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Autor Tema: ¿ QUE ES LA LíNEA BOND ?  (Leído 3718 veces)

Scientia

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¿ QUE ES LA LíNEA BOND ?
« en: Diciembre 11, 2007, 10:10:09 pm »
La lí­nea Bond es una especie de lí­nea que separa la Era de Piscis de la Era de Acuario.
Tardamos en atravesarla 40 años, entramos en la lí­nea Bond en el año 1980, saldremos de ella en el 2020.
Este reten está formado por 2 lí­neas ciníéticas y 3 neutras, producen aceleración en todos los procesos.
Del año 1995 al 2005 sostiene su máxima intensidad y frecuencia, produciendo cambios importantes (climáticos y geológicos) en el planeta.
En el hombre estos cambios serán fí­sicos, mentales, sociales, morales, etc.
El único modo de que la lí­nea no afecte negativamente es el equilibrio y la armoní­



La cosmogoní­a y la transmutación galáctica en la humanidad son todo un proceso y efectos que se derivan de todo un engranaje, actuación y manifestación de las fuerzas cósmicas que inciden sobre determinados puntos del universo, generando grandes y profundas transformaciones a todos los niveles.

Cuando una marea de activación energíética cósmica se produce con la fuerza, intensidad y aceleración propias de este tipo de fenómenos cósmicos en una zona especí­fica del universo, conlleva toda una serie de alteraciones y activaciones energíético-vibratorias que tienen como finalidad la renovación, reestructuración, depuración, armonización y actualización de nuevos parámetros existenciales. Y esto es exactamente lo que se está produciendo desde hace varios años en vuestro planeta, pero ahora se irá intensificando a medida que vamos aproximándonos al centro neurálgico de la Gran Marea Cósmica que emerge desde el centro de nuestra galaxia, y que nosotros denominamos la lí­nea Bond o Cinturón fotónico. Este evento cósmico se produce cada veinticinco mil años y tiene un efecto sobre los sistemas solares y planetas que configuran la galaxia de unos cuarenta o cincuenta años, provocando grandes cambios geofí­sicos, electromagníéticos, biológicos en todos ellos y en los organismos vivos.

Nosotros no somos la excepción, al igual que el resto de los planetas que configuran nuestro sistema solar, y digamos que los más retrasados evolutivamente son los que más recibirán el impacto cósmico que se está produciendo en nuestra galaxia. La cosmogoní­a y transmutación galáctica de la humanidad es un suceso que estaba previsto porque estos son procesos cí­clicos que se producen en el universo para reestructurar, renovar y reorganizar aspectos del mismo. La influencia y efectos que se derivarán de este nuevo paradigma vibratorio será crucial, determinante y absolutamente transformador a todos los niveles, independientemente del nivel en el que cada uno se encuentre. Todos los planetas componentes de un sistema solar y galáctico están supeditados por la gran ley de la Mutación y Alteración Vibratoria a una serie de reajustes que son ineludibles, ya que así­ lo exige el programa evolutivo universal. Y es aquí­ donde entra en juego nuestra aportación, disponibilidad, actitud y espí­ritu de colaboración para que las nuevas estructuras y orden planetario y galáctico se produzcan dentro del marco de la armoní­a, paz y estabilidad posibles. Nosotros, como elementos compositivos del tejido universal, tenemos una función importante que cumplir y ahora se nos está emplazando para que nos unamos en este gran proceso cuántico y evolutivo que se está produciendo en la galaxia y, en especí­fico, en nuestro sistema solar. El objeto de todo esta turbulencia cósmica es el de agitar toda una serie de estructuras vibratorias, electrónicas, magníéticas y atómicas que permitirán dar más cohesión y levedad fí­sica a los planetas, estrellas y al conjunto galáctico.

A partir de ahora, y en una proporción de activación in crescendo, el tejido social de nuestra humanidad irá experimentando fuertes cambios y efectos que se producirán en función de la resistencia, inmovilismo, desarmonización y vibración negativa que cada uno de nosotros tengamos. Nuestras estructuras biológicas, cuerpos emocionales y psí­quicos son los que más van a experimentar este gran impacto, cuyo efecto revulsivo permitirá liberar bloqueos energíéticos y elevar la frecuencia vibratoria de nuestros cuerpos inferiores produciíéndose una apertura y expansión de nuestra conciencia. Nuestra cápsula de luz procedente de nuestro Ser Superior irá transformándose y acoplándose a las nuevas exigencias vibratorias en función de nuestra actitud y buena predisposición para el cambio. Ya no podremos seguir siendo como hasta ahora lo hemos sido, porque ya nuestro cupo evolutivo se ha agotado y nuestro Ser Superior nos impelerá inexorablemente a decantarnos y amplificar nuestros sistemas codificadores de datos evolutivos. No servirá de nada el que opongamos resistencia o que ignoremos las circunstancias porque nuestro mismo programa evolutivo nos forzará a decantarnos y absorber en la medida de lo posible más radiación, codificación y frecuencia vibratoria en nuestra consciencia humana, para luego transformarla en galáctica con una visión unificadora, fraternal, solidaria y pragmática en tíérminos de espiritualidad consciente evolutiva.

De nosotros depende el que esta transformación sea lo más consciente y solidaria posible, o que nuestra inconsciencia sea el medio a travíés del cual se generen fuertes turbulencias que nos hagan despertar del sueño ilusorio en el que nos encontramos. Porque aunque nos acomodemos al estado de las circunstancias que pudieran llegar a ser de lo más negativas, implacables y turbulentas, no se nos permitirá bajo ningún concepto. La íépoca del acomodamiento o la abnegación pasiva de las circunstancias existenciales en las que podamos vernos implicados, ha finalizado, y ahora lo que corresponde es la activación consciente y pragmática del Ser, de cíélulas armónicas y solidarias trabajando al uní­sono con el conjunto cósmico de transmutación galáctica.

Una íépoca ha finalizado y ahora lo que corresponde es la apertura de las esferas de consciencia galáctica que nos permitirán comprender un poco más del espectro universal y existencial al que tenemos que adaptaros.

La transformación galáctica de la humanidad es todo un proceso que desde hace miles de años se viene gestando en toda nuestra estructura geníética espiritual y, por supuesto, nuestro genoma ha ido mutando y adaptándose a las nuevas pautas evolutivas. No somos seres aislados del universo, de nuestro sistema solar y galaxia, como lo hemos pensado hasta el momento presente; formamos parte de un conjunto cósmico poderoso, insondable y profundamente conmovedor.




La Gran Marea Cósmica está entrando en su fase de activación más intensa, y a partir de ahora todos nosotros seremos impactados por su influencia acelerante y atomizante. Aunque nos empecinemos en seguir como hasta ahora, no será posible y una vez tocados y sensibilizados por este fenómeno galáctico evolutivo, ya dejarmos de ser lo que eramos para transformarnos en los próximos monitores cósmicos para el nuevo planeta y la nueva humanidad acuariana.


Nuestra galaxia está a punto de comenzar una nueva experiencia evolutiva.