El 76% de los bonos convertibles para particulares cotiza con píérdidas
El 76,1% del nominal emitido en bonos obligatoriamente convertibles de la banca cotiza en píérdidas. Estos productos computan como capital principal, se venden a minoritarios y pueden convertirse, por tanto, en la tabla de salvación de las entidades ante las nuevas exigencias del Gobierno. Aunque de momento no son una buena inversión para sus titulares.
Los bancos cotizados lanzaron más de 11.000 millones de euros en bonos obligatoriamente convertibles al calor de la crisis. Su ventaja para las entidades es que computan como capital principal, el ratio más preciado ante el plan para devolver la confianza al sistema financiero español. El Gobierno ha fijado el mínimo de los bancos en el 8% y el de las cajas podría llegar al 10%.
La mala noticia es que distan de ser una inversión rentable para los particulares que los compraron, al menos por el momento. Unos 8.500 millones de euros en este tipo de deuda necesariamente canjeable por acciones cotizan por debajo del precio de colocación en el mercado secundario.
El Santander fue el pionero en 2007, al lanzar bonos por 7.000 millones de euros. Sus rivales le siguieron dos años despuíés. Banco Popular emitió 700 millones de euros en este tipo de instrumentos en 2009; Sabadell, 500 millones; y BBVA, 2000 millones.
La tercera ronda de colocaciones llegó el año pasado. Sabadell emitió 468 millones para pagar a los accionistas de Guipuzcoano. Y a finales del ejercicio, Banco Popular vendió otros 500 millones de euros a travíés de su red de oficinas. Criteria, por su parte, pondrá en circulación 1.500 millones de euros "para reforzar la posición de capital" al transformarse en Caixabank.
Los expertos consideran que estos híbridos pueden ser la tabla de salvación para un sistema financiero ávido de instrumentos con los que elevar sus ratios de solvencia. Comprar bonos obligatoriamente canjeables implica, en última instancia, adquirir acciones de la entidad. Por este motivo, se incluyen dentro del capital de primer nivel de bancos y cajas. La principal diferencia respecto a comprar los títulos en Bolsa estriba en que los bonistas reciben intereses y los accionistas se embolsan dividendos.
La evolución del sector en Bolsa ha provocado que la mayoría de los pequeños inversores que apostó por estos híbridos sufra minusvalías latentes. Al margen de lo que han pagado los bonos en concepto de remuneración, los lanzados por el Santander, la primera emisión realizada por Banco Popular y las dos efectuadas por Banco Sabadell cotizan por debajo del precio nominal. En caso de venderlos en el mercado secundario -todos ellos cotizan en el segmento de renta fija de la Bolsa de Madrid- los minoritarios recibirían menos dinero del invertido inicialmente (víéase gráfico).
Las excepciones corresponden a los bonos de BBVA y a la segunda emisión de Banco Popular. Cotizan en ambos casos al precio de colocación, pues el peligro que corren los bonistas es limitado, al no estar el precio de canje fijado. Los híbridos de los bancos presididos por Francisco González y íngel Ron establecerán el precio de conversión con la cotización de los cinco días previos a la fecha de canje. El riesgo está en que las acciones de Banco Popular caigan por debajo de los dos euros y las de BBVA, de los 4,5 euros. Esos son sus respectivos precios mínimos de conversión.
Las cifras
8% es lo que rentan anualmente los bonos obligatoriamente convertibles que emitió Banco Popular a finales del año pasado.
7,75% ofrecen al año los bonos que emitió Sabadell para comprar Guipuzcoano.
11.168 millones en deuda necesariamente convertible ha vendido la banca.
La obligación de canje marca la diferencia
Que el canje sea obligatorio o no es crucial a la hora de determinar el precio de los bonos convertibles. Y es que, a la hora de la verdad, son productos muy diferentes.
Los bonos convertibles clásicos son renta fija que puede transformarse en variable si al titular le interesa. Por ejemplo, si Telefónica emite bonos convertibles con un precio de canje de 22 euros, los inversores solo los transformarán en títulos si el precio supera esos 22 euros.
En caso de que los inversores decidan no convertir los bonos en acciones, al vencimiento recibirán su inversión inicial, a la que habrán de sumar los intereses recibidos.
Este tipo de híbridos se coloca usualmente entre inversores institucionales, a diferencia de los obligatoriamente convertibles, que se venden a minoritarios. Algunas de las empresas españolas que han emitido bonos voluntariamente convertibles son FCC, Abengoa y La Caixa.
La última colocación de convertibles de Abengoa se remonta a enero de 2010. Vendió entre institucionales 250 millones de euros en bonos a siete años con un cupón fijo del 4,5%. El precio de conversión inicial asciende a 30,27 euros por acción; es decir, los inversores canjearán los bonos siempre que los títulos del grupo superen dicha cota. Abengoa ya había emitido bonos convertibles meses antes.
FCC vendió en octubre de 2009 bonos canjeables en acciones por un nominal de 450 millones de euros. El vencimiento de estos híbridos se producirá en 2014 y la rentabilidad anual asciende al 6,5%. El precio de canje está fijado en 39,287 euros por título, de forma que FCC tendría que subir un 71,7% respecto al cierre de ayer para que sea rentable convertir los bonos en acciones.
La Caixa fue de las primeras entidades en emitir bonos convertibles. La diferencia respecto a los lanzados por Santander, BBVA, Popular y Sabadell está en que el canje de los actualmente en circulación es voluntario. Además, solo los inversores institucionales pudieron comprarlos. En mayo de 2008, la caja de ahorros emitió 837,7 millones de euros de bonos que pagan un 3,5% anual. Se pueden convertir, a elección del inversor, en acciones de Criteria a un precio 5,66 euros.