fuerza y su rentabilidad (que se mueve a la inversa) cayí§o desde el 5,5% del martes hasta el 5,23%. Eso estrechó el diferencial con el bono alemán hasta 251 puntos básicos, 33 menos que el nivel alcanzado la víspera, máximo desde agosto de 1996.
Y lo mejor es que los analistas se volvieron de golpe optimistas. "Creemos que habrá un fuerte rally de fin de año que permitirá recuperar buena parte de lo perdido en noviembre. En una crisis de verdad todo cae y no hay ningún activo en que refugiarse; esta vez, Wall Street apenas ha bajado y el EuroStoxx 50 lo ha hecho mucho mejor que el Ibex. Eso nos da confianza en que ha sido una caída puntual, no estructural", opina Miguel Irisarri, director general del banco privado A&G.