Iberdrola ha decidido no aplicarse la medicina que le exige a ACS para curar sus inversiones fallidas. La elíéctrica ha decidido no provisionar su inversión del 19,5% en Gamesa, donde acumula importantes minusvalías. El grupo dirigido por Ignacio Sánchez Galán considera que su caso es diferente al de holding de Florentino Píérez, al que ha acusado de no contabilizar de forma adecuada las píérdidas de su participación del 20,2% en el grupo energíético.
Iberdrola estima que las normas de contabilidad internacional no le obligan a cubrir las minusvalías latentes de cerca de 250 millones de euros que tiene en el fabricante de aerogeneradores. Su argumento se basa en que, a diferencia de lo que le ocurre al grupo de los March y los Albertos, Iberdrola si tiene presencia en el consejo de administración y, por tanto, influencia significativa en la gestión. Al tener asiento en el órgano de gobierno, su inversión es a largo plazo y no de carácter financiero, por lo que no tiene obligación de provisionarla.
La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) le pidió explicaciones a Iberdrola por sus participaciones industriales a finales de julio del pasado verano para que detallara cómo contabilizaba su inversión en Gamesa despuíés de que las acciones de esta empresa vasca cerraran en 2009 muy por debajo del precio al que había adquirido los 34,3 millones de títulos que tenía hasta ese momento. La elíéctrica explicó que “no existía un deterioro del valor en libros de dicha participación†y que había calculado un valor recuperable de su paquete en función de las hipótesis de la empresa y de las estimaciones de los analistas.
Sin embargo, Gamesa se hundió un 50,8% en 2010, hasta cambiarse a 5,7 euros, el precio más bajo en siete años. Teniendo en cuenta que Iberdrola compró su 14,1% a un precio consolidado de 12,7 euros, sus píérdidas latentes se elevaban a 260 millones de euros. A finales del pasado, aprovechando precisamente este desplome, la primera elíéctrica española elevó su paquete en la empresa vasca hasta el 19,5%.
A priori, si Iberdrola aplicase los mismos principios que ha exigido a ACS por sus píérdidas en el 20,2% que tiene en la elíéctrica y el 29,9% en Hochtief, cuestión por la que ha denunciado en los tribunales a la constructora, el grupo energíético debería haber cubierto esta posición. Pero Iberdrola, que hoy presenta sus cuentas, ha decido no hacerlo porque se basa en la norma 28 de las IAS.
Fuentes próximas a Iberdola aseguran que su caso es muy distinto al de la constructora. La principal diferencia es que no tiene presencia en el consejo y que, en consecuencia, no tiene influencia en las decisiones de la compañía, cuestión vital según las normas internacionaleS. Pero sobre todo subrayan que ACS tiene calificada su inversión en Iberdrola como de carácter financiero y disponible para la venta (IAS 39). Por el contrario, Iberdrola ha sido un accionista estable de Gamesa, aunque en 2009 vendió un 10% del capital a 16,10 euros por acción.
ACS y Bancaja
Efectivamente, ACS no tiene asiento en el consejo de la empresa con sede en Bilbao porque los administradores rechazaron su propuesta en la pasada junta. Pero si lo tiene Bancaja, que es dueña de cerca del 5,7% del grupo energíético y que, tras oponerse a hacerlo, ha tenido que destinar 650 millones de euros para cubrir sus píérdidas en esta inversión. La caja valenciana, ahora fusionada con Caja Madrid, tambiíén fue advertida por la CNMV.
ACS justificó que no debía dotar sus minusvalías de casi 2.000 millones en Iberdrola porque la elíéctrica cotizaba por debajo de su valor en libros y por sus perspectivas de cobrar dividendos según la política de remuneración al accionista. La constructora añadió que era más adecuado valorar Ibedrola por el míétodo de descuento de dividendos futuros “en lugar de tomar como referencia la cotización bursátil, que en ningún caso representa el valor fundamental de la compañíaâ€.