Es bien sabido que las recuperaciones se terminan cuando el último oso sale de su cueva y se suma a la subida -lo contrario pasa con los mercados bajistas-. Si esta tradición se repite esta vez, puede ser el momento de preocuparse por su cartera.
Porque David Rosenberg, el conocido cascarrabias estratega jefe de Gluskin Sheff, dijo a sus clientes el miíércoles que ha abandonado finalmente su posición mantenida desde hace mucho tiempo de que el mercado está al borde de un batacazo, si no de un mercado bajista terrorífico.
A pesar de que los índices han subido un 90% desde sus mínimos de marzo de 2009, Rosenberg no ha estado convencido nunca de la fiabilidad de la tendencia, con el argumenta de que la economía es demasiado díébil y que el sentimiento de los inversores era demasiado mareante para justificar un rally tan impresionante.
Siguiendo los indicadores
Pero ya no. "Esto no significa tirar la toalla, es un reconocimiento de lo que los indicadores internos del mercado están señalando en la actualidad, desde un punto de vista puramente tíécnico y táctico", escribió en su newsletter de ayer.
Desde hace más de dos años, Rosenberg ha aconsejado a sus clientes no confiar en el rally y ha defendido la inversión en bonos frente a los inflacionistas, porque pensaba que la deflación era un peligro mucho mayor. Pero ahora se maravilla de cómo los inversores desechan amenazas como las revisiones a la baja del PIB (como la que ayer realizó la Fed), la subida meteórica de las materias primas, las interrupciones de suministros tras el desastre de Japón y los riesgos de la deuda europea.
"El dólar está en un camino de única dirección hacia abajo, de momento de forma ordenada. Hasta ahora, se ve como combustible para la liquidez global y los activos de riesgo", opina.
Preocupa el consumo
Con todo, Rosenberg sigue estando preocupado por el comportamiento del consumidor americano, cuya debilidad tras la crisis de críédito no ha importado demasiado a Wall Street. Tambiíén le incomoda la inflación en China.
Pero, por encima de todo, cree que el mercado se aproxima a una señal tíécnica que define como el Santo Grial y que consiste en nuevos máximos acompañados por un volumen creciente.
El volumen en la Bolsa de Nueva York sigue siendo díébil, pero señala el rally del Nasdaq el martes, con un volumen por encima de la media móvil de 50 sesiones, como un indicador alcista. "Es una clara señal de que los grandes jugadores están poniendo su dinero a trabajar", aunque es difícil sostener que no han sido ellos los que han impulsado el rally posterior a la crisis, ya que el inversor minorista no ha aparecido, según indican los flujos de fondos.
Además, Rosenberg se refiere al conocido muro de preocupación que les gusta saltar a los mercados alcistas. Es decir, esa capacidad de seguir subiendo pese a los muchos obstáculos con que se enfrenta.
Estos momentos en que los grandes bajistas se rinden suelen ser signos de un máximo del sentimiento, pero hasta ahora, cualquiera que se ha opuesto al rally ha sido fulminado. "Los indicadores internos del mercado son demasiado fuertes para ignorarlos. Los valores alcistas superaron a los bajistas en una proporción de 3 a 1 en el NYSE el martes; el Dow Jones Transportes subió el 1,9%; y los valores pequeños han batido a los grandes índices", destaca Rosenberg.
"Mis grandes preocupaciones macro no han desparecido, pero estos hechos del mercado son difíciles de ignorar", concluye como argumento para su rendición bajista.
