Por... Juan Carlos Zuleta Calderón
Despuíés de conocer que Toyota fue el único fabricante de automóviles importante que el año pasado presentó un descenso en sus ventas en los Estados Unidos de Norteamíérica, uno tiene que preguntarse si el gigante automotor japoníés tiene en realidad un as bajo la manga para superar la crisis más profunda que haya enfrentado jamás.
En una anterior contribución publicada en 2009, había dicho que para conservar su mayor participación en el mercado de automóviles del mundo, Toyota probablemente tendrá que modificar de manera significativa su actual estrategia de negocios conservadora.
En agosto de 2010, en otro artículo sostuve que Toyota parecía haber realizado algunos avances a este respecto. Había lanzado ya sus primeros 500 vehículos elíéctricos híbridos enchufables (VEHE) con baterías de iones de litio para pruebas en Japón, Norteamíérica y Europa, y anunciado que, como parte de su nueva asociación con Tesla, producirá en masa una nueva versión del RAV4 completamente elíéctrico, tambiíén con tal tecnología avanzada de baterías.
Por último, en un tercer análisis publicado en noviembre del año pasado, pensíé que Toyota estaba casi lista “para dar a conocer el RAV4 elíéctrico, co-desarrollado con Tesla Motors Incâ€, en el Auto Show de Los Angeles. Así que lleguíé a la conclusión de que era probable que Toyota (y Honda) se volvieran más agresivas en cuanto al uso de baterías de iones de litio en sus próximos diferentes modelos de coches.
En retrospectiva, debo confesar que fui demasiado optimista acerca del interíés real de Toyota en avanzar hacia algún tipo de estrategia comercial a base de litio en un futuro próximo. De hecho, como he sostenido durante mucho tiempo, el fabricante de autos más grande de la tierra tiene mucho que perder con la llegada de los coches elíéctricos enchufables en el mundo. Este evento de transformación trae consigo a las baterías de iones de litio, que son una grave amenaza para las de níquel de hidruro metálico (NiHM), una tecnología en la que Toyota ha invertido mucho.
Pero, esta no es la única fuente de problemas para Toyota. Por un lado, según la revista The Economist, desde su introducción en el mercado (hace más de 10 años), las baterías de NiHM utilizadas por el Prius de Toyota han sido objeto de una oferta ajustada debido a las restricciones de licencias y la forma en que las empresas Texaco y Chevron, los sucesivos propietarios de la tecnología, han impuesto las patentes esenciales en el mercado. En 2009 esta tecnología de almacenamiento de energía fue vendida por Chevron a la SB LiMotive, una empresa conjunta entre Samsung de Corea del Sur y Robert Bosch de Alemania, lo que puede contribuir a aumentar la disponibilidad de estas baterías, aunque sobre todo para los fabricantes de automóviles coreanos y alemanes.
Por otra parte, Toyota tambiíén ha estado enfrentando severas restricciones en el suministro de tierras raras, utilizadas no sólo para las baterías de NiHM, sino tambiíén para el motor elíéctrico del Prius, que ha estado importando desde China.
La estrategia de Toyota parece entonces estar centrada en los siguientes puntos: En primer lugar, prepararse para la transición hacia la propulsión elíéctrica. En este sentido, Toyota ha invertido en Panasonic, que desde el año pasado posee la mayor porción de las acciones de Sanyo, la mayor fabricante de baterías de iones de litio del mundo y, por supuesto, ha invertido en Tesla, el productor de automóviles elíéctricos más innovadores del planeta. Por un lado, su emprendimiento con Panasonic está dirigido a prepararse para la electrificación de la industria automovilística mundial. Por otro lado, la inversión en Tesla le permitirá al fabricante de automóviles japoníés ir más allá de los motores elíéctricos basados en imanes permanentes mientras se mueve hacia los motores de inducción, tales como los utilizados por Tesla a fin de evitar la dependencia futura de Toyota de cualesquier tierras raras.
En segundo lugar, retrasar tanto como sea posible la próxima revolución del vehículo elíéctrico porque esto simplemente matará al Prius, el producto más emblemático de Toyota. Así que de alguna manera al seguir aferrándose a una tecnología obsoleta, tratará de sobrevivir por el momento. ¿Cuánto tiempo resistirá Toyota? En mi modesta opinión, no mucho. Sin embargo, ha demostrado ser una empresa muy capaz. Así que no nos deberíamos sorprender si en realidad tiene otro “plan brillante detrás de las cortinasâ€. Esto nos lleva al último punto de la estrategia de negocios de Toyota a largo plazo.
En tercer lugar, ir más allá de las baterías de iones de litio. Aquí, Toyota está ahora hablando de un nuevo espectro de opciones, desde baterías de magnesio- azufre hasta baterías de litio-aire y baterías de metal-aire e incluso de cíélulas de combustible. Lo que al presente está claro es que Toyota tiene que convencer a todos de nuevo que sigue siendo no sólo la compañía de automóviles más grande del mundo, sino tambiíén la mejor. De esta manera, Toyota se enfrenta al reto de recuperar su anterior carácter innovador pionero.
Despuíés de todo, esta es quizás la única manera en que asegurará algo que sin duda Toyota valora mucho: su reputación.