Telefónica ha dado luz verde a la venta de una participación relevante del capital de Atento, su filial de atención al cliente. La multinacional ha decidido que la futura Oferta Pública de Venta (OPV) vaya destinada exclusivamente a grandes fondos institucionales para evitar que una operación corporativa provoque problemas con los inversores minoristas.
Tal y como adelantó El Confidencial en exclusiva el pasado 24 de febrero, Telefónica se ha puesto en marcha para colocar en bolsa Atento. Una transacción que ya intentó en 2008, pero que se paralizó por la mala situación de los mercados financieros. En la operadora consideran que la filial, la tercera mayor empresa de call center del mundo, ya está preparada para dar el salto al parquíé y que los inversores pagarán la valoración que le negaron hace tres años.
Para este cometido, Telefónica ha contratado a Goldman Sachs como único banco coordinador de la futura oferta de acciones. De esta manera, la primera empresa española por beneficios limitará la OPV a fondos de inversión y fondos de pensiones institucionales, ya que ha descartado que la colocación tenga un tramo minorista. Decisión que ha causado sorpresa al tratarse de una compañía conocida por el público general, por lo que sería más fácil la suscripción de la oferta.
No obstante, fuentes próximas a Telefónica, que no ha querido hacer comentarios sobre esta noticia, apuntan a que la OPV se va a circunscribir solo a grandes inversores porque ahora es muy complicado que los particulares suscriban este tipo de emisiones. Una afirmación que contrasta con los más de 10.000 millones que los bancos y cajas españoles han colocado en su red de oficinas en forma de acciones preferentes o bonos convertibles.
Endemol como precedente
Esta es la segunda vez que el grupo presidido por Cíésar Alierta decide no vender acciones de una filial a los pequeños ahorradores. La primera fue Endemol, cuya salida a bolsa en noviembre de 2005 se limitó a inversores profesionales. Esta operación se producía apenas nueve meses despuíés de que Telefónica lanzase una OPA de absorción sobre el 24% del capital de Terra que no controlaba a un precio de 3,60 euros –salió a bolsa a 11,81 en noviembre de 1999-, lo que provocó una gran protesta por parte de distintas organizaciones de minoritarios.
Algunos de los afectados fueron más allá y denunciaron a Telefónica y a Terra ante los tribunales. Seis años despuíés, la causa sigue abierta. La Fiscalía Provincial de Madrid se pronunció en noviembre de 2010 en un auto en el que asegura que los consejos de ambas sociedades podrían haber cometido administración desleal y falsedad en documento mercantil, delitos que conllevan penas de cárcel de hasta tres años. No obstante, el fiscal Tomás Herran Sauri matiza que esas actuaciones habrían prescrito al no haber habido sentencia firme.
Telefónica siempre contó con los particulares para levantar capital, ya fuera cuando la empresa todavía estaba en manos del Estado, como cuando pasó a ser dirigida por Juan Villalonga y Cíésar Alierta. Los minoristas fueron los que más matildes compraron en las privatizaciones de 1995 y 1997. Posteriormente, tambiíén acudieron en masa a la colocación en bolsa de Telefónica Publicidad e Imagen (TPI), más conocida como Páginas Amarillas. Esa OPV se realizó en junio 1999 y fue todo un íéxito. Como la de Terra, realizada en noviembre de ese mismo año.
En noviembre de 2000, Telefónica tambiíén recurrió al inversor de la calle –le reservó el 55% de la colocación- para financiar el crecimiento de Móviles, que en ese momento fue la mayor colocación de la historia de la bolsa española de una empresa privada. La operadora captó más de 3.000 millones de euros. Sus acciones se vendieron a 11 euros, pero su recorrido fue mucho menor al que se esperaba –su máximo fue 11,10 euros- de la que en su día se llamó la joya de la corona. Hasta el punto que la matriz decidió excluirla de los mercados en 2006 a 10,64 euros por título. Como ocurrió en Terra. Las dos operaciones fueron obligatorias para los accionistas, ya que fueron fusiones por absorción. Y en las dos perdieron dinero.
Ese mismo ejercicio se deshizo de TPI, que vendió al grupo británico Yell, a casi el doble al que salió a bolsa. La plusvalía para el inversor aún fue mayor en el caso de Endemol, que Telefónica vendió a Mediaset 18 meses despuíés de su estreno en bolsa a 25 euros, tres veces por encima del que se fijó en la OPV (9 euros). Los minoristas no se beneficiaron de tan pingí¼e negocio.
La políémica sobre la inclusión de tramos minoristas en las salidas a bolsa de filiales se reavivó la semana pasada cuando Iberdrola anunción que absorberá Renovables a un precio un 44% inferior al que se estrenó en bolsa hace ahora tres años y tres meses. La elíéctrica captó 4.000 millones, que ahora solo valen 2.200.