Según informó ayer la Casa Blanca, Barack Obama habló por telíéfono con los mandatarios europeos y expresó su "profunda preocupación" por el uso de la violencia por parte del ríégimen del coronel Muamar el Gadafi, que, dijo, "viola las normas internacionales y todos los estándares de la decencia humana".
Asimismo, abordó "medidas apropiadas y efectivas" para que la comunidad internacional responda de inmediato a los acontecimientos en el país norteafricano.
El comunicado no precisó quíé tipo de medidas exactamente debatieron los líderes.
Los cuatro mandatarios expresaron "su firme apoyo a los derechos universales del pueblo libio, incluido el derecho de reunión pacífica, la libertad de expresión y la capacidad de decidir su propio destino".
Todos ellos abordaron la gama de opciones que preparan la Unión Europea y EEUU para hacer que el Gobierno libio responda de sus actos y para aportar ayuda humanitaria, agregó la Casa Blanca.
Según el comunicado, "los líderes se mostraron de acuerdo en mantener estrechas consultas sobre estos asuntos a medida que se desarrollen".
La Presidencia francesa indicó que en su conversación con Obama, Sarkozy le anunció su intención de pedir una nueva reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU.
Sarkozy señaló que, tras la adopción por unanimidad de una declaración del Consejo el pasado martes, "son necesarias medidas concretas" para "permitir el acceso inmediato de ayuda humanitaria y sancionar a los responsables de la violencia contra la población civil libia", informó el Elíseo.
Previamente, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, había indicado que en estas conversaciones Obama abordaría "las diferentes opciones que podemos tomar junto a nuestros socios internacionales" y que "podamos contar con medidas pronto".
"Estamos interesados en actuar rápidamente" respecto a Libia, pues "lo demanda" la situación actual en el país norteafricano, "fluida, cambiante y peligrosa", declaró el portavoz.
"Nos centramos ahora mismo", explicó, "en cómo podemos presionar sobre la situación a corto plazo", y subrayó: "No excluimos ninguna opción".
En la rueda de prensa diaria del Departamento de Estado, el portavoz de este organismo, Philip Crowley, indicó que Libia "debe ser expulsada" de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, que celebrará una reunión extraordinaria el próximo lunes para tratar sobre la crisis en el país árabe.
La secretaria de Estado, Hillary Clinton, tiene previsto desplazarse a Ginebra para participar en esa reunión, mientras que William Burns, subsecretario del Departamento de Estado para Asuntos Políticos, efectuará una gira por capitales europeas para abordar las diversas opciones para presionar a Libia.
Gadafi, tras dejar claro que no tiene intención de abandonar el poder, hizo ayer un llamamiento a la población para combatir a los rebeldes que, despuíés de haber reforzado el control sobre una parte del país, se encuentran ya a las puertas de Trípoli.
En un mensaje telefónico retransmitido simultáneamente por las tres cadenas de televisión libias, Gadafi volvió a acusar a los contestatarios de ser "jóvenes locos y drogados, manipulados por los servicios extranjeros y que sirven a Al Qaeda y Bin Laden".
Entretanto, los sangrientos ataques contra los manifestantes prosiguen, mientras la rebelión se ha propagado al oeste y al sur del país donde nuevas ciudades han caído en las manos de los que se oponen al ríégimen de Trípoli.
El Gobierno estadounidense intenta evacuar a sus ciudadanos en Libia en un ferry especialmente fletado para la ocasión, con capacidad para 575 pasajeros, despuíés de que le fuera denegado el permiso para enviar aviones.
El buque, que lleva 285 personas a bordo -40 funcionarios, 127 ciudadanos estadounidenses y 118 de otros países-, no ha podido partir tampoco hoy debido al mal tiempo en la costa libia.