Una reestructuración de la deuda griega supondría o bien que Atenas devolviera el dinero prestado más tarde o bien que los acreedores sólo recibieran un porcentaje de lo que aportaron. La salida de los helenos del euro tambiíén supondría píérdidas para sus prestamistas. La banca alemana y francesa sería la más perjudicada de Europa en estos escenarios que ni París ni Berlín desean.
Alemania y Francia ya planean un nuevo rescate que supondría prestar más dinero a Grecia para evitar de este modo la reestructuración de su deuda, según publica El Mundo este domingo.
El primer rescate, del que se ha cumplido un año, ha fracasado en su objetivo de salvar de la quiebra al Estado heleno.
A cambio, volverían a exigir al Ejecutivo de Papandríéu una mayor esfuerzo en los ajustes puestos en marcha y otra disminución del gasto.
Reticencias externar e internas
No les resultará, sin embargo, sencillo convencer a sus eurosocios de que suelten más efectivo. El ministro de Finanzas británico, George Osborne, ya ha dicho no querer participar en un nuevo rescate.
Tambiíén tendrán que convencer, sobre todo Alemania, a sus nacionales de la conveniencia de esta segunda inyección de 'cash'. Sus socios de gobierno no parecen estar por la labor, mientras que distintos expertos en economía -como el presidente del instituto Ifo- ya han alzado su voz para abogar por la salida de los helenos de la Eurozona como solución a la crisis que atraviesa el país.
La banca, en peligro
Según el diario de Unidad Editorial, la banca alemana tiene expuestos a la deuda griega 18.200 millones de euros, mientras que la francesa tiene concedidos al país príéstamos por valor de 63.800 millones, cantidad que incluye críéditos a empresas griegas y bancos, así como inversión en deuda pública.
Sólo las entidades griegas saldrían peor paradas de una hipotíética reestructuración o quiebra del país.
Las españolas, por ejemplo, sólo tienen 1.041 millones en activos helenos, de los que 416 millones están en deuda pública.
Goldman Sachs estima que una temida quita en caso de reestructuración de la deuda de Atenas podría oscilar entre el 20% y el 60% del valor.
A los griegos abandonar el euro les permitiría manejar los tipos de interíés a su antojo y devaluar su moneda, ganando así en competitividad y productividad, si bien tambiíén supondría que serían mucho más pobres de cara a importar o viajar al exterior y tendrían que considerar la advertencia alemana sobre que se dispararía su deuda nacional un 200%.
Grecia debe 327.490 millones de euros en la actualidad -según El Mundo-, el 44% de los cuales debería devolver en los próximos cuatro años.