Hace poco leí un interesante, aunque algo inquietante artículo de uno de los analistas que con mayor lucidez expresa la situación actual, Arnold Block, que creo que al lector le hará reflexionar.
La versión original 1.0 tuvo su origen en el colapso de los derivados hipotecarios de alto riesgo en EE.UU. en 2007, para luego transformarse en una crisis financiera de amplia base en el otoño de 2008.
La crisis se fue extendiendo gradualmente a las economías avanzadas del primer mundo, pero no causó estragos en los mercados emergentes y en naciones de segundo y tercer orden. La mayoría de esas economías estaban aisladas de la locura de las finanzas del primer mundo –de críédito, de príéstamos, deuda abrumadora y onerosos pagos de interíés- simplemente porque no reunían los requisitos para el elixir embriagador del críédito.
¿Pueden los gobiernos prevenir otra crisis?
Una gran cantidad de hechos y opiniones se han ofrecido para explicar lo que salió mal – la codicia de Wall Street, el capitalismo de amigos, reglamentos deficientes e inadecuados, normas imprudentes de príéstamos, intereses reales negativos, y ahorro inexistente. Invariablemente todos esos motivos provocaron una abundante y excesiva disponibilidad de críédito barato y fácil. Las escasas medidas que se han diseñado e implementado desde el inicio de la Gran Recesión para mitigar los riesgos financieros, como la legislación de reforma financiera de Dodd Frank, no ha subsanado las deficiencias del marco regulatorio. Por otro lado, el “demasiado grande para quebrarâ€, por la que las instituciones financieras privadas se beneficiaron de rescates de los contribuyentes, sigue vigente, y ahora estas entidades son aún menos y más grandes.
Las soluciones al problema ha puesto en evidencia lo que es el problema realmente – el gobierno. Los díéficits se han disparado rápidamente, conduciendo inexorablemente a masivas emisiones de deuda por parte del gobierno federal, estatal y local. La deuda soberana de EE.UU. es ahora de unos 14 billones de dólares, y se está expandiendo en el año fiscal en curso en más de 1,65 billones de dólares –más de tres veces que hace sólo tres años.
En la actualidad el 37% del gasto federal proviene de los príéstamos. Los respetados economistas Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff, en su reciente libro titulado “esta vez es diferenteâ€, describen como un ratio Deuda/PIB del 90% es el punto de inflexión de una nación. Sus conclusiones se basan en un análisis de varios cientos de años de historia económica. EE.UU., Reino Unido, Japón y otros países, están cerca de unirse a países como Grecia, Irlanda, Portugal, entre otros, adentrándose en un abismo financiero inminente.
Lo fundamentales sugieren otro colapso financiero. Esta vez los gobiernos se unirán a las instituciones financieras privadas. Los gobiernos no serán capaces de cumplir su función de rescatar a los gigantes de la crisis financiera, porque los gobiernos tendrán la misma necesidad de ser rescatados. De hecho, la pregunta más difícil para contestar hoy en día es ¿cómo y quiíén va a rescatar a nuestros gobiernos?
¿Quíé va a desencadenar la crisis financiera 2.0?
Un aumento de los tipos de interíés es todo lo que se necesita para desencadenar la segunda ronda del colapso financiero. No es necesario ser muy inteligente para entender esto. Los tipos de interíés actuales son los más bajos desde principios de 1950. Los tipos reales están peligrosamente cerca de ser negativos, si no lo están ya. Con el rápido crecimiento de la inflación, los precios y los tipos de interíés se verán obligados a subir.
Hasta este año los compradores extranjeros han sido los principales inversores de bonos del Tesoro de los EE.UU., con China y Japón a la cabeza. Japón tiene ahora otras prioridades tras sus recientes catástrofes naturales. China ya ha reducido sustancialmente sus compras citando la falta de confianza en el valor decreciente del dólar de los EE.UU. Ellos tambiíén han encontrado que gastar sus excedentes de dólares en asegurar sus futuros suministros de minerales y energía es mucho más beneficioso para la economía china. Por otra parte, los compradores de bonos se encuentran con la menor rentabilidad den sesenta años, menos que la inflación. Una inversión muy arriesgada y poco atractiva.
A falta de suficientes compradores extranjeros o del sector privado, la Reserva Federal ha sido el principal comprador de los bonos del Tesoro, mediante la medida denominada flexibilización cuantitativa, por el cual la FED crea dinero de la nada, y se convierte en el comprador de último recurso de la deuda pública. A ritmo actual, se espera que la Reserva Federal comprará un 50% de todos los bonos del Tesoro del actual año fiscal en curso. Esto es necesario, simplemente porque no hay suficientes inversores extranjeros o naciones que compren.
El signo más elocuente fue cuanto PIMCO, el mayor fondo privado de bonos del mundo, comunicó que había vendido la totalidad de sus bonos del Tesoro de EE.UU., lo que demuestra su preocupación por la deuda del gobierno federal. Las razones citadas para la venta son los riesgos asociados a una situación cercana a tipos de interíés reales negativos, y a la devaluación del dólar que se deriva de la creación excesiva de dinero.
Sabiendo que los gestores institucionales que manejan los fondos de pensiones y las agrupaciones de inversión de compañías de seguros, frecuentemente siguen a los líderes de mercado, podemos predecir que muchos miles y miles de bonos del Tesoro pronto serán vendidos en el mercado.
¿Cómo podemos estar seguros que otra y más grave crisis financiera está en el horizonte?
Los factores más destacados son:
La magnitud y el momento expansivo de los díéficits gubernamentales, la monetización de la deuda del Tesoro por parte de la FED usando las QE, la elevada probabilidad de tipos más altos de interíés necesarios para evitar un proceso inflacionista y de devaluación del dólar.
Conclusión: El año 2012 será el año de la tormenta financiera perfecta. Ganar tiempo mediante la creación de dinero, lo que inevitablemente dará lugar a inflación, sobrecalentamiento de activos y de las materas primas, y devaluación de la moneda…funcionará hasta que deje de hacerlo.
Carlos Montero
Lacartadelabolsa