Debo reconocer que hasta el día de hoy he sido un ferviente defensor de la pertenencia de España al club del Euro, me encanta el concepto de Unión Europea, y soy un europeo orgulloso, pero uno tambiíén empieza a reflexionar si realmente la pertenencia a la zona euro, con la imposibilidad de poder diseñar políticas monetarias específicas para España, ni sin poder contar con la posibilidad de poder realizar devaluaciones competitivas de divisas permitirán a España salir de la actual crisis económica y nos condenarán a una larga agonía económica.
Pertenecer al club Euro es un orgullo, y comporta ciertas ventajas, pero pertenecer al club Euro a costa de un 20% de la población en situación de desempleo es una drama y un precio demasiado cara para cualquier sociedad. Dándole vueltas al tema la pertenencia al euro y la creencia que salir de la zona euro sería un absoluto desastre y una ignominia que me empieza a resultar bastante parecida a los que supuso en la Gran Depresión de los años 30 abandonar el patrón oro para poder reactivar una económica que en muchos países estaba simplemente muerta.
Repasando cómo se salvo la Gran Depresión de los años 30:
En 1932 la situación económica en los EEUU era tan grave que en ese año, cuando Franklin Delano Roosevelt, ganó las elecciones a la presidencia, la primera medida que si vio obligado a tomar, en su primer día de presidencia, fue la de cerrar todos los bancos del país y aplicar un fíérreo corralito. En los 3 años anteriores los críéditos de los bancos comerciales habían caído de 50.000 a 30.000 millones de dólares, una cuarta parte de los bancos del país habían quebrado, el precio de la vivienda había caído un 30%, la mitad de las hipotecas estaban impagadas, las fundiciones de acero funcionaban al 12% de su capacidad y las fabricas de coches al 10%, la producción industrial había caído a la mitad y los precios habían retrocedido un 30%. En resumen la situación económica era un autíéntico desastre del que parecía imposible salir.
Al poco tiempo, se envió al congreso la Emergency Banking Act, que entre otras medidas autorizaba a la FED el derecho a emitir moneda adicional no respaldada por oro. Los EEUU estaban abandonando el patrón oro. Para acabarlo de rematar la Agricultural Adjustment Act, daba al presidente el poder para poder devaluar el dólar frente al oro hasta en un 50% y poder emitir 3.000 millones de dólares en billetes sin estar respaldados por oro. Cómo ya os podíéis imaginar la mayoría de economistas del momentos y expertos financieros se rasgaron las vestiduras ante semejantes medidas y vaticinaron el apocalípsis… en aquellos tiempo el patrón oro era una de las leyes más sagradas en política monetaria, romperla se pensaba que era retroceder a la Edad Media.
Sin embargo a los días siguientes, mientras el precio del dólar se desplomaba respecto al oro, la Bolsa subía un 15%, durante los 3 meses siguientes los precios al por mayor se dispararon un 45%, acabando con la deflación que hacía 3 años asolaba el país, con la subida de los precios el coste real del críédito cayó en picado, los pedidos de maquinaria pesada aumentaron un 100%, la venta de automóviles se dobló y la producción industrial aumento un 45%.
Se había roto con un mito, una camisa de fuerza que ataba la política monetaria y probablemente en el momento de tomar la decisión de salir del patrón oro muchos vieron el prestigio de los EEUU debilitado, pero sin embargo la medida fue una de las más cruciales para poder sacar a los EEUU de una depresión económica que parecía no tener fondo.
En una situación similar nos encontramos en España, obviamente no estamos en una crisis de momento tan severa como en la Gran Depresión, pero nuestro problema básico, es que nuestra económica ha dejado de ser competitiva y estamos encadenados a una moneda fuerte. Si queremos salir de esta con relativa rapidez tenemos 3 opciones, a) bajar sueldos, b) incrementar productividad c) devaluar la moneda en un 30%-40%.
La opción c) probablemente la más dolorosa a corto plazo pero la más eficaz a medio-largo plazo, sólo es posible si estamos fuera del euro. Pero quizás lo más importante, es la única de las tres medidas que se puede aplicar con cierta rapidez y probablemente una vez realizada la devaluación y con una nueva posición competitiva en el mundo, sería bastante sencillo atraer de nuevo la inversión extranjera. Además el compromiso de abandonar el euro se podría hacer fijando tambiíén un compromiso de vuelta a la moneda europea una vez estabilizada la situación y con nuevo tipo de cambio más acorde a la capacidad económica de España.
Por reflexionar en voz alta y compartir posibles soluciones que no quede.