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Autor Tema: ¿Vivimos en una simulación hecha por computadora?  (Leído 1435 veces)

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¿Vivimos en una simulación hecha por computadora?
« en: Mayo 18, 2011, 05:37:30 pm »
http://pijamasurf.com/2011/05/%C2%BFvivimos-en-una-simulacion-hecha-por-computadora-las-matematicas-detras-de-la-matrix/

¿Vivimos en una simulación hecha por computadora? (las matemáticas detrás de la Matrix)
Nick Bostrom de la Universidad de Oxford expone las bases cientí­ficas para la creación de una experiencia humana totalmente simulada y explora las posibilidades de que vivamos dentro de una simulación computarizada generada por seres del futuro



Una simulación computarizada suficientemente poderosa serí­a indistinguible de la realidad para nuestro cerebro. En un  universo tan vasto como el nuestro, es muy probable que llegue a existir un poder computacional capaz de realizar dicha simulación. Así­ que en teorí­a es plausible que habitemos en una simulación sin poder saberlo (salvo por míétodos no ordinarios de conocimiento).

La historia de Siddartha narra que antes de la iluminación este joven brahmán –que lo mismo experimentó el ascetismo como participó en íépicas farras (sexo, drogas y gnosis)- descubrió que la realidad que percibimos es una ilusión (samsara o maia) y a partir de esto, sine qua non, pudo alcanzar un estado de conciencia elevada.  Es muy probable que si los viejos textos de la India tuvieran conceptos como simulacro, computación, animación, holograma, esta ilusión habrí­a sido descrita en estos tíérminos. No es casualidad que la diosa Maia, la diosa de la ilusión en la India se haya transformado en nuestro actual concepto de la Matrix (un trazo estimológico de ciencia ficción que convierte la ilusión de la materia en el sueño de la mente). Quizás no sea insignificante que en Grecia, Maia, ascendida a las Plíéyades, es la madre, de Hermes, el hacker por antonomasia,  el Neo histórico, que en su cuerpo esotíérico deja las llaves para escapar de la Matrix.

Pero más allá de la especulación mí­tico religiosa esta simulación computarizada intuida por el misticismo encuentra actualmente su soporte teórico en las matemáticas y en la filosofí­a de la ciencia.

Nick Bostrom, director del Instituto para el Futuro de la Humanidad de la Universidad de Oxford en su trabajo seminal “Are you living in a computer simulation?” explora  de manera fascinante la posibilidad de que vivamos en una simulación computarizada.

La tesis de Bostrom básicamente plantea que si en el futuro, como plantean muchos cientí­ficos y fuuristas, es posible que existan grandes cantidades de poder computacional es probable que estas generaciones futuras  realicen simulaciones detalladas de sus ancestros en sus supercomputadoras. Simulaciones realizadas con estas supercomputadoras permitirí­an personas simuladas conscientes –ya que serí­an suficientemente finas y contarí­an con conocimientos avanzados del funcionamiento de la mente para simularla-. El poder computacional de estas generaciones futuras les permitirí­a realizar miles y miles de simulaciones por lo cual se podrí­a suponer que la vasta mayorí­a de las mentes no pertenecen a la raza original sino a la de la “raza” simulada.

Bostrom fundamenta su teorí­a en la idea de la “independencia de substrato”, que  sostiene que los estados mentales pueden producirse en una amplia clase de substratos fí­sicos.  “Si un sistema implementa las estructuras y procesos computacionales correctos puede ser asociado con experiencias conscientes. No es una propiedad esencial de la consciencia ser implementada en una red bioneuronal basada en el carbón dentro de un cráneo: en un principio procesadores basados en el silicio dentro de una computadora podrí­an hacer el truco”.

Para reproducir experiencias subjetivas solo se necesitarí­a replicar los procesos computacionales estructurales del cerebro humano al nivel de sinapsis individuales. Computadoras cuánticas, computadoras de materia nuclear o de plasma, podrí­an en teorí­a replicar estructuralmente estos procesos cerebales a microescala.

Una maduración tecnológica harí­a posible convertir planetas enteros en poderosas supercomputadoras. Una civilización posthumana con estas capacidades podrí­a descubrir nuevos fenómenos naturales y trascender los paradigmas actuales de la fí­sica.

Actualmente se calcula que el poder computacional del cerebro humano es de f ~10^16-10^17 operaciones por segundo. Simular el medio ambiente además de  la mente, requerirí­a poder comptacional adicional. Aunque simular el universo entero a un nivel cuántico es prácticamente imposible según nuestros conocimientos actuales, realizar un simulación realista de la experiencia humana no serí­an implausible para una civilización posthumana. Especialemente si se toma en cuenta que esta simulación solo requerirí­a generar un ambiente en el que los humanos simulados no noten irregularidades en su diseño. La estructura microscópica dentro de la Tierra podrí­a ser omitida. Objetos astronómicos distantes podrí­an ser representaciones altamente comprimidads: la verosimilitud se extenderí­a a la angosta banda de las propiedades que podemos observar desde nuestro planeta o desde una nave dentro de nuestro sistema solar y a nuestra limitada capacidad de percepción sensorial. Algunos objetos o ambientes podrí­an ser simulados  ad hoc para ahorrar poder computacional, de la misma forma que dentro de los videojuegos modernos a veces el usuario se mueve más rápido de lo que la tarjeta de video tarda en renderear el escenario.  Esto podrí­a explicar fenómenos engañosos dentro de la fí­sica cuántica como por quíé las partí­culas tienen una posición indeterminada hasta que son observadas e incluso las percepciones mí­sticas y psicodíélicas (que en lenguaje de programación podrí­amos llamar glitches o loops) en las que se entreve la naturaleza de simulación o el código mismo con el que se ha realizado el simulacro. (Curiosamente el detector GEO600 del Fermi Lab buscando ondas gravitacionales se encontró con un punto donde el tiempo espacio deja de comportarse como un continuum suave y fluí­do y se disuelve en un granos, o en otras palabras se pixelea. Esto ha llevado a algunos fí­sicos a formular la teorí­a de que el universo en el que vivimos es una holograma, y lo que experimentamos en 3D es la proyección de algo que está sucediendo en una lejana superficie bidimensional).

Por otra parte un simulador posthumano tendrí­a suficiente poder computacional para rastrear a detalle las creencias y los estados mentales de todos los cerebros humanos en todos los momentos. De esta forma podrí­a saber cuando un humano está por hacer una observación del  mundo microscópico o de algún aspecto de la simulación que no es simulado permanentemente y llenarlo con suficiente detalle en el momento de la observación según sea necesario. Si algún error ocurriera, el director de la simulación podrí­a editar los estados cerebrales antes de que se den cuenta de la anomalí­a y echen a perder la simulación. Aunque la misma simulación podrí­a tener en su programa permitir según ciertos algoritmos condicionales a algunos humanos observar la naturaleza del mundo en el que viven. Inlcuso es posible que los mismos simuladores –a la manera de Avatar- participen en ocasiones veladamente dentro de la simulación para impedir que los humanos simulados descubran el simulacro o quizás para dirigir el orden de las cosas hacia un estado deseado.

Bostrom calcula que ~10^33 – 10^36 operaciones por segundo serí­an suficientes para simular la historia entera de la humanidad, aunque para un estimado más preciso es necesario obtener una mayor experiencia en los mundos de realidad virtual.  Una computadora con la masa de un planeta puede realizar 10^42 operaciones por segundo y eso asumiendo que se contara apenas con los diseños nanotecnológicos ya conocidos.  Un sola computadora pordí­a simular toda la historia mental de la humanidad usando sólo una millonesima parte de su poder computacional. Una civilización posthumana podrí­a construir grandes cantidades de estas computadoras planetarias, por lo cual podrí­an estar corriendo numerosas simulaciones a la par.

Adicionalmente a las simulaciones de ancestros, se podrí­an estar realizando simulaciones más selectivas que incluyen grupos pequeños  de humanos o incluso un solo individuo (de forma similar al experimento realizado en el libro “A Maze of Death” de Phillip K. Dick). El resto de la humanidad estarí­a compuesto por zombies holográficos –simulados a un nivel suficiente para que las personas totalmente simuladas no descubran que hay algo sospechoso. Estas mentes parcialemente simuladas estarí­an programadas exactamente con la misma información que los humanos completamente simulados para responder a la visión del mundo y a las experiencias de“los personajes principales”, creando la más aterradora pesadilla ontológica solipsista.

“Si estamos viviendo en una simulación, entonces el cosmos que estamos observando es apenas un pedazo pequeño de la totalidad de la existencia fí­sica. La fí­sica en el universo donde la computadora está situada puede o no corresponder a la fí­sica de la simulación que genera esta computadora. Aunque el mundo que vemos es en cierta forma “real”, no está localizado en el nivel fundamental de la realidad”, dice Bostrom.

Aún más espectralmente cuativador, una civilización posthumana podrí­a generar sus simulaciones con computadoras construidas en mundos simulados. Estas máquinas virtuales podrí­an a su vez simular otra máquina virtual y así­ sucesivamente con numerosas iteraciones (fractales digitales del diseño holográfico).  Si esto es así­ podrí­amos sospechar tambiíén que los seres que operan nuestra simulación  son tambiíén simulaciones y sus creadores tambiíén simulaciones así­ cuasi ad infinitum (el laberinto de la máquinas autorreplicantes y de la realidad fantasmagórica).(Por si esto fuera poco programas de inteliegencia militar en Estados Unidos han desarrollado tentativamente el plan de crear una simulación dentro de la simulación VER LOS PLANES PARA LA MATRIX DE LA VIDA REAL).

« Última modificación: Mayo 20, 2011, 06:36:35 pm por Scientia »



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Re: ¿Vivimos en una simulación hecha por computadora?
« Respuesta #1 en: Mayo 20, 2011, 06:35:10 pm »

Los posthumanos operando una simulación serí­an como dioses en relación a las personas habitando la simulación “los posthumanos crearon el mundo que vemos; tienen inteligencia superior; son omnipotentes en el sentido en el que pueden interferir en el proceder de nuestro mundo incluso en formas que violan nuestras leyes fí­sicas; y son omniscientes en el sentido en el que pueden monitorear todo lo que sucede”. Lo simuladores podrí­an ser no sólo los dioses de nuestra historia mental pasada, sino los extraterrestres de nuestro futuro. Los arcones de la filosofí­a gnóstica, reguladores planetarios que controlan el destino de un mundo el cual han imbuido con su personalidad. Los reptileanos de la cosmogoní­a new age, los guardianes de la Matrix. Es más los dioses podrí­an ser computadoras, sistemas de información como la supercomputadora cósmica del futuro de Phillip K. Dick, VALIS, la cual proyecta una realidad holográfica que nos hace pensar que la historia sigue su curso cuando en realidad el mundo llegó a su fin.

En un mundo simulado tendrí­amos que considerar que nuestras acciones podrí­an ser recompensadas o castigadas, quizás bajo el criterio moral de los simuladores, el cual puede estar embebido en el código de la simulación de manera ubicua y uniforme. Nuestras acciones podrí­an determinar lo que nos suecede dentro de la narrativa de la simulación, no necesariamante por una decision arbitraria de un dios del la simulación, sino por el mismo algoritmo de la simulación, una especie de coefciente matemático kármico que toma en cuenta toda la computación del universo-simulacro de forma no-local, algo similar al concepto de los registros akashicos, y recrea permanentemente ese universo-simulacro conforme a  la interacción de nuestras acciones con el código del simulacro. De esta forma todo lo que hacemos estarí­a indisociablemente ligado con toda la simulación: el universo entero responderí­a reprogramándose para continuar con alta fidelidad nuestra narrativa dentro del simulacro, lo que explicarí­a la sensación de interconexión total, las sincronocidades y demás descripciones de la mí­stica ancestral y de la fí­sica cuántica actual. En este sentido es posible concebir una vida despuíés de la muerte en el simulacro: el despertar de la conciencia búdica o la iluminación podrí­a ser una operación matemática. El punto en el que la simulación calcula que el ser simulado ha logrado realizar cierta cantidad  de operaciones, lo cual puede traducirse en un coeficiente o puntaje ligado a su capacidad de generar por sí­ mismo otras simulaciones (es decir un modo de la simulación de autorreproducirse hasta el infinito). “No puedo entender lo que no puedo crear”, decí­a el brillante fí­sico Richard Feynman. En este sentido entender que se vive en una simulación y crear una simulación son parte del mismo proceso, cuya analogí­a más clara probablemente sean lo sueños lúcidos: cuando una persona descubre que está soñando, en ese mismo momento se da cuenta que puede crear lo que le sucede dentro de ese sueño.

The Simulation Argument

Dark energy from our future hologram computer