Dogi empieza a levantar cabeza. La textil, que dejó atrás el concurso de acreedores en septiembre, tiene diversas opciones sobre la mesa para garantizar su continuidad a largo plazo.
El director general de la compañía, Ignasi Mestre, explicó a elEconomista que entre estas posibilidades se encuentra la de ofrecer a los bancos acreedores que capitalicen su deuda. Aunque todavía no está madurada esta propuesta, cree que es una opción interesante para los bancos, que si optan por esta vía podrán valorar en un futuro si les interesa permanecer en la compañía o vender sus acciones. Dogi suspendió pagos en mayo de 2009 con un pasivo de 42 millones, de los que 28 millones eran con la banca.
El principal banco acreedor de Dogi es Deutsche Bank. Otros son BBVA y el Instituto Catalán de Finanzas. La empresa, además, se encuentra negociando con esta entidad, dependiente de la Generalitat, una nueva aportación de recursos. La compañía recibió 8,5 millones de euros de un total de 10 millones comprometidos.
Esta partida fue destinada a la puesta en marcha de unas nuevas instalaciones en El Masnou (Barcelona) en 2009. Ahora, una vez que Dogi está experimentando una mejora en su actividad, los contactos se han retomado para que lleguen los fondos.
A largo plazo, el plan de viabilidad de la compañía ve factible que pueda entrar un nuevo accionista de referencia, apuntó Mestre.
Dogi llevó a cabo un proceso para sanear sus cuentas en 2010 que le supuso desprenderse de su negocio en Tailandia y Sri Lanka y apostar por crecer en Estados Unidos, España y China. El director general de Dogi puntualizó que la actividad en el país asiático no es "producción a bajo coste", sino de productos de valor añadido.
Además, apunta que aunque el mercado en España no crece, Dogi se está recuperando del efecto negativo que supuso el concurso y las dudas que generó a sus clientes. Dogi no ve necesidad de recurrir a nuevas desinversiones. "Para estar en bolsa se requiere un cierto nivel de tamaño y activos", indicó.
La acción, en suspenso
La cotización de Dogi está suspendida desde mayo de 2009, despuíés de que el fabricante de tejidos elásticos se declarase insolvente. Mestre cree que si la CNMV no se ha pronunciado a favor de su vuelta al parquíé es porque "quiere estar muy segura de su continuidad".
La compañía ya está percibiendo una mejora de la actividad, que será "más evidente durante el segundo semestre" y que le permitirá alcanzar un EBITDA positivo. En 2010, el EBITDAfue de 400.000 euros y la previsión para este ejercicio es de siete millones.