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Autor Tema: Las siete reglas de Paracelso  (Leído 1741 veces)

Scientia

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Las siete reglas de Paracelso
« en: Mayo 21, 2008, 09:17:21 pm »
 Las siete reglas de Paracelso

1º Lo primero es mejorar la salud. Para  ello  hay  que  respirar con la mayor frecuencia posible, honda y rí­tmica, llenando  bien  los  pulmones,  al  aire  libre  o  asomado a una ventana. Beber diariamente  en  pequeños  sorbos,  dos  litros   de  agua, comer muchas frutas, masticar  los  alimentos  del  modo más perfecto posible, evitar el  alcohol, el tabaco y las medicinas, a menos que estuvieras por alguna causa grave sometido a un  tratamiento.  Bañarte  diariamente,  es  un  habito  que  debes  a tu propia dignidad.
 
 

2º Desterrar absolutamente de tu ánimo, por mas motivos que existan, toda idea de pesimismo, rencor, odio, tedio, tristeza, venganza y pobreza.
Huir  como  de  la  peste  de  toda  ocasión  de tratar a personas maldicientes, viciosas,  ruines,  murmuradoras,  indolentes, chismosas, vanidosas o vulgares e inferiores  por  natural  bajeza de entendimiento o por tópicos sensualistas que forman  la  base de sus discursos u ocupaciones. La observancia de esta regla es de  importancia  decisiva:  se  trata  de cambiar la espiritual contextura de tu alma.  Es  el  único  medio de cambiar tu destino, pues este depende de nuestros actos y pensamientos. El azar no existe.

3º Haz todo el bien posible. Auxilia a todo desgraciado siempre que puedas, pero jamás tengas debilidades por ninguna   persona.   Debes   cuidar   tus   propias  energí­as  y  huir  de  todo sentimentalismo.

4º Hay que olvidar toda ofensa, mas aun: esfuíérzate por pensar bien del mayor enemigo. Tu  alma  es  un  templo  que no debe ser jamás profanado por el odio. Todos los grandes seres se han dejado guiar por esa suave voz interior, pero no te hablara así­  de  pronto,  tienes que prepararte por un tiempo; destruir las superpuestas capas de viejos hábitos, pensamientos y errores que pesan sobre tu espí­ritu, que es divino y perfecto en si, pero impotente por lo imperfecto del vehí­culo que le ofreces hoy para manifestarse, la carne flaca.

5º Debes recogerte todos los dí­as en donde nadie pueda turbarte, siquiera por media hora, sentarte lo más cómodamente posible con los ojos medio entornados y no pensar en nada. Esto  fortifica  eníérgicamente  el cerebro y el Espí­ritu y te pondrá en contacto con  las  buenas  influencias. En este estado de recogimiento y silencio, suelen ocurrí­rsenos  a  veces  luminosas  ideas,  susceptibles  de  cambiar  toda  una existencia.  Con  el tiempo todos los problemas que se presentan serán resueltos victoriosamente  por  una  voz  interior  que  te  guiara  en tales instantes de silencio, a solas con tu conciencia. Ese es el daimon de que habla Sócrates.

6º Debes guardar absoluto silencio de todos tus asuntos personales. Abstenerse, como si hubieras hecho juramento solemne, de referir a los demás, aun de tus más í­ntimos todo cuanto pienses, oigas, sepas, aprendas, sospeches o descubras. por un largo tiempo al menos debes ser como casa tapiada o jardí­n sellado. Es regla de suma importancia.

7º Jamás temas a los hombres ni te inspire sobresalto el DIA mañana. Ten tu alma fuerte y limpia y todo te saldrá bien. Jamás te creas solo ni díébil, porque  hay  detrás  de ti ejíércitos poderosos, que no concibes ni en sueños. Si elevas  tu  espí­ritu  no  habrá  mal que pueda tocarte. El único enemigo a quien debes  temer  es  a  ti  mismo.  El miedo y desconfianza en el futuro son madres funestas  de  todos  los  fracasos,  atraen las malas influencias y con ellas el desastre.  Si  estudias  atentamente  a  las personas de buena suerte, veras que intuitivamente,  observan  gran parte de las reglas que anteceden. Muchas de las que  allegan gran riqueza, muy cierto es que no son del todo buenas personas, en el  sentido recto, pero poseen muchas virtudes que arriba se mencionan. Por otra parte,  la  riqueza no es sinónimo de dicha; Puede ser uno de los factores que a ella  conduce, por el poder que nos da para ejercer grandes y nobles obras; pero la  dicha  más  duradera  solo  se  consigue por otros caminos; allí­ donde nunca impera  el  antiguo  Satán  de  la leyenda, cuyo verdadero nombre es el egoí­smo. Jamás  te quejes de nada, domina tus sentidos; huye tanto de la humildad como de la  vanidad. La humildad te sustraerá fuerzas y la vanidad es tan nociva, que es como si dijíéramos: pecado mortal contra el Espí­ritu Santo.



alken

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Re: Las siete reglas de Paracelso
« Respuesta #1 en: Mayo 22, 2008, 12:29:58 am »
Es curioso leer estas cosas, entender que son ciertas y , paradójicamente lo que cuesta aplicarlas a la vida diaria(al menos a mí­). Yo tení­a un cojí­n naranja de meditación que perdí­ en una mudanza. Lo cierto es que durante una íépoca meditaba veinte minutos diarios concentrándome en la respiración, intentaba no prestar atención a los pensamientos.Dejarlos pasar. Habí­a momentos, como chispazos, de ausencia, de una especie de vacio mental.Era muy agradable y sentí­a que repercutí­a en mi vida diaria. Me encontraba mucho más sereno y calmado de lo que habitualmente suelo encontrarme. Mi vida era la misma pero el punto de vista con la que la miraba era diferente. Suelo comparar mi mente con una centrifugadora, siempre dando vueltas, siempre elucubrando.Es un placer poder detenerla, aunque sea por un segundo, y se nota el beneficio.
Otra cosa que solí­a hacer (esto me lo recomendo un amigo budista) era observar mi mente. Ya que no podí­a pararla, al menos, podí­a observarla. Situarme fuera de ella y observarla.Sin juicios, sin valoraciones, pero eso sí­ con distancia. Cuándo tomaba cierta distancia la impresión que me producí­a era de que era circular, como una espiral hací­a arriba. Daba muchas vueltas a problemas del dí­a a dí­a, a veces conseguí­a soluciones( por eso le doy la forma de espiral hací­a arriba) pero muchas veces sólo mareaba la perdí­z. Mi actitud hací­a el mundo era lo que más me llamaba la atención, pero eso no lo voy a contar aquí­.Vamos , que me tengo que comprar otro cojí­n naranja. Un abrazo.

lauramsagra

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Re: Las siete reglas de Paracelso
« Respuesta #2 en: Mayo 22, 2008, 07:41:42 am »
De las siete reglas  voy a exponer lo que yo estaba haciendo mal, y me he dado cuenta aunque tarde.

-Desde siempre , he tenido una vida muy, muy acelerada, o,  en todo caso,  me la  aceleraba yo.
No recuerdo cuando empezo esto pero siempre he  procurado estar ocupada en algo que yo considerara productivo y siempre corriendo contra reloj.
Poniendome metas, alcanzando objetivos, logrando superar vallas y arrastrando a todos en esta misión.
Hasta hace  poco, esto me  daba energí­a diaria, adrenalina pura."Me encantaba esa sensación"
Pues bien, desde hace un par de años, me encuentro agotada.............., cansada..........., sin fuerzas.........., me sobra la mitad de casi todo lo que antes me llenaba.
Desde Enero decidí­ cambiar en lo posible por mi bien, y por las personas que me rodean, "no podia ver a nadie quieto".
Me apunte al gimnasio donde pratico yoga y pilates......, doy largos paseos diarios hasta los domingos...., procuro con todas mis fuerzas....., serenarme...., leo mas...., estoy empezando aprender a respirar bien  y con ello a  meditar...., relajar.........,esto ultimo me está resultando dificil, pero estoy en ello.
Me he dado cuenta desde el principio que duermo mejor, y que por ahora. ...............,   parece que estoy mas calmada, esta sensación me gusta mucho, me hace pensar mas profundamente y aunque me sorprenda a mi misma,  disfrutar mas todos los momentos.


« Última modificación: Mayo 22, 2008, 07:42:42 am por lauramsagra »
Si de todo aprendo, no hay paso equivocado.😉