La marea negra de los precios del petróleo amenaza seriamente la frágil recuperación de la economía española y pone en jaque el cumplimiento de las previsiones de las variables fundamentales de crecimiento y precios, además de generar un efecto pobreza que se traslada rápidamente y con mayor o menor profundidad a la generalidad de los agentes económicos.
El primer efecto económico directo y mensurable es la subida de la factura petrolera, que puede representar una píérdida de riqueza equivalente a unos 22.000 millones de euros adicionales, de sostenerse en el tiempo la cotización media de 115 dólares el barril. Esta cantidad representa más o menos el 2% del PIB. "De la reacción de los agentes económicos dependerá la incidencia de este efecto pobreza en la variable de este año del PIB", afirma íngel Laborda, director de coyuntura de la Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas).
"Lo normal será que el impacto adicional del petróleo se trate de moderar a costa de los márgenes de explotación para evitar píérdidas de competitividad, por lo que es difícil prever el impacto en el PIB de este año. Digamos que a largo plazo puede erosionar el PIB esos dos puntos más de coste de la factura, pero este año puede llevarse algunas díécimas", aclara Laborda.
En consecuencia, si el PIB, como había estimado Funcas en su última revisión, iba a aumentar el 0,8% en este año, no es arriesgado afirmar que pueda quedarse en los límites entre el signo levemente positivo y el levemente negativo.
Inflación a la vista
El mecanismo consiste en que el efecto pobreza tiene una inmediata repercusión en la demanda de los agentes económicos, consumo privado fundamentalmente, que representa un porcentaje muy elevado del PIB español. Si se resta de este consumo, que aunque mejoró en 2010, aún no ha recuperado índices positivos, no es aventurado colegir que el shock petrolero va a hacer retroceder este indicador.
La subida del precio del petróleo tiene un doble efecto sobre los precios internos. El primero y directo sobre los productos derivados del petróleo, gasolinas y fuelóleos, cuyas tensiones de precios son visibles desde hace varios meses, incluso antes de producirse el efecto de fichas de dominó en el Magreb y los países del área del Golfo Píérsico. Es el traslado de la elevación del imput energíético a todas las actividades en la que este factor tiene un peso en la constitución final de los precios.
Pero hay un efecto llamado de segunda vuelta que es la traslación de las subidas de la inflación a otras variables, como los salarios indexados en los convenios con la evolución de los precios, con lo que se retroalimenta el proceso inflacionario a corto plazo, aunque a largo plazo el efecto es el contrario, contracción del consumo y del empleo, que desembocan en un proceso deflacionario como se ha visto hace poco más de un año.
Mirando al BCE
En un cálculo habitual de los analistas el multiplicador del coste del petróleo sobre la inflación en el caso español sería de tres centíésimas de IPC por cada 1% de subida del crudo. Si sobre un precio medio a lo largo del año, establecido en los Presupuestos Generales del Estado en 81,8 dólares por barril, se produce una elevación sostenida del 30% a lo largo del año, el impacto directo en el IPC sería de aproximadamente un punto, sin contar los efectos de segunda vuelta.
La vulnerabilidad de la economía española a las variaciones al alza de los precios del petróleo se expresa fácilmente con señalar que la importación de crudo supone el 14 por ciento de las importaciones españolas y el año pasado representó una factura de más de 34.000 millones de euros (una subida respecto al año anterior del 39,1 por ciento), el 3,4% del PIB.
En los países de la Unión Europea esta vulnerabilidad es algo menor, pero no van a librarse tampoco de importar inflación a travíés del crudo. El tablero de mandos del Banco Central Europeo tiene una luz roja encendida. "Esta nueva variable ha de ser tenida en cuenta y puede hacer variar considerablemente los escenarios", subraya Miguel Paz, de Unicorp.
En este sentido, distintos miembros del Banco Central Europeo (BCE) ya han mostrado en los últimas días su inquietud por las crecientes presiones inflacionistas. Es más, será el asunto que marcará la reunión que la institución celebrará el próximo jueves. Aunque, por el momento, los expertos no esperan un encarecimiento del precio del dinero, que permanecen en el 1 por ciento desde mayo de 2009, sí contemplan que el BCE pueda elevar los tipos en la segunda mitad de 2011. Así lo está descontando ya el euribor a 12 meses, que ayer superó el 1,75% -llegó hasta el 1,752- por vez primera desde abril de 2009.
Desde el inicio de las revueltas en Túnez en diciembre, la sostenida subida de precios se ha acelerado en la última semana y media desde la propagación de la revueltas a Libia. Esta mayor velocidad se explica por distintos motivos. El primero, que, a diferencia de Túnez o Egipto, Libia es uno de los 12 socios de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), una credencial que revela que su influencia en el mundo energíético es superior. En enero, bombeó 1,57 millones de barriles al día (mb/d), el 1,8% de la producción mundial y el 5,3% de los barriles que el cártel saca cada día al mercado. El segundo gran motivo es más indirecto. Tiene que ver con el temor a que la onda expansiva de las protestas alcance a otros productores más poderosos, como Arabia Saudí, que en enero bombeó 8,43 mb/d.
Ante la posibilidad de que el mercado de petróleo sufra problemas de abastecimiento, los precios no dejan de subir. Ayer, el barril Brent, de referencia en Europa, se revalorizó un 3,5%, hasta los 115,2 dólares, aunque marcó un máximo diario en los 119,8, la cotización más alta desde agosto de 2008. Al otro lado del Atlántico, el West Texas Intermediate (WTI), subió un 3,3%, hasta los 101,3 dólares. Y la cesta de crudo confeccionada por la OPEP repuntó hasta los 105,8 dólares. En ambos casos tambiíén se trata de los precios máximos desde 2008.
Desde mediados de diciembre, la escalada del petróleo es espectacular. Y en todas sus versiones: el Brent acumula una subida de 23,3 dólares en este periodo; el WTI ha repuntado 13 dólares; y la cesta del crudo de la OPEP, 17,1 dólares. Los expertos ya no descartan la posibilidad de que, ataque el ríécord histórico marcado en julio de 2008, de 147,5 dólares por barril.