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Autor Tema: La privatización de la Loterí­a pone en duda la exención fiscal de los premios  (Leído 309 veces)

Orpheo

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07.12.2010 Mercedes Serraller. Madrid 15

Loterí­as y ONCE reparten 6.000 millones de euros de premios al año. Expertos y empresas del sector creen que con el nuevo marco se deberí­an abordar fiscalmente los premios ‘gordos’.

Unos 6.179 millones de euros son los premios que reparten Loterí­as y Apuestas del Estado (LAE) y la ONCE al año en España. La privatización del 30% de LAE, que ya preveí­a el Anteproyecto de Presupuestos y que el Gobierno ha incluido ahora en el último Decreto-Ley de medidas económicas, pone sobre la mesa el debate de la exención fiscal de los galardones en ví­speras del sorteo del gordo de Navidad.

Que los premios tributen es un viejo proyecto del PP que se aparcó por su complejidad. Pero el movimiento liberalizador de la Loterí­a llama a replantear el asunto, según destacan fuentes del sector. A fin de cuentas, es algo que exige la Unión Europea y la misma presión de los mercados.

Todo ello, cuando se valora que, de los 5.000 millones que ingresa el Estado al año por la Loterí­a, perderá 1.000 anuales dentro de un lustro por la liberalización. Las fuentes consultadas del sector consideran que se puede gravar la loterí­a de forma sensata para todos: el Estado recaudarí­a y se evitarí­a una efecto disuasorio sobre los ciudadanos.

Lo que la Administración deja de recaudar porque no grava la Loterí­a no es objeto de un cálculo fácil. Serí­a necesario conocer quiíénes y cuánto perciben, porque al ser el IRPF un impuesto progresivo, no solo incidirí­a el importe del premio, sino tambiíén el resto de la renta de los agraciados en cada año.
Los expertos opinan que para acercarse a la cantidad que se deja de recaudar habrí­a que situarse en el modelo más viable de tributación, el que se someta a los “premios mayores” a los tramos más altos de la escala (actualmente el 43%; en 2011, el 47%).

Sólo a los grandes
Las estimaciones realizadas hace años alcanzaban cifras de 300 millones de euros anuales, tributando exclusivamente por los “premios mayores”. Para no provocar distorsiones en las ventas, los conocedores del sector estiman que es necesario mantener exentos los premios “menores”, como los reintegros de la Loterí­a, que se reinvierten en gran parte en nuevas apuestas. Lo usual con los “premios mayores” es que pasen a engrosar cuentas bancarias, productos financieros o cancelaciones de deudas.

Otros efecto de la tributación de las loterí­as serí­a una mayor prevención del blanqueo de capitales, precisamente cuando coinciden una nueva ley antilavado y una reforma del Código Penal y la Agencia Tributaria (AEAT) afina la lucha contra el fraude.

Según la jurisprudencia europea, esta “exención” mantenida por los Estados Miembros –al contrario que en Estados Unidos– no se opone a ningún principio del Derecho Comunitario, ni existen normas uniformes en materia de IRPF que permitan algún reproche.

La exención española ha sido examinada por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) –sentencia del 6-10-2009–, que declaró que no opera contra el Derecho Comunitario si se entiende que se debe aplicar a los premios obtenidos en juegos gestionados por otros organismos públicos o cuasi públicos de cualquier otro Estado, similares a LAE y ONCE. De manera que el sistema podrí­a mantenerse en la situación actual indefinidamente.

Sin embargo, hay un auto del Tribunal Constitucional del 26 de febrero de 2008 que argumenta que el juego privado tributa precisamente porque no es estatal, lo que abre la ví­a para reclamar la necesaria presión sobre una loterí­a privada.

Ante este panorama, Carlos Lalanda, socio de Loyra Abogados, bufete especializado en juego, se pregunta: “¿No se estarí­a acudiendo precisamente a gravar un nicho de rentas más elevadas, procedentes del azar, dando un respiro a las que proceden del trabajo, de las actividades empresariales o profesionales?”.

Lalanda entiende que “serí­an mí­nimos los costes de gestión”. Y se basa en un adecuado manejo de los instrumentos de recaudación, las obligaciones informáticas impuestas ya, los mecanismos de retención e ingreso de la deuda y la facilidad de identificación al premiado. “Una construcción inteligente de los tipos y escalas de la retención podrí­a allegar nuevos recursos públicos, sin diezmar los privados”, añade.

Según el Decreto-Ley, corresponde a la nueva Sociedad Estatal de Loterí­as el ejercicio de la totalidad de las facultades que tení­a LAE, “quedando subrogada en los derechos y obligaciones”. De forma similar a la liberalización de Correos, que sólo tributará en Sociedades, puesta en entredicho por Competencia.

Juan Manuel López Carbajo, director de la AEAT, dice no saber nada sobre la tributación de la Loterí­a, al igual que los Tíécnicos de Hacienda.


En individuos, la locura es rara; en grupos, partidos, naciones y épocas, es la regla", Nietzsche.