Soy un inversor patológico
La adicción al juego de la bolsa es una enfermedad invisible que puede pasar inadvertida durante mucho tiempo.
Respetado por nuestra sociedad, la obsesión por las inversiones llega a permanecer oculta sin que los propios familiares se percaten de que el aficionado por el mundo bursátil se esta convirtiendo en un inversor patológico.
Detectado a tiempo es fundamental para conseguir mejores resultados en el tratamiento y evitar males mayores. Los expertos alertan sobre estos síntomas:
1) PREOCíšPESE SI LAS INVERSIONES en Bolsa se han convertido en el eje de su vida.
2)SI PERMANECE PENDIENTE de las cotizaciones nacionales e internacionales durante el día y muchas horas de la noche.
3)SI UN DIA NO PUEDE dedicarle tiempo a la bolsa, lo pasa muy mal, reacciona con ansiedad padece trastornos digestivos, inquietud, irritabilidad…
4) ABANDONA OTRAS ACTIVIDADES profesionales y, sobre todo, sociales y familiares.
5) SU TIEMPO DE OCIO esta íntegramente destinado al mundo de las inversiones.
6)EL CARíCTER Y PERSONALIDAD del afectado se va transformando: se vuelve más introvertido, sedentario, asocial…
7)SUELEN SER VARONES de 30 a 50 años con un carácter impulsivo y muy competitivo.
8)SU PERFIL LABORAL es brillante y sus ingresos son medios-altos.
9)PROCEDEN DE FAMILIAS donde ha habido problemas financieros e incluso conflictos familiares centrados en una penuria económica.
10)TIENEN PROFESIONES que le obligan a estar en contacto muy directo con el dinero. Los cajeros de banco serian, por ejemplo, un grupo de riesgo.
11)RELACIONAN EL í‰XITO y el triunfo con el capital. Por ello, su mayor aspiración es conseguir algun día el “gran pelotazo†y enriquecerse, aunque siempre seguirían reinvirtiendo lo ganado.
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