El Banco Central Europeo ya ha anunciado que posiblemente habrá una subida de tipos de interíés en abril. Esta decisión supone una muy mala noticia para la economía española porque tienen efectos de segunda ronda, es decir, efectos secundarios. ¿Cuáles?
Las palabras de Jean Claude Trichet pueden conllevar desde el encarecimiento de las hipotecas, hasta un freno para el consumo, los ingresos empresariales, la creación de empleo y, en definitiva, el crecimiento. Así se traslada esta medida a la economía real.
1-Encarecimiento de las hipotecas
Este es el efecto más obvio. Una subida de tipos de interíés supone el encarecimiento de las hipotecas de los españoles. Según cálculos de Analistas Financieros por cada 50 puntos básicos de subida, la factura de la hipoteca se encare 60 euros al mes para un príéstamo medio de 150.000 euros. Eso sí, este impacto puede no ser inmediato y que tarde unos seis meses en afectar al desempleo, porque es entonces cuando buena parte de las familias habrán revisado sus hipotecas (se hace una vez al año y se toma como referencia al euribor).
2-Cae la demanda
Esos 60 euros más en la cuota hipotecaria suponen directamente un recorte en el poder adquisitivo de los ciudadanos. Pero, además, esto llegaría despuíés de que los españoles estíén sufriendo ya en sus bolsillos la subida de precios de la gasolina y la escalada de la inflación en general hasta que la subida de tipos no logre su efecto moderador en los precios.
Todos estos factores confluyen en un contexto de congelación salarial (por ejemplo, las grandes empresas sólo subieron un 0,2% los sueldos en 2010, frente al 3% que se elevó el IPC). En conclusión, el consumo, que creció un 1,2% en 2010, podría ralentizarse en los próximos meses.
3-Los ingresos empresariales se ven mermados
La caída de la demanda afecta directamente a las compañías, pero además los tipos por sí mismos tambiíén afectan a sus cuentas. Obviamente, la financiación tambiíén se encarece para el tejido empresarial y en un momento de escasez de liquidez como el actual supone un lastre más.
Así, el encarecimiento de la financiación, precedido tambiíén del aumento de los precios energíéticos que se está registrando en la actualidad, podrían hacer perjudicar a los resultados empresariales. Además, no hay que olvidar que las empresas ese aumento de costes no lo pueden repercutir en precios ante una posible caída del consumo.
4- No ayuda a la generación de empleo
Con este panorama, las empresas seguirán recortando costes como lo han hecho hasta ahora, en personal. Por lo tanto, no parece el escenario más proclive para generar empleo y recuperar el maltrecho mercado de trabajo (con casi 4,3 millones de parados). Los expertos apuntan que, sobre todo, este impacto negativo podría llegar a finales de 2011 y 2012.
5- Dificulta la recuperación económica
En definitiva, una caída de la demanda y de los beneficios empresariales pueden poner en peligro el díébil crecimiento de la economía española (sólo creció un 0,2% en el cuarto trimestre de 2010 y en el conjunto del año todavía protagonizó una caída del 0,1%).