Por Carlos Montero
En las últimas semanas varios temas han acaparado la atención de los mercados financieros. La ya familiar crisis de deuda en la periferia europea, especialmente en Grecia, la fase final de la temporada de resultados del primer trimestre en EE.UU. y Europa, y la fuerte caída del mercado de materias primas. Respecto al primer asunto ya conocen mi idea, desde hace mucho tiempo defendida, que la reestructuración de deuda en Grecia, ya sea suave o completa, es inevitable. El efecto de esta reestructuración sobre el sector bancario europeo y el potencial contagio a Irlanda o Portugal dependerá de la magnitud y forma de esta reestructuración. Pero de esto hablaremos otro día.
Los dos otros focos de atención están estrechamente relacionados. Los resultados del primer trimestre han sido buenos en tíérminos generales, mejores en EE.UU. que en Europa, pero hay alguna señal que merece una atención especial. El ratio sorpresas positivas/negativas ha sido el más bajo en varios trimestres. Por otro lado, las previsiones para los próximos trimestres sugieren una ralentización del crecimiento, que sin ser preocupante, muestra una reducción de márgenes operativos desde sus máximos históricos.
Y es en este punto donde el comportamiento de las materias primas se revela como factor clave. A pesar de las fuertes caídas de los precios de los productos básicos de las últimas semanas, todo parece indicar, o al menos esa es mi previsión, que el recorte es coyuntural, y que nos encontramos en plena tendencia alcista de ciclo.
Algunos analistas son aún más pesimistas y creen que las materias primas se encuentran en la fase inicial de un movimiento alcista que podría durar díécadas. Este el caso de Zachary Karabell, y así es como lo argumenta.
El hecho real a día de hoy es que la inflación es casi enteramente producida por el alza de los costes de las materias primas, lo que por ahora, está siendo soportado por las compañías no por los individuos. Muchos economistas asumen que estos costes se trasladarán a los consumidores en la forma de subida de los precios de venta al público, pero eso no está sucediendo. Aunque empresas como Starbucks, McDonald’s y los productores de bienes de lujo han anunciado recientemente modestas subidas den los precios, la gran mayoría de las compañías no tienen ese poder de fijación de precios. Y por otro lado, con las principales economías desarrolladas sufriendo un estancamiento salarial, no es factible subidas de precios en los productos finales, al menos de relevancia.
Los mercados emergentes están ávidos de bienes, de productos alimenticios, de coches, de instrumentos electrónicos, casas, y ropa. Y los gobiernos de Sao Paulo, Beijing, y Nueva Delhi, están autorizando grandes gastos en infraestructuras. El caso chino es bien conocido, pero Brasil e India tienen significativas necesidades que están ahora empezando a conocerse.
Acabo de volver de una conferencia con algunos de los principales gestores de patrimonio mundiales, y un tema está claro. Ha habido una masiva inversión deficitaria en la cadena de suministro global de metales industriales y materias primas. No es tanto el caso en el petróleo y en el gas natural, como en el cobre, el hierro, el paladio, el titanio, el zinc, el rodio, y otros metales esenciales para la industria, y que son solicitados por millones de personas, y que serán requeridos por muchos más. Simplemente hay una enorme diferencia entre la oferta y la demanda de estos productos, que no podrá ser cubierta en las próximas díécadas, ni por medio de la tecnología ni por políticas de gasto.
Eso significa que nos encontramos en un periodo de inflación en las materias primas, incluyendo el petróleo y desde luego, los productos alimenticios. Esto será un gran reto para un gran número de compañías, cuya única opción de mantener sus beneficios será una combinación de tecnología, modelos de negocios más eficientes, y control de los costes laborales.
A menos que China implosione, o Brasil pare de crecer, o cientos de millones de indios e indonesios dejen de creer que tienen el mismo derecho de acceder al estilo de vida de la clase media occidental, nos encontramos en las fases iniciales de un proceso de subidas de precios en las materias primas que no hemos visto anteriormente. Y no estamos ni remotamente preparados para el mundo en el que nos estamos adentrando.
Foro de bolsa, un saludo.