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Autor Tema: SAN BORONDí“N  (Leído 1870 veces)

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SAN BORONDí“N
« en: Mayo 23, 2008, 10:26:47 pm »

CAPíTULO I

LA HISTORIA CONOCIDA

Enlace a la página (mundoparanormal.com)

Las Islas Canarias son siete... y sin embargo, se busca una octava isla. Se trata de la isla fantasma, la isla misteriosa, la isla de San Borondón. San Borondón es la forma canaria de Saint Brendan o Saint Brandan de Clonfert (480-576 d.C.), monje irlandíés, protagonista de uno de las leyendas más famosas de la cultura celta: el viaje de San Brendano o Brandano a la Tierra Prometida de los Bienaventurados, las islas de la Felicidad y la Fortuna.

Según el poema irlandíés, Brendan era un monje de Tralee, en el condado irlandíés de Kerry. Ordenado sacerdote en el año 512 d.C., partió junto con otros 14 monjes en una frágil embarcación que se internó en el Atlántico. La leyenda recoge el relato de sus aventuras, cómo recogieron otros 3 monjes más a lo largo de su viaje, sus encuentros con demonios que vomitaban fuego, con columnas de cristal flotante, con monstruosas criaturas tan grandes como islas.

Brendan y sus compañeros llegaron a una isla, en la que desembarcaron. Estaba llena de árboles y otros tipos de vegetación. Celebraron misa, y de pronto la isla comenzó a moverse. Se trataba de una gigantesca criatura marina, sobre cuyo lomo se encontraban los monjes. Despuíés de muchas peripecias, Brendan consiguió regresar a Irlanda.

Muchos se basan en esta leyenda para afirmar que marinos irlandeses debieron alcanzar, posiblemente, las costas de Norteamíérica o de Terranova, así­ como de Islandia y otras islas del Atlántico Norte, en la Alta Edad Media.

Lo cierto es que desde el siglo XV, a lo largo del cual las Islas Canarias son conquistadas, comienzan a oí­rse los relatos de una octava isla, que a veces se divisaba al oeste de La Palma, El Hierro y La Gomera.

Cuando los navegantes intentaban aproximarse a ella, y se encontraban a la vista de sus costas, montañas y valles, la isla era envuelta por la bruma y desaparecí­a completamente.

Ante estos hechos, la isla fue rápidamente identificada con la mí­tica isla-ballena de San Brendan, cuyo nombre se convirtió, en Canarias, en "San Borondón".

Se creyó a pies juntillas en su existencia, y no faltaron relatos detallados de alguno que otro navegante que juraba haber desembarcado en la isla y haberla explorado antes de que volviera a hundirse en el Ocíéano.

En algún tratado internacional, firmado por el Reino de Castilla, haciendo referencia a Canarias, se hablaba de la soberaní­a castellana sobre "las islas de Canaria descubiertas y por descubrir"; como quien dice, por si acaso... La isla fue llamada "Aprositus", Inaccesible, y en otras versiones de la leyenda recibe el nombre de "Antilia" o "Isla de las Siete Ciudades", ciudades que se suponí­an fundadas por siete legendarios obispos.

En los archivos del siglo XVIII aparecen investigaciones oficiales realizadas por las autoridades de la Isla del Hierro, en la que declaran decenas de testigos que afirman haber visto la isla encantada desde las cumbres herreñas. A raí­z de ello partió de Santa Cruz de Tenerife una expedición en busca de la isla.

Resulta asombrosa la tenacidad con la que la leyenda ha seguido viva en el folklore popular canario. San Borondón sigue siendo una presencia constante en la imaginación popular de las islas, y seguramente no hay isleño de Tenerife, La Palma, La Gomera o El Hierro que no haya oteado alguna vez desde las cumbres de su propia isla, buscando la isla perdida de San Borondón en el horizonte del oeste donde el sol se hunde en el azul cobalto del Atlántico.



En la Argentina, en la provincia de Buenos Aires, la Bahí­a de San Borombón le debe el nombre, aunque deformado, a esa mí­tica isla.





CAPíTULO II

LA HISTORIA VERDADERA



La leyenda de la isla fantasma.

Estimado profesor Velmont: Quisiera comentarle un misterio que me intriga sobremanera, bueno, no solamente a mí­ sino a muchos, y que desearí­a le pregunte a los Maestros. Me refiero a la leyenda de la isla San Borondón. Seguidamente le transcribo un artí­culo sobre ella perteneciente a Marí­a Victoria Hernández, que a su vez lo extrajo de la web del patronato de turismo de La Palma :http://www.lapalmaturismo.com/.



Mito, leyenda, tradición y misterio oceánico que deambula errante por los mares de La Palma. En el año 480 de la Era del Señor nació Brandán en Irlanda. Desde muy joven entra en la orden benedictina. Cuentan que un dí­a que navegaba en busca de tierras que evangelizar, cuando el crepúsculo se apoderaba de la noche, encontró una isla. Los navegantes saltaron, a esa supuesta tierra firme a descansar de jornadas en un mar tenebroso y desconocido.

El silencio y la oscuridad atrajeron a los marineros que se entregaron al sueño, mientras, Brandán rezaba, observaba el cielo y el camino de los astros, hasta que se dio cuenta que lo que creí­a por tierra firme se moví­a hacia Oriente. Con el alba reunió a sus compañeros y les dijo: "no dejemos de dar gracias al Soberano y Dueño de todas las cosas, a este Dios cuya Providencia nos ha preparado en medio de los mares un nuevo bajel que no tiene necesidad ni de nuestras velas, ni de nuestros remos". Estaban navegando sobre el lomo de una gran ballena.

El viaje continuó lentamente durante 40 dí­as, por mares abiertos y confiado en la Divina Providencia. Por fin la ballena, a la cual llamaban Jasconius, les arribó a una isla exuberante, altanera, con alegres cantos de mirlos y otros pájaros desconocidos, aguas de mar cristalinas donde los peces de mil colores jugaban con la espuma. Todo era quietud, paz, soledad en esa isla de limpias arenas negras, surcada por riachuelos, con extraños carneros, poblada de ricos frutos y de gratos aromas. ¿Serí­a el Paraí­so? Siete años la habitaron. Y a ese paraí­so de isla la leyenda le puso el nombre de San Barandán o San Borondón.

Y el mito y el misterio siguió corriendo los siglos, hasta que el mismí­simo Cristóbal Colón en su diario de abordo anotaba el 9 de agosto de 1492 juraban muchos hombres honrados "...que cada año veí­an tierra al Oeste de las Canarias, que es al Poniente; y otros de La Gomera afirmaban otro tanto con juramento". Y el almirante puso rumbo al poniente, por donde aparecí­a San Borondón, en busca de tierras firmes. La isla aparece y desaparece llamando a navegantes y aventureros. Se hicieron expediciones en su busca que afirmaban haber estado en ella. Errante, viajera, inestable y misteriosa. Una veces la han visto por el poniente de La Palma, más al norte o al sur, entre El Hierro y La Palma, otras frente al Puerto de Tazacorte. En 1958 el fotógrafo Manuel Rodrí­guez Quintero la logró captar con su cámara y su cartografí­a abarca siglos en mapas y portulanos.

Los palmeros continúan mirando al horizonte en busca de esa isla de aves y plantas exóticas, seres extraños, arroyo cristalinos, aromas dulces, tiempos apacibles y frescos, nieve en el reino del aire, mar limpio repleto de peces de mil tonalidades, gigantescos dragos que parecen dragones, montañas de formas redondas, barrancos abismales. La toponimia insular quiso llamar a un lugar del municipio de Tazacorte San Borondón y ahora uno duda: ¿Será La Palma la misteriosa y mí­tica isla de San Borondón y la otra, que aparece y desaparece en el horizonte, un espejismo?. Leyenda o realidad. Dejíémoslo en leyenda.



Espero sus noticias. Saludos para usted y para el profesor Olguí­n.

Jesús M.



RESPUESTA

Apreciado Jesús: Conocí­a la leyenda desde hace mucho tiempo, y es uno de los tantos misterios que tení­a agendado para preguntar en sesión, pero que por una razón o por otra lo fui posponiendo.

Aprovechíé, por lo tanto, tu pregunta para inquirir sobre este asunto, que por supuesto tambiíén a mí­ me intrigaba.

Te transcribo la parte de la sesión donde se trató el tema. La sesión la celebríé el 31/10/03.



Interlocutor: . ¿Podemos pasar a las preguntas?

Ron Hubbard: Puedes comenzar.

Interlocutor: La primer pregunta está referida a una isla muy misteriosa, sobre el que se ha tejido toda una leyenda, llamada San Borondón, considerada la octava isla de las Canarias. Se trata de una isla que cuando se la busca no aparece y que cuando no se la busca aparece. Quienes la han visto no dudan de su existencia, y en muchos casos hasta han arribado a ella y han relatado lo que vieron. Yo he pensado que puede tratarse de una isla del pasado que ya no está y que por una de esas casualidades los marinos han llegado hasta ella a travíés de una puerta dimensional. Tambiíén he pensado que podí­a ser la famosa Atlántida, obviamente antes de que se hundiera.

Ron Hubbard: No es la Atlántida, porque esta isla era mucho más extensa, no tanto como un continente, pero era muy grande. Esta isla está mucho más cerca en cuanto antigí¼edad.

Interlocutor: ¿Pero existe en el presente?

Ron Hubbard: No, no existe en el presente.

Interlocutor: Ya me parecí­a, pero no estaba seguro.

Ron Hubbard: Sucede que como así­ los seres humanos tenemos meridianos y paralelos que cruzan nuestros centros energíéticos −chakras− llamados nadis, la Tierra tambiíén tiene nadis, y cuando esos nadis se juntan en un vórtice, ese vórtice vendrí­a a ser como una especie de agujero negro en miniatura, un mini agujero negro, donde pasan a otro tiempo.

Interlocutor: Es decir, en concreto, que la isla es real pero de otro tiempo, ¿pero de cuánto tiempo atrás?

Ron Hubbard: Estamos hablando de más de cinco mil años. Por eso dije que es más reciente que la Atlántida.

Interlocutor: Esta isla San Borondón obviamente desapareció. ¿A quíé se debió su desaparición?

Ron Hubbard: A factores volcánicos.

Interlocutor: ¿Como la isla Krakatoa, al este de Java? La recuerdo porque se hizo una pelí­cula sobre el volcán que la hundió.

Ron Hubbard: Sí­, lo mismo. Y ahora esta isla volvió a emerger.

Interlocutor: ¿Quíé tamaño tiene esta isla fantasma, para llamar de alguna manera a la isla San Borondón?

Ron Hubbard: Como isla era bastante extensa, pues alcanzaba unos 6 Km. de largo por 4 Km. de ancho.

Interlocutor: ¿Veinticuatro Km2? Bueno, entonces no era muy grande.

Ron Hubbard: Estamos hablando de 60 cuadras por cuarenta cuadras. No era tan pequeña.

Interlocutor: Bueno, pensándolo bien tiene razón. ¿Y quiíénes la habitaban?

Ron Hubbard: Habí­a una civilización que hablaba un idioma muy similar al castellano actual, porque esta isla quedaba cerca de España. Estaba próxima a la desembocadura del Mar Mediterráneo, a pocos Km. de la costa de España y de Portugal.

Interlocutor: Lo que me llamó la atención fue que quienes arribaron a la isla San Borondón encontraron pisadas que medí­an el doble de la de los seres humanos. ¿Eran gigantes los habitantes de la isla?

Ron Hubbard: No eran pisadas de seres humanos sino de extraterrestres.

Interlocutor: ¡Ah, era una isla habitada por extraterrestres!

Ron Hubbard: No, no era una isla habitadas por extraterrestres sino por una civilización terrestre, pero en determinado momento una expedición extraterrestre la tomó como base y a algunos indí­genas los abdujeron y a otros directamente los durmieron con una tíécnica de rayos y los trasladaron al continente, tanto a España como a Portugal.

Interlocutor: ¿Por casualidad en estos paí­ses hay descendientes de esa isla en estos paí­ses?

Ron Hubbard: ¡Por supuesto que sí­! ¿Cómo no los va a haber?

Interlocutor: ¿Cuál era el nombre que los nativos le daban a la isla?

Ron Hubbard: Ellos la llamaban "Jenje".

Interlocutor: ¿Y el nombre de los extraterrestres?

Ron Hubbard: Los doriac.

Interlocutor: ¿El planeta de procedencia tambiíén tiene el mismo normbe?

Ron Hubbard: Así­ es, pero la estrella del sistema se denomina Luminíé.

Interlocutor: ¿Está muy lejos de nosotros esta estrella?

Ron Hubbard: Alrededor de trescientos años luz, pero no figura en nuestras cartas astronómicas.

Interlocutor: ¿Quíé número tiene el planeta?

Ron Hubbard: El planeta serí­a Luminíé 4, pero el planeta reitero que se llama Doriac.

Interlocutor: Entiendo. Igual que nuestro planeta es Sol 3 pero se llama Tierra.

Ron Hubbard: Tal cual. Pero recuerda que no todos llaman a los planetas numerándolos de acuerdo a su alejamiento de su estrella. Nuestros astrónomos no lo hacen así­.

Interlocutor: Sí­, ya tení­a ese dato. Otra cosa que me intriga en este asunto es la historia de un irlandíés benedictino de Llancarva, que vivió hacia el siglo VI, y que fue un incansable viajero, geógrafo y astrónomo. Le leo lo que extraje de Internet: "Entre otras obras escribió Navigatio, una especie de relato fantástico de sus experiencias marinas. Muy posteriormente, ya bien entrada la Edad Media, se elaboraron sobre íél diversas leyendas, entre las que destaca el descubrimiento de una octava isla, en las Canarias, al Oeste de La Palma. La isla llevarí­a su nombre, San Barandán o San Borondón. Se tejieron diversas argumentaciones para sostener tres posturas: los que creí­an en la existencia de la Isla, los que la negaban y los que aceptaban que periódicamente podrí­a aparecer para desaparecer luego. Según parece un periódico de Tenerife dio cuenta de un avistamiento en 1967".

Bueno, este viajero relata que arribó a una especie de isla con otros marineros y que para su sorpresa comenzó a moverse y lo transportó precisamente hacia esa isla. í‰l la toma como el lomo de una ballena. Pero yo deduzco que se trataba de una nave espacial submarina. ¿Me equivoco?

Ron Hubbard: No, no te equivocas.

Interlocutor: ¿Era tan linda la isla como decí­an quienes estuvieron en ella?

Ron Hubbard: Era bastante, como dirí­an ahora, "paradisí­aca", muy similar en el clima a las Islas Canarias actuales.

Interlocutor: Entiendo. ¿En la isla habí­a mujeres y hombres y se apareaban?

Ron Hubbard: Sí­, por supuesto.

Interlocutor: ¿Cuántos era los habitantes de la isla? Me refiero a sin contar a los extraterrestres.

Ron Hubbard: Alrededor de dos mil.

Interlocutor: ¡Ah, eran poquitos!

Ron Hubbard: No, no eran poquitos. Para una isla de ese tamaño estaba bien.

Interlocutor: Entonces la historia termina cuando parte de los habitantes son abducidos y parte son trasladados.

Ron Hubbard: Así­ es. Alrededor de cuarenta o cincuenta fueron abducidos y el resto fueron llevados al continente despuíés de ser dormidos.

Interlocutor: ¿Hay algún enigma más sobre esta leyenda que haya que desentrañar?

Ron Hubbard: No, no lo hay ni lo habí­a antes tampoco. En realidad, los hechos son muy simples.

Interlocutor: Los hechos serán muy simples, Maestro, pero seguramente habrá quienes tomarán esta revelación como delirante, prefiriendo quedarse con la tonta leyenda de una isla fantasma que aparece y desaparece misteriosamente.

Ron Hubbard: Seguramente así­ será.



Bueno, hasta aquí­ llegan los diálogos con Hubbard respecto a este tema, que creo que está totalmente aclarado.

Bienvenido al Club. Un fuerte abrazo.

Horacio Velmont.