Mientras la liquidez se ha convertido en un problema capital para la mayoría de las empresas cotizadas, a Telefónica le sobra. La operadora presidida por Cíésar Alierta destinó el pasado año 5.700 millones de euros a amortizar de forma adelantada un príéstamo sindicado que vencía entre 2012 y 2013 y que fue solicitado hace cinco años para financiar la compra de Cesky Telecom.
Así consta en el folleto informativo enviado a finales de diciembre a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). En dicho archivo, la primera multinacional española explica que entre enero y septiembre había destinado a reducir el importe de dicho críédito en 5.200 millones. Añade que en el último trimestre del ejercicio aportó otros 500 millones para reducir la carga financiera de dicha adquisición.
Una prueba evidente de la constante generación de caja del grupo y de la fortaleza de su balance. La amortización anticipada llama la atención porque apenas un año antes la compañía había solicitado su refinanciación. En origen, el príéstamo, solicitado en 2005, vencía en junio de este año; Telefónica pidió a un conjunto de casi 40 bancos que alargaran el plazo de pago. Así lo hicieron a principios de 2009, cuando ampliaron el vencimiento en dos fases. La primera, por 2.000 millones, con pago en junio de 2012, y la segunda, por la misma cantidad, en el mismo mes de 2013. El resto se abonaba en junio de este año.
Pero la dirección financiera optó en 2010 por amortizarlo de forma anticipada para reducir el pasivo despuíés de que la deuda de la compañía aumentara de forma significativa por la compra del 50% de Vivo en manos de Portugal Telecom. Para financiar dicha transacción, Telefónica solicitó un príéstamo sindicado de hasta 8.000 millones, 5.000 de los cuales vencen en 2013 y los restantes 3.000 millones, en 2015.
El pago adelantado no es un comportamiento habitual en la gestión financiera de la sociedad. Telefónica ha esperado en casi todas las ocasiones al vencimiento de su deuda para abonarla. Así lo hizo en 2010, cuando aguardó al último momento para hacer frente a varias emisiones realizadas por filiales domiciliadas en Brasil, Míéxico, Holanda y Reino Unido por algo más de 4.300 millones de euros.
Más bien al contrario, Telefónica suele acudir con gran frecuencia al mercado de deuda para refinanciar sus príéstamos. En 2009 emitió títulos por valor de 14.000 millones de euros, una cantidad que en 2010 ya se había superado a 30 de septiembre. En concreto, las operación de financiación ascendía a 14.600 millones, debido en gran parte a los 8.000 millones del príéstamo sindicado solicitado para la adquisición de Vivo. Otra demostración de su capacidad de levantar dinero en los mercados internacionales pese al cerrojazo de los bancos extranjeros a la hora de prestar a inversores españoles.
A ello le ayudó que las principales agencias de calificación financiera le mantuvieran el rating tras la compra de la filial brasileña. Así lo hizo Standard & Poor´s y Moody´s, si bien esta última cambio su perspectiva desde positiva a estable. En cualquier caso, admitió que la adquisición tenía un "carácter estratíégico" desde el punto de vista del negocio, ya que mejora la posición competitiva de Telefónica a la vez que le permite tomar "ventaja" del potencial crecimiento del sector de telecomunicaciones en Brasil. En el mismo sentido se pronunció Fitch.