Por... Isaac Leobardo Sánchez Juárez
El presente artículo de reflexión preliminar tiene dos objetivos, por un lado exponer que la inflación implica un serio problema para la sociedad y por ello es un objetivo central de toda política macroeconómica moderna. Estrechamente vinculado con el anterior, el segundo consiste en indicar, mediante el uso de la evidencia histórica de EE.UU., que los precios del petróleo si fueron en algún momento determinantes de las elevadas tasas de inflación registradas —esto porque algunos economistas, a raíz de lo ocurrido recientemente en parte del mundo árabe, consideran que no es verdad que las alzas en el precio del petróleo empujarían la inflación a niveles mayores en EE.UU.
Lo que es cierto es que la tasa de inflación en EE.UU., en el corto plazo, es menos vulnerable a los incrementos en los precios de petróleo, pero íéstos siguen teniendo un impacto a travíés de los desplazamientos en la oferta agregada, por lo que creer que la inflación en el corto plazo es un fenómeno estrictamente monetario es erróneo, ya que se ha demostrado que es únicamente en el largo plazo que la tasa de crecimiento de la moneda determina la tasa inflación.
Dicho lo anterior, se inicia con el primer objetivo. La inflación es uno de los mayores problemas a los que se enfrenta una economía. Entre los posibles efectos negativos de una inflación esperada se tienen los siguientes: reducción del poder adquisitivo de los consumidores, incremento de los costos de producción, incremento en los costos de transacción, variaciones bruscas en los precios relativos, distorsión del efecto previsto de los sistemas impositivos y generación de incertidumbre en las transacciones que se realizan en una economía, tan solo por mencionar algunos.
La inflación no anticipada es todavía peor, ya que arbitrariamente redistribuye el bienestar entre los individuos. Se puede apreciar este efecto observando el mercado de príéstamos a largo plazo. La mayor parte de príéstamos especifican una tasa de interíés nominal, la cual está basada en la tasa de inflación esperada al momento del acuerdo. Si la inflación es mayor a lo que se esperaba el deudor gana y el acreedor pierde porque el primero paga el príéstamo con dinero que tiene un menor valor. Por otra parte, si la inflación es menor a lo esperado, el acreedor gana y el deudor pierde porque el pago es mayor que lo que las dos partes habían anticipado.
Otro ejemplo acerca de los daños que provoca la inflación no anticipada son aquellos individuos que cuentan con una pensión fija. Los trabajadores y las empresas a menudo acuerdan que el trabajador recibirá al tíérmino de su periodo laboral una pensión nominal fija. Dado que la pensión representa un ingreso diferido, el trabajador esencialmente está haciendo un príéstamo a la empresa: el trabajador provee servicios laborales a la empresa mientras es joven o en edad laboral, pero únicamente obtiene el total de su pago hasta que es mayor o se retira. Como cualquier acreedor, el trabajador se ve perjudicado cuando la inflación es más alta que la anticipada. Como cualquier otro deudor, la empresa se ve perjudicada cuando la inflación es más baja que lo anticipado.
Este tipo de situaciones proveen un claro argumento en contra de la inflación. Todavía más, entre más variable sea la tasa de inflación, mayor será la incertidumbre. Dado que la mayor parte de personas tiene aversión al riesgo —no les gusta la incertidumbre—, una tasa de inflación variable termina afectando a la mayoría. La inflación es una causa de la reducción en el bienestar de las personas y si a íésta se le agrega una tasa de desempleo creciente, las cosas se vuelven realmente terribles. De hecho, la suma de la tasa de inflación y desempleo crea un índice del grado de bienestar de una economía.
Aquí es donde entra el segundo tema de interíés de este artículo: el petróleo y más concretamente sus precios y el efecto en la tasa de inflación. Hace algunos años, en los setenta y ochenta para ser exactos, el cambio en los precios del petróleo tuvo gran influencia sobre las tasas de desempleo e inflación. El cambio en los precios del petróleo fue motivo de variaciones del bienestar de la economía mundial, particularmente para los países importadores de petróleo.
Por cierto, las oscilaciones en los precios del petróleo de aquellos años no fueron el resultado de un mercado desregulado y libre, sino producto de modificaciones arbitrarias realizadas por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEC por su siglas en inglíés), la aparición en la escena económica mundial de este cártel provocó un tremendo choque de oferta que sirvió como un ejemplo prístino de las nefastas consecuencias que tiene la ausencia de competencia —conviene recordar lo sucedido para entender la importancia que tiene el continuar fomentando la libertad y competencia en los mercados y la falla en su momento de las políticas keynesianas enfocadas exclusivamente en la demanda.
En los primeros años de los setenta, la reducción en la oferta de petróleo por parte de la OPEC provocó serios incrementos en el precio de este insumo fundamental de la industria, lo que exacerbó la tasa de inflación mundial. El incremento en el precio del hidrocarburo provocó un fenómeno conocido como estanflación, que no es otra cosa que la combinación de una baja producción (elevado desempleo) y una alta inflación en muchos países industrializados. Las estadísticas que aparecen enseguida muestran lo que ocurrió en EE.UU.:
Año
Δ precio del petróleo
Tasa de inflación
Tasa de desempleo
1973
11,0%
6,2%
4,9%
1974
68,0
11,0
5,6
1975
16,0
9,1
8,5
1976
3,3
5,8
7,7
1977
8,1
6,5
7,1
Fuente: Elaboración con base en Mankiw (2010:282).
El 68% de incremento en el precio del petróleo en 1974 representó un choque adverso sobre la oferta agregada de grandes proporciones. Como se sabe, a partir de la teoría macroeconómica ortodoxa, este choque condujo en el corto plazo, a un incremento en la inflación y un aumento del desempleo. Algunos años despuíés, cuando la economía mundial casi se había recuperado de la recesión provocada por la OPEC, volvió a ocurrir lo mismo. La OPEC incrementó los precios del petróleo causando estanflación. Aquí las estadísticas para EE.UU.:
Año
Δ precio del petróleo
Tasa de inflación
Tasa de desempleo
1978
9,4%
7,7%
6,1%
1979
25,4
11,3
5,8
1980
47,8
13,5
7,0
1981
44,4
10,3
7,5
1982
-8,7
6,1
9,5
Fuente: Elaboración con base en Mankiw (2010:282).
El incremento de los precios del petróleo en 1979, 1980 y 1981 condujo nuevamente a inflaciones de dos dígitos y un elevado desempleo. Para mediados de los ochenta, una serie de problemas políticos en el mundo árabe redujo las posibilidades del cártel de contraer la oferta del petróleo. De hecho, los precios del petróleo se contrajeron abruptamente, lo que revirtió la estanflación. Aquí la cifras:
Año
Δ precio del petróleo
Tasa de inflación
Tasa de desempleo
1983
-7,1%
3,2%
9,5%
1984
-1,7
4,3
7,4
1985
-7,5
3,6
7,1
1986
-44,5
1,9
6,9
1987
18,3
3,6
6,1
Fuente: Elaboración con base en Mankiw (2010:283).
Para 1986 los precios del petróleo habían descendido casi a la mitad. La estrepitosa caída en los precios del petróleo (choque de oferta favorable), condujo a una reducción de las tasas de inflación en EE.UU. y la caída del desempleo por los incrementos de la producción.
Recientemente, las variaciones de los precios del petróleo no se han convertido en un factor importante de las fluctuaciones económicas en EE.UU., debido a que dicha economía ha realizado cambios tecnológicos y organizacionales que la hacen menos vulnerable a los choques en el precio del petróleo. La economía se encuentra basada más en los servicios y menos en los productos manufacturados, los primeros requieren comparativamente menos energía. En lo general, se ha reducido el consumo de petróleo por unidad de PIB.
Los cambios en la función de producción estadounidense implican que incrementos abruptos en los precios del petróleo, como los acontecidos en 2007 y 2008 tengan un menor impacto macroeconómico que en el pasado (los precios pasaron en promedio de 64,20 dólares por barril en el primer año a 91,48 en el segundo). El impacto es ahora menor sobre la inflación y el desempleo, pero tal y como lo sugiere la teoría macroeconómica ortodoxa se presenta un desplazamiento (ligero) de la curva de oferta agregada.
Para terminar, la inflación representa un serio problema macroeconómico que es necesario atender. Los precios del petróleo fueron en un momento histórico determinantes cruciales de la tasa de inflación en EE.UU., hoy lo son menos, pero siguen siendo factor de preocupación ya que impactan la curva de oferta agregada de corto plazo y de aquí el nivel general de precios. Aunque no debe perderse de vista que en el largo plazo el único determinante de la tasa de inflación es la tasa de crecimiento de la moneda, la cual se encuentra regulada por la Reserva Federal. Para evitar confusiones es necesario distinguir entre el corto y largo plazo en el análisis macroeconómico.
Referencias:
Mankiw, Gregory, 2010, Macroeconomics, Nueva York, Worth Publishers.