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Autor Tema: ¿POR QUí‰ NO LO ANTICIPARON?  (Leído 307 veces)

Orpheo

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¿POR QUí‰ NO LO ANTICIPARON?
« en: Febrero 14, 2011, 10:36:51 am »
Se retoma ahora el “juicio” a los economistas sobre su falta de anticipación de la Crisis financiera. Y de hecho ha sido el propio FMI el que ha abierto la veda al censurarse a si mismo por no predecirla. ¿Un análisis demasiado superficial? Más bien, la infravaloración de la importancia de los mercados. Precisamente fue el Director Gerente de la Entidad en aquel momento el que auguró que los mercados podí­an influir en la economí­a y no lo contrario como habí­amos estudiado hasta entonces.

 

El tamaño alcanzado en aquel momento por los mercados, su tamaño actual ya que su contracción no ha sido tan intensa, era (y es) un condicionante inexorable de la polí­tica económica. Quizás entiendan mejor la postura de la Fed, cuyas actuaciones ahora parecen más volcadas a seguir apuntalando la recuperación de los mercados pese a la recuperación económica. ¿O es quizás la condición suficiente para que la recuperación económica se profundice? ¿y el riesgo de inflación? Quizás, es la inflación de activos es imprescindible para luchar contra el riesgo de deflación. Sin duda, muchas preguntas a las que ahora no podemos dar respuesta.

 

Sí­, ¿por quíé los economistas no pudieron adelantarse a la Crisis? Les voy a reproducir algunos extractos de una entrevista reciente del economista Avinash Dixit. Es conocido por trabajar con Stiglitz en la teorí­a de los mercados imperfectos y la competencia monopolí­stica. Tambiíén por su libro de texto sobre el comercio mundial (The Theory of International Trade). En definitiva:

 

“En realidad, la teorí­a económica salio mejor parada que la práctica polí­tica…la teorí­a económica y el análisis económico basados en teorí­as bastante comunes mostraban que la situación era insostenible, que en algún momento los precios de la vivienda se vendrí­an abajo. No se sabí­a cuándo, pero casi todo el mundo sabí­a que iba a ocurrir.” Lo que no pudimos predecir fue la magnitud cuantitativa; por ejemplo, cuánto bajarí­a el precio de la vivienda. Y segundo, no logramos reconocer hasta quíé punto la crisis financiera repercutirí­a en la economí­a real.”

 

“Mirando al futuro, creo que algunas de las investigaciones más fructí­feras provendrán de una mejor integración de la teorí­a financiera y la teorí­a macroeconómica. Quizás estíén complementadas por un reconocimiento mejor de los grandes sucesos extraordinarios, algo que ya existe en la teorí­a financiera, pero que no está tan asimilado como convendrí­a en la práctica financiera. Pero la verdadera falla no estuvo en la teorí­a económica sino, por decirlo así­, en el mundo polí­tico y empresarial, donde la gente se trago demasiado algunas ideas simplistas sobre la maravilla de los mercados sin reconocer los cientos de salvedades que hicieron Adam Smith y otros pensadores, y de las que todos deberí­amos haber estado concientes.”

 

“Sobre las próximas crisis, no hay que pensar en suprimirlas. Esa es una ilusión quizás peligrosa, porque si pensamos que las suprimimos los gobiernos, los empresarios, los consumidores, etc.., se comportarán de forma más irresponsable y multiplicarán las probabilidades de crisis. Lo que realmente hay que recordar y me temo que nunca lo aprenderemoses que en las íépocas de prosperidad es cuando debe reinar la prudencia fiscal. Es entonces que los gobiernos deberí­an acumular superávits sustanciales, para poder gastar sin preocuparse por la deuda cuando sobreviene una crisis o una recesión. Lamentablemente, nunca aprenderemos esa lección porque las buenas íépocas económicas son especialmente conducentes a la ilusión de que las malas íépocas nunca regresarán”

 

Al trabajar con los mercados financieros aprendes con el tiempo a respetarlos. Te empequeñeces al considerar la complejidad de su comportamiento. Aunque el detonante ha podido ser la geopolí­tica o los activos reales, todas las crisis en los últimos cincuenta años, realmente en la historia moderna, han pasado por una crisis en los mercados. Las crisis financieras, las de los mercados, los ajustes de valoración de activos, volatilidad de los movimientos de capital. La combinación de la Globalización y el desarrollo tecnológico favorecen esos “factores excepcionales” que ahora deben ser tambiíén considerados. Imponderables de difí­cil valoración que se unen a los riesgos valorables. Mejor asimilarlos que no partir de que podemos evitarlos. Prepararse ante futuros nuevos peligros y excesos. Me temo que se volverán a producir.


En individuos, la locura es rara; en grupos, partidos, naciones y épocas, es la regla", Nietzsche.