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Autor Tema: Tsunami económico cuando el euro da un gran paso  (Leído 256 veces)

Scientia

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Tsunami económico cuando el euro da un gran paso
« en: Marzo 14, 2011, 06:52:59 am »
Tsunami económico cuando el euro da un gran paso

Editorial: Cinco Dí­as

Desde el pasado viernes, la atención del planeta está concentrada, como no puede ser de otro modo, en la tragedia humana y la catástrofe natural provocada por el fortí­simo terremoto en la costa oriental de Japón. La devastación provocada por el temblor y el posterior tsunami se ha cobrado cientos de vidas humanas, ha dejado miles de desaparecidos, unas píérdidas económicas de momento incalculables y un potencial desastre nuclear. El impacto sobre la tercera economí­a del planeta pone en jaque la recuperación mundial, ya que crea una nueva incertidumbre sobre las previsiones de crecimiento en los paí­ses desarrollados, amenazadas ya por la inacabable crisis del sector financiero y el incremento del precio del petróleo como consecuencia (o con la excusa) de las sublevaciones populares en el mundo árabe.

Con este escalofriante escenario, los lí­deres de la zona euro celebraron el viernes en Bruselas una cumbre ya de por sí­ extraordinaria, pues en los once años de historia de la Unión Monetaria solo se habí­an dado cita así­ dos veces (en 2008, tras la caí­da de Lehman Brothers, y 2010, tras el descalabro de Grecia). En esta tercera no habí­a un detonante tan claro para adoptar medidas de alcance (aparte de las renovadas tensiones en el mercado de la deuda, en especial, en el bono portuguíés). Pero los 17 lí­deres de la eurozona, con la canciller alemana, Angela Merkel cambiando por fin su papel de lastre por el de motor, entendieron que era el momento de pasar el Rubicón de la estabilización definitiva de la zona euro. Frente a la previsión de una cumbre de mí­nimos, alentada por fuentes diplomáticas quizá de manera deliberada para reducir expectativas, la cita del viernes supuso un salto cualitativo en la respuesta de la zona euro a la crisis, tanto en el ámbito polí­tico como en el financiero.


El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, que dirigió la reunión, logró el acuerdo definitivo sobre el llamado Pacto del Euro, un documento que recoge las exigencias planteadas por Berlí­n sobre la necesidad de acelerar el proceso de convergencia macroeconómica y mejorar la competitividad de los socios más aquejados por la crisis, entre los que figura, para quíé negarlo, España. El Pacto, redactado al dictado de Berlí­n, reclama una contención en los costes salariales y en el endeudamiento público, así­ como importantes reformas en el mercado laboral, en el modelo de negociación colectiva y en los sistemas de pensiones.

Se trata de un acuerdo intergubernamental en el que los compromisos adquiridos solo estarán sujetos a la supervisión de unos Gobiernos sobre otros. Pero aun así­, puede marcar un hito importante en la ruta hacia un verdadero gobierno económico de la zona euro. En primer lugar, porque los paí­ses hacia los que apunta el Pacto no tienen más remedio que acatarlo a la vista de la desconfianza de los mercados, aunque la Comisión Europea haya quedado excluida como instrumento de presión. Josíé Luis Rodrí­guez Zapatero ya anunció, nada más acabar la cumbre, que este mismo mes presentará nuevas reformas para acomodarse al contenido del documento. Mencionó, en concreto, un endurecimiento de la Ley Estabilidad Presupuestaria para aherrojar, previsiblemente, a las administraciones autonómicas y locales.

Pero, en segundo lugar, el Pacto tambiíén arranca importantes concesiones a Alemania, el paí­s supuestamente virtuoso de la Unión y que hasta hace poco impedí­a profundizar en la coordinación económica.


Berlí­n ha aceptado que los socios de la zona euro necesitan avanzar más deprisa en la integración que el resto de la UE y disponer de instrumentos de solidaridad suficientes para evitar la quiebra de un socio. Merkel se rindió, por fin, a esa evidencia. Y suscribió tanto la ampliación del actual fondo de rescate (para elevar su capacidad efectiva de príéstamo hasta los 500.000 millones anunciados en mayo de 2010) como su definitiva flexibilización, para permitirle la compra de bonos en el mercado primario. Dos cambios que, como mí­nimo, pueden salvar a Portugal de un rescate que parecí­a inevitable, pero que hoy deberán interpretar los inversores al mismo tiempo que el impacto del tsunami de Japón sobre el crecimiento mundial.