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Autor Tema: ¡¡Los 'pisos-nido' de doña Mercedes!!  (Leído 375 veces)

txiki

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¡¡Los 'pisos-nido' de doña Mercedes!!
« en: Marzo 10, 2011, 06:31:44 pm »
Los 'pisos-nido' de doña Mercedes
Una mujer montó en Bilbao una extensa red de casas para esconder a embarazadas de familias burguesas - Los bebíés eran dados en adopción
NATALIA JUNQUERA / JESíšS DUVA - Madrid - 10/03/2011

Durante díécadas miles de bebíés en España fueron sustraí­dos o separados irregularmente de sus padres. Sigue la serie de EL PAíS sobre este tráfico de niños y ofrece el relato de las ví­ctimas y de quienes participaron en las tramas.

Un nombre de mujer se repite en los sobrecogedores relatos de muchas de las madres que están denunciando el robo de sus hijos: el de Mercedes Herrán de Gras, que levantó una extensa red de pisos-nido para embarazadas en Bilbao. Su finalidad era entregar a niños en adopción a travíés de una asociación fundada ex profeso por ella misma llamada Marí­a Madre. Doña Mercedes, como siguen refiriíéndose a ella aquellas mujeres, llegó a tener en alquiler ocho viviendas en cada una de las cuales habí­a una media de entre 10 y 22 chicas en periodo de gestación.

Los padres pagaban 25.000 pesetas al mes por la estancia de las jóvenes

Las embarazadas pobres costeaban su hospedaje haciendo la limpieza

A muchas se les forzaba a dar al bebíé en adopción para eludir el escándalo

La cabecilla de la red intercambiaba niños con una monja de Tenerife

"Todas le tení­amos miedo. Era una mujer muy soberbia, muy rica. Siempre iba muy enjoyada. Tení­a varios abrigos de piel. Casi no hablaba con nosotras. Solo vení­a, nos tocaba el vientre y calculaba el tiempo que nos faltaba para dar a luz", recuerda Dolores Chumillas, una de las chicas que fue a parar a uno de aquellos pisos. En su caso, fue captada por Fernando Ayala, un cura que remití­a a los pisos de doña Mercedes a las jóvenes que conocí­a en la parroquia de San Nicolás de Bari.

Al llegar allí­, Dolores se sintió fuera de lugar. "En el piso, que estaba en la calle de la Alameda de Urquijo, habí­a 19 chicas más embarazadas. Todas eran de familias bien. Se vestí­an de manera diferente, hablaban de una forma distinta, tení­an las manos muy cuidadas, joyas... Sus padres iban a verlas con frecuencia", recuerda Dolores, a la que Mercedes puso a trabajar "como fregona" del resto de mujeres que habí­a en la casa para costear su estancia.

"Eran hijas de jueces, míédicos, abogados, aristócratas, polí­ticos, militares, empresarios...", asegura otra de las inquilinas de aquella casa, que prefiere ocultar su nombre y acusa a Herrán de Gras de robarle a su hijo en 1974. "El 90% eran adolescentes", añade. "Eran nuestros padres los que nos metí­an allí­, pero algunas aceptaban que las internaran en aquel piso como una forma de ocultar el embarazo y luego deshacerse del niño. Otras, como yo, que tení­a 17 años, estábamos allí­ forzadas por nuestros padres y no querí­amos dar a nuestros hijos", recuerda. "Mi padre estuvo reprochándome durante años el dinero que le habí­a costado mi estancia allí­. Cada mes, según me dijo, tení­a que pagarle a doña Mercedes 25.000 pesetas. Solí­a decirme que con ese dinero podí­a haberse comprado un piso".

La red de viviendas de Herrán de Gras estaba pensada para las hijas deshonradas de familias burguesas. Pero doña Mercedes tení­a tantos compromisos con matrimonios que querí­an adoptar que tambiíén acogió, aunque en condiciones bien distintas, a mujeres como Dolores Chumillas, sin dinero o apoyo familiar de ningún tipo. En estos casos, eran curas como el padre Ayala y monjas como sor Juana Alonso, superiora de la casa-cuna de Tenerife, quienes localizaban a las jóvenes embarazadas y las remití­an a doña Mercedes. "Lo tení­amos muy bien organizado. Yo he ido más de una vez a Bilbao. Ella tení­a madres que iban a dar a luz y de vez en cuando nos llamaba y nos decí­a: 'Id preparando a los padres para que vayan a verlo'. Doña Mercedes tambiíén me llamaba cuando tení­a algún compromiso y nos pedí­a un niño, y a veces tambiíén le decí­amos: 'Mujer, díéjanos alguno', porque nosotras tení­amos tambiíén otra petición", declaró la monja a EL PAíS.

"En los pisos, nos colocaba según nuestro nivel social. A las chicas con poco dinero solí­an ponerlas juntas en una habitación aparte", recuerda una de las inquilinas de buena familia.

En el caso de Dolores Chumillas, que dio a luz en 1978, los padres, de origen humilde, no podí­an costear las 25.000 pesetas al mes que costaba la discreta estancia en uno de estos pisos. Ni siquiera sabí­an que su hija estaba allí­, pues Dolores habí­a decidido escaparse despuíés de que el padre de la criatura, con el que la habí­an obligado a casarse al quedar embarazada, empezase a pagar con ella su alcoholismo.

Así­ que Dolores limpiaba en la casa donde conviví­a con otras embarazadas de familias bien, y tambiíén en la casa de la propia Herrán de Gras. "Tení­a una estanterí­a llena de libros donde apuntaba los nombres de las chicas. Eran muchí­simos. Parecí­a una enciclopedia", recuerda. A Dolores le intimidaba aquella vivienda. "Era como un palacio. Tení­a fotos con el Papa, con Franco... y un montón de cuadros que decí­a que eran de pintores buení­simos".

Decenas de mujeres fueron a parar a aquellas casas entre 1965 y 1984. "En los seis meses de embarazo que pasíé allí­ no vi que una cama se quedara libre más de tres dí­as", recuerda la joven madre, que no quiere dar su nombre.

Los contactos de doña Mercedes le permitieron entregar o traer niños de Canarias, Madrid y Andalucí­a al Paí­s Vasco, según cuentan algunas de estas mujeres que han comenzado a investigar con detectives el funcionamiento de la trama para localizar ahora a los hijos que fueron obligadas a entregar en adopción. El nombre de Mercedes Herrán de Gras -en realidad se apellidaba Herrán Inchausti, pero se habí­a puesto el De Gras de su marido, Cándido, importante agente comercial- habí­a llegado incluso a familias residentes en Francia y EE UU que adoptaron a sus hijos a travíés de la red de Marí­a Madre, apunta una de las afectadas. De nuevo, instituciones religiosas como las Hijas de la Caridad o Acción Católica actuaron de intermediarias.

Herrán de Gras era "muy religiosa y del Opus", recuerda Chumillas. "Por eso los domingos iba un cura a decir misa a los pisos". Se trataba del padre Ayala y el padre Esparza, ya fallecidos. Las chicas apenas salí­an. "Las que eran de Bilbao nunca. Las que eran de fuera y habí­an acudido allí­ motu proprio tení­an cierta libertad para salir. Y las que íéramos de fuera pero estábamos allí­ forzadas por nuestros padres solo podí­amos salir de vez en cuando y siempre vigiladas por alguien de confianza de Doña Mercedes", añade una madre que dio a luz en 1974.

Algunas de aquellas mujeres que habí­an ingresado en los pisos por voluntad propia para entregar a su hijo tras el parto continuaron luego en la casa como empleadas de doña Mercedes. "Recuerdo a una chica de Burgos, Mariló, que estaba estudiando derecho cuando se quedó embarazada y, despuíés de entregar al niño, se quedó un año más en el piso para terminar la carrera. Era hija de un juez. Se convirtió en una especie de encargada, la mano derecha de doña Mercedes", recuerda una inquilina del piso.

Marí­a Dolores M. C., Mariló, pertenecí­a a una familia de la burguesí­a con fuertes intereses empresariales y polí­ticos en la comarca de Medina de Pomar (Burgos), donde uno de sus familiares llegó a ostentar la alcaldí­a.

Algunas de estas madres se preguntan ahora por el inmenso patrimonio que doña Mercedes, fallecida en 2002, acumuló durante sus más de 20 años de actividad. "Además del dinero que hací­a pagar a nuestros padres por la estancia, no síé si tambiíén cobraba a los padres adoptivos; pero se hizo de oro con aquel negocio", asegura una de ellas.

Dolores Chumillas cree que a su hija la vendieron. "La niña nació hermosa: tres kilos ochocientos gramos. Una monja le hizo una foto y me la dio. Es la única que tengo de ella, porque a los dos dí­as me echaron de la clí­nica San Francisco Javier de Bilbao, donde habí­a dado a luz. La monja dijo que era mejor que la niña se quedara. Yo entonces no entendí­ lo que estaba pasando. Cuando volví­ a por ella me dijeron que yo nunca habí­a parido allí­. Luego una de las chicas embarazadas que habí­a en el piso me explicó que habí­an vendido a mi niña por 200.000 pesetas".

Dolores cogió un tren a Murcia para pedir ayuda a sus padres. Antes de salir, en la estación la estaban esperando. "El padre Ayala me dio dos bofetadas y me advirtió: 'No has visto nada. No sabes nada. No hables'. Despuíés llamíé muchas veces a doña Mercedes pidiíéndole que me devolviera a mi hija. Me dijo que la olvidara porque si no caerí­a en una depresión. Cuando volví­ al piso, el portero me aseguró que doña Mercedes habí­a dado orden de prohibirme la entrada". Dolores sigue buscando a su hija 32 años despuíés.



lauramsagra

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Re: ¡¡Los 'pisos-nido' de doña Mercedes!!
« Respuesta #1 en: Marzo 10, 2011, 06:49:50 pm »
Que desgraciados todos, los bien y los no tan bien.
En mi pueblo hay una SEí‘ORA, que jovencita se fue a servir, quedo embarazada, y le escribio una carta a sus padres comentando que a la vuelta eran dos las que recibirian , solo si les venia bien , de no ser asi ella no volverí­a.
Sus padres le ayudaron en todo, ella al tiempo se caso y tuvo dos hijas mas, me siento muy contenta de tenerla como vecina cuando voy,
Ella esta jubilada, me ayudo mucho con mis padres, Mercedes es un sol y le puso dos *********,  de esto , hace 48 años, sus hijas la adoran, yo la admiro muchisismo.
« Última modificación: Marzo 10, 2011, 06:51:59 pm por lauramsagra »
Si de todo aprendo, no hay paso equivocado.😉