Un saludo.
De vez en cuando he aparecido en este foro de bolsa haciendo un análisis de la situación del sector inmobiliario en España y, tras unos meses de silencio sobre el particular, voy a aportar mi visión actualizada.
Los estudiosos financieros siempre dicen que una cosa es la economía real y otra muy distinta, la bolsa. Pues bien, en este caso, creo que ambos parámetros van de la mano. Al margen de puntuales subidas que se manifiestan por rebotes dentro de lo que conocemos como “chicharreo†de valores, el sector continúa sumido en su particular vía crucis que es de muy lento paso, y que continuará siíéndolo por algunos años, todavía. Y ha de serlo, viendo como continua siendo la relación entre las inmobiliarias y sus bancos financiadores. Lo que fue una maniobra de patada hacia adelante en el año 2.007, en la refinanciación de la deuda del ladrillo, a la que se ha ido sumando unas adjudicaciones en pago de deuda, cuando no ejecuciones hipotecarias a favor de los bancos, le sigue en estos momentos, lo que se conoce como “y dos huevos durosâ€. Es decir, más de lo mismo. Los bancos cumplen con su objeto social, es decir, prestan y cobran un interíés, sólo con aquellos que compran sus viviendas. Esas viviendas que son suyas ahora, antes lo fueron de las promotoras inmobiliarias, que se deshacen de esos inmuebles por la deuda, sin beneficios, claro. El resto de inmuebles que se quedan las promotoras, suelo sobre todo, se refinancia con la misma maniobra del año 2.007, con la esperanza de que para el 2.015 o más adelante la situación pueda haber cambiado. Para entonces se tiene que dar dos situaciones, al menos:
· La primera, que el paro haya disminuido y estemos ya metidos de lleno, en la senda del crecimiento al mismo nivel que nuestros socios europeos.
· Que el stock de vivienda que acumulan los bancos haya disminuido notablemente, dando paso, por lo tanto, a la comercialización del producto de las inmobiliarias.
Lo que ocurre es que de esta manera, lo que es pan para hoy, o lo parece, torna en hambre mañana, porque los costes financieros de la refinanciación vuelven a engordar el volumen de la deuda.
El negocio inmobiliario, hoy, es poco negocio. Como dato que avala esta frase, además de lo ya dicho, se añade el hecho de que los fondos inmobiliarios en España han pasado de manejar más de 8.800 millones de euros a caer a los 1.720 millones de euros. Las SOCIMI (Sociedades de inversión inmobiliaria), que iban a ser una buena solución para salir del atolladero, ha sido un autíéntico fracaso, sobre todo porque el legislador eligió mal momento, muy tarde, para permitir su creación. Y si hablamos de los precios de las viviendas, todos los expertos coinciden en pedir mayores caidas para recuperar las ventas.
En definitiva, el asunto inmobiliario sigue mal, lo que no impedirá que de forma muy localizada, comiencen a realizarse nuevas operaciones. Pero esto son espejismos en el desierto que todavía tenemos por delante.
Hasta dentro de quince días.
Vale.
Oberon.