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Autor Tema: Las plagas de ratas en los arrozales agravan el hambre en Asia...  (Leído 304 veces)

OCIN

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Por...  Eric San Juan

Unos 570 millones de personas podrí­an alimentarse con los granos que las plagas de ratas se comen cada año en los arrozales de Asia, según un grupo de investigadores que trabaja en Filipinas para combatir esta lacra.
 Esta estimación del Instituto Internacional de Investigación del Arroz es incluso moderada, según Grant Singleton, experto en roedores del organismo, establecido hace 50 años cerca de Manila.
“Resulta difí­cil evaluar los daños porque en Malasia destruyen un 6 por ciento de las cosechas mientras que en Indonesia llegan al 17 por ciento, pero la experiencia nos dice que son siempre superiores a lo que pensamos”, explica a Efe el australiano.
 
Singleton y su equipo han descubierto que en los últimos años han empeorado las plagas, que tambiíén causan destrozos en los graneros.
La expansión de las ratas desde 2007 se ha debido tambiíén en gran parte a un fenómeno natural que ocurre aproximadamente cada medio siglo- la floración masiva del bambú, que proporciona una ingente cantidad de alimento a los roedores y acelera su reproducción.
 
“Algunas plagas de roedores ocurridas en India, Bangladesh o Birmania (Myanmar) desde ese año se deben a eso. En la provincia india de Mizoram, la anterior plaga causó una enorme hambruna que derribó al Gobierno en los años 50”, recuerda el cientí­fico.
 â€œEl mayor problema ocurre con los pequeños agricultores, que pueden perder toda su cosecha por culpa de los roedores en algunas regiones montañosas”, destaca.
 
Uno de los obstáculos a los que se enfrentan los cientí­ficos para reducir las plagas es su aceptación social por parte de la mayorí­a de campesinos, que las ven como una desgracia divina para la que no existe solución posible.
 
“Cambiar esa mentalidad es uno de nuestros mayores retos. En algunas partes de Filipinas, los agricultores confiesan que plantan dos filas de arroz para las ratas, una para los pájaros y siete para sus familias”, dice.
 Las catástrofes naturales tambiíén contribuyen a la expansión de los roedores, ya que muchos campesinos mueren o se ven obligados a abandonar temporalmente su explotación, dejando ví­a libre y abundante alimento para las ratas, que multiplican rápidamente su colonia.
 
“Esto vimos en Birmania con el ciclón Nargis en 2008. Por falta de mano de obra y recursos los campos fueron abandonados durante meses. A los 15 meses pusieron en marcha un sistema de recompensa por rata capturada y se llegaron a contar 6 millones en dos pequeñas ciudades”, relata el experto.
 El Instituto de Investigación del Arroz ha puesto en marcha un programa en Vietnam e Indonesia para reducir la población de ratas con míétodos ecológicos, limitando el uso de pesticidas, que perjudican el medio ambiente y tambiíén envenenan a los depredadores.
 
Dicho míétodo -con el que han logrado reducir a la mitad el uso de pesticidas- incide sobre todo en el trabajo comunitario de todos los agricultores de una zona, tanto en la colocación de trampas como en la plantación del arroz.
 
“Les pedimos que no siembren con más de dos semanas de diferencia, para así­ evitar que los roedores dispongan de alimento durante un largo tiempo”, recalca Singleton.
 
Estas acciones comunitarias incluyen la caza de ratas coordinada los 30 primeros dí­as despuíés de la siembra para no dar tiempo a que los animales crí­en, ya que el periodo de gestación de las ratas es de 21 dí­as y se aparean al dí­a siguiente del alumbramiento.
 
“Las pruebas que hemos hecho en Vietnam e Indonesia con más de 150,000 agricultores en total son satisfactorias. Controlamos la población reduciendo un 50 por ciento el uso de venenos”, indica Singleton.
 Pese al íéxito de este programa, el cientí­fico advierte de que sólo un 10 por ciento de las especies de ratas causan daños significativos a las cosechas mientras que otras, como las que se alimentan de insectos dañinos, benefician a las plantaciones.
 â€œDado el impacto económico de las ratas en Asia, deberí­an enseñar en la escuela cómo distinguir especies buenas y malas y cómo luchar contra las plagas”, apuesta.



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