Por... GABRIELE STEINHAUSER y CIARAN GILES
BRUSELAS -- Las autoridades de la Unión Europea permanecían el miíércoles en alerta máxima mientras buscaban alternativas para contener la crisis de la deuda soberana de algunos socios en medio de las expectativas de que pueda ser sólo temporal la reciente recuperación de los bonos gubernamentales en los mercados.
Las autoridades financieras flexibilizaron al menos otro año las normas sobre los rescates bancarios mientras los inversionistas confiaban en que el Banco Central Europeo concluya su reunión del jueves con señales de que inyectará recursos para impulsar los mercados financieros.
Una venta de bonos portugueses que resultó el jueves mejor que lo previsto tranquilizó a los mercados. El euro tuvo una ligera recuperación así como los bonos de los países con finanzas vulnerables como Portugal, Irlanda y Grecia.
En otro hecho importante, disminuyeron las presiones sobre las deudas soberanas de España e Italia -dos países con finanzas más firmes- pero que el martes tambiíén afrontaban gran escepticismo de parte de los prestadores de dinero.
Sin embargo, los rendimientos y los diferenciales -indicadores de los temores de los inversionistas- continuaban casi en niveles altos sin precedente, ante las preocupaciones de que los llamados PIIGS (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España) incurran al final en insolvencia debido a sus deudas excesivas.
Si esto ocurriera, las píérdidas repercutirían en los balances de los bancos y los fondos de inversiones, o en la necesidad de un rescate que consumiría vastos capitales de la eurozona.
Aunque fue imprevistamente alta la demanda de bonos del tesoro que colocó Portugal por 500 millones de euros (650 millones de dólares), el país tendrá que pagar un interíés de 5,3%, comparado con 4,8% hace dos semanas.
El discurso oficial de altos cargos y políticos de la UE es que no hay riesgo de que Portugal incurra en moratoria, debido a que la UE tiene críéditos disponibles para rescate por 750.000 millones de euros (un billón de dólares).