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Autor Tema: LAS MíQUINAS CONTROLAN EL MERCADO, ACí‰PTELO  (Leído 236 veces)

Orpheo

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LAS MíQUINAS CONTROLAN EL MERCADO, ACí‰PTELO
« en: Enero 04, 2011, 09:33:25 am »
La primavera pasada, el Dow Jones lanzó un nuevo servicio llamado Lexicon, que enví­a noticias financieras en tiempo real a los inversores profesionales. Esto en sí­ no es sorprendente. La compañí­a detrás de The Wall Street Journal y Dow Jones Newswires, se ha hecho un nombre con la publicación de una clase de noticias que mueven el mercado de valores.

 

Pero muchos de los inversores profesionales suscritos a Lexicon no son humanos, ellos son algoritmos, cuyas lí­neas de código dominan cada vez más las operaciones en el mercado de valores. Este tipo de inversores no leen las noticias como lo hacen los humanos. Ellos no necesitan que la información venga en vuelta de una historia, ellos sólo quieren datos, y las acciones concretas que esas palabras representan.

 

Lexicon escanea todas las noticias en tiempo real, buscando pistas textuales que podrí­an indicar a un inversor que hacer respecto a una acción determinada. A continuación enví­an esa información de forma legible para sus clientes algorí­tmicos, que la analizan de forma más profunda y realizan operaciones en base a ella. Las máquinas no realizan únicamente cálculos, toman decisiones.

 

Según las últimas estimaciones, la operativa en el mercado de valores por programas automáticos representa al rededor del 70% del total. Cada vez de forma más acuciada, las variaciones del mercado no están basadas en la competencia entre diversos gestores para ver quien tiene la información o el análisis más correcto, sino por febriles algoritmos que exploran el mercado a la búsqueda de díébiles señales de ganancias potenciales.

 

Los algoritmos se han arraigado tanto en nuestro sistema financiero, que los mercados ahora no podrí­an funcionar sin ellos. Los operadores de alta frecuencia compran y venden miles de acciones cada segundo, en una escala masiva, y se aprovechan de pequeñas variaciones del tí­tulo, para generar grandes rendimientos, o grandes píérdidas.

 

El resultado: un sistema más eficiente, más rápido y más inteligente que cualquier humano.

 

Tambiíén es más difí­cil de entender, predecir y regular. Los algoritmos, como la mayorí­a de los operadores humanos, tienden a seguir un juego de reglas bastante simples. Pero tambiíén responden inmediatamente a las condiciones siempre cambiantes del mercado. Cada operación de estos sistemas automáticos afectan directamente al análisis de otros sistemas automáticos, por lo que al final todo se reduce a un diálogo entre máquinas difí­cil de entender para un analista o gestor humano.

 

Individualmente estos algoritmos son fáciles de controlar, pero cuando interactúan entre ellos, se pueden crear comportamientos inesperados, como el sucedido el pasado 6 de mayo de 2010 en el conocido como Flash Crash, cuando el Dow Jones bajó 573 puntos en cinco minutos. Menos de cinco meses más tarde, la compañí­a Progress Energy vio impotente como el precio de sus acciones caí­an un 90%. A finales de septiembre las acciones de Apple cayeron casi un 4% en menos de 30 segundos.

 

La mayorí­a de los analistas coincidimos en que estos movimientos son producto de los programas automáticos de operaciones. Para bien o para mal, los ordenadores tienen ahora el control de las bolsas.

 

Irónicamente, la idea de usar algoritmos para operar en bolsa nació como una forma de compensar el poder de los grandes inversores creadores de mercado. "Nosotros no tení­amos las mismas condiciones de acceso al mercado de valores que otros grandes agentes del mercado. Así­ que tuve que cambiar las reglas", afirma Harold Bradley, ex director de una mediana firma de inversión en Kansas City, y creador o uno de los primeros creadores, de los programas automáticos de gestión.

 

Bradley empezó a explorar el poder de los algoritmos a finales de los 90, y le llevó 3 años crear su programa operativo automático. Primero creó una red neuronal que intentaba emular su forma de reconocer la combinación de factores más significativos a la hora de mover el precio de una acción. En 2000 Bradley reunió un equipo de ingenieros para determinar cuales son las caracterí­sticas o indicadores más predictivos del precio de una acción. Bradley, con ayuda de este equipo, identificó 7 factores, que incluyó en su red neuronal.

 

Despuíés de múltiples mejoras y modificaciones a la hora de ponderar estos factores, utilizó un optimizador para la evolución diferencial de la Universidad de Berkeley, detectando los diez coeficientes de mejor actuación en un historial del mercado de valores de la bolsa de Nueva York. El optimizador generó a partir de esos diez coeficientes 100 o más coeficientes descendencia, que eran aún más eficientes. Bradley realizó una y otra vez este proceso, hasta que descubrió los coeficientes ideales, y que ha hecho a este inversor multimillonario y mudo, pues ya no habla más sobre su programa de gestión automática.

 

Esto sólo fue el comienzo. En poco tiempo, inversores y gestores de carteras de todo el mundo contrataron los servicios de los matemáticos más importantes de todo el mundo, así­ como de los ingenieros con más talento. Estos acadíémicos llevados a las mesas de contratación han provocado la situación actual.

 

Estos algoritmos actúan de múltiples maneras en el mercado. Algunos realizan la función de descubrir, comprar y vender acciones determinadas. Otros han sido ideados para ayudar a los traders a disimular la ejecución de grandes órdenes de compra y de venta, que pueden provocar fuertes movimientos en un valor en el caso que otros programas automáticos los descubran. Otros se utilizan para romper estos códigos y descubrir órdenes masivas que aprovechar. Máquinas contra máquinas.

 

"A menudo discuten en tíérminos como la pelí­cula La caza del Octubre Rojo, como una guerra submarina, en la que algunos algoritmos intentan descubrir la presencia de un gran submarino llegando en la forma de grandes órdenes de mercado, y el trabajo de otros es hacer que ese submarino sea lo más sigiloso posible", afirma Dan Mathisson de Credit Suisse.

 

Hay algoritmos usados que fueron originarios de la NASA, y que ven el mercado como un todo, en lugar de centrarse en las acciones individuales. Pueden detectar tendencias fruto de la interacción de las tendencias de las acciones individuales, que un humano simplemente no podrí­a.

 

El perfil del mercado tambiíén está cambiando. Voleon Capital Management es una firma de a penas tres años de edad, que se dedica al arbitraje estadí­stico, y que interiormente parecerí­a cualquier empresa más de Silicon Bay, con veinteañeros en camisetas y vaqueros, moviíéndose entre cajas a medio abrir, cuyo fundador y cofundador son jóvenes cientí­ficos de las Universidades de Berkeley y Standford.

 

Cuando se les pregunta a algunos de estos dos jóvenes gestores sobre aspectos de la metodologí­a clásica de inversión, como ratios fundamentales, patrones tíécnicos, flujos de dinero...simplemente dicen que ellos no saben de que estás hablando.

 

"Nuestro tipo de estrategias no son las que los humanos utilizan. No estamos en competencia con los humanos, porque simplemente los humanos no pueden hacer lo que nuestras máquinas hacen. Estamos jugando en un campo diferente, tratando de aprovechar aquellos que es demasiado complejo para que el cerebro humano lo entienda".

 

Felix Salmon


En individuos, la locura es rara; en grupos, partidos, naciones y épocas, es la regla", Nietzsche.