Por James Grant, Wall Street Journal
El patrón oro constituyó el sistema monetario que se utilizó de forma más o menos constante desde Waterloo hasta la Primera Guerra Mundial. Era muy simple: los billetes podían intercambiarse por oro, y el oro a su vez en billetes, a una tasa de cambio fija e inviolable. La tarea diaria de un banco central consistía en facilitar este intercambio. Casi todo el activo del Banco Central era oro y casi todo su pasivo eran los billetes en circulación que en su conjunto valían lo mismo que el oro.
El patrón oro desapareció en la Primera Guerra Mundial. En su lugar, los gobiernos del mundo de la posguerra establecieron un sistema que se le parecía. Las monedas y billetes estaban “respaldadas†por lingotes de oro. Pero, de hecho, los banqueros centrales hicieron caso omiso de las normas del patrón “lingotes de oroâ€. Se fabricaron más billetes y monedas de cobre que su correspondiente valor en oro y lógicamente la gente sospechó que se estaba produciendo un fraude. Como consecuencia en la mayoría de los países, las monedas de oro desaparecían en arcas privadas en vez de circular de mano en mano tal como lo habían hecho durante generaciones antes de la Primera Guerra Mundial.
Despuíés de la Segunda Guerra Mundial se creó un sistema basado en el dólar. El dólar era la “divisa de reservaâ€. Equivalía al oro. La libra esterlina fue la divisa de reserva antes de la Segunda Guerra Mundial, la divisa más importante de aquel momento. El dólar estadounidense fue su sucesor. Hoy por hoy ya no existe ni el Patrón Oro ni el “patrón dólarâ€. Ahora los billetes y monedas en circulación (base monetaria) de cada país están respaldadas por divisas y títulos en poder del Banco Central y tambiíén por los críéditos que los Bancos Centrales conceden al Sistema Bancario.
Sin embargo en su intento por revitalizar la economía y rescatar el sistema financiero, los bancos centrales de todo el mundo y especialmente el de Estados Unidos (la Reserva Federal) están comprando muchos activos (títulos de deuda) y dando mucho y muy barato críédito a los bancos cuya consecuencia es imprimir mucho dinero. De hecho, eso es exactamente lo que lleva haciendo la Reserva Federal de Estados Unidos a un ritmo freníético desde que se desatara el pánico en 2008. Como esta política puede generar muchos problemas en las economías algunos economistas creen que se debería volver a implantar el Patrón Oro.
¡Felices Fiestas!